Opinión

Celebrar abril

En abril murieron Shakespeare y Cervantes. El día 23 los celebramos, a ellos, al libro y al amor, porque regalar un libro es una forma de amar

Abril es el mes más cruel en aquel verso de T.S. Eliot de aquel poema largo, La tierra baldía, que nadie ha leído entero y que todo el mundo cita porque es hermoso en su sencillez y siempre queda bonito recordar a un poeta inglés en medio de una frase o de un atardecer.

No sé qué le habrá pasado al bueno de Eliot en abril, aunque me inclino a pensar que lo escogió únicamente por una cuestión musical, al fin y al cabo, lleva la melodía en su nombre y la primavera en su apellido. Será por eso que me gusta abril, porque es un mes donde estallan las cosas.

En abril se fundó Roma, se proclamó una República, se acabó una guerra, se hundió el Titanic, nació Leonardo da Vinci. En abril me enamoré, que es algo que no le importa a nadie, pero en una vida los únicos hechos relevantes son los que afectan al corazón de cada uno, por eso leemos a otros buscándonos a nosotros, o escuchamos canciones que, hablen de lo que hablen, cuentan nuestra historia.

He visto muchas veces en Cronopios, una librería que nació en abril, hasta qué punto las palabras de otro han provocado tal emoción en alguien que de alguna manera siente una unión con esa persona que ha puesto en palabras su sentimiento. Van buscando su firma, pero en realidad no les interesa tanto el garabato como la posibilidad de agradecerle al otro haber llegado a ese sitio donde creía estar solo.

A veces, solo a veces, leyendo nos sentimos tocados, seducidos, desnudos. No siempre pasa, pero seguimos buscando, pasando páginas de la misma manera que yo beso a hombres en los bares esperando que se repita la sensación de aquel beso de abril o de aquella vez que sentí que aquel autor estaba escribiendo solo para mí. Mientras tanto, disfrutamos de los libros, de las historias que los contienen, de los engarces de las palabras, de las metáforas y de los viajes que conllevan, muy lejos o muy adentro.

Quien lo probó lo sabe, por eso me imagino que para ser lector hay que enamorarse, al menos una vez, sentir esa herida leve de la literatura. Alguna vez he sentido la compasión en la mirada de alguien cuando le he dicho que soy librera. El que nunca compra un libro cree que nadie lo hace, como me pasa a mí con T.S. Eliot.

En abril murieron Shakespeare y Cervantes. El día 23 los celebramos, a ellos, al libro y al amor, porque regalar un libro es una forma de amar.

Quién sabe, tal vez alguien me regale La tierra baldía.

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