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Cuando Charles De Gaulle visitó Pontevedra

El verano de 1970 el presidente francés Charles de Gaulle visitó la ciudad de Pontevedra con su esposa e hijo. Se hospedó en Cambados y se consideró la mejor promoción publicitaria que se hubiera hecho para esta comarca en toda su historia

El estadista galo visitó Galicia en una gira que le llevó a Pontevedra tan solo unos meses después de dejar el cargo y poco antes de fallecer. Conocido porque durante la invasión de su país en la Segunda Guerra Mundial lideró la resistencia contra los alemanes desde Londres y proclamó "Francia soy yo". Presidente de su país de 1958 a 1969, fecha en que le sucedió Georges Pompidou. Fundador de la V República, su mandato fue calificado como una dictadura tolerada por sus propios detractores; pese a esta circunstancia, está considerado por los franceses como el personaje más importante del s. XX de Francia.

De Gaulle recibe el saludo de los habitantes de Cambados. DPCharles André Joseph Marie de Gaulle nació en Lille (norte de Francia) el 22 de noviembre de 1890 y fue militar, profesor, político y escritor. Era un hombre de casi dos metros (1,96m), corpulento y de presencia solemne, cosa que no se podía decir de otros líderes de la época; por ejemplo, Hitler medía 1,75 m y Franco 1,63 m. Editó su primer libro en 1906, Une mauvaise recontre, a la edad de 15 años, y nos dejó como legado escrito innumerables obras. Se casó con Yvonne Vendroux en 1921 y tuvieron tres hijos.

La prensa de todo el mundo se hizo eco de su visita privada a territorio español acompañado por su mujer e hijo; cumplía así un deseo expresado a un grupo de periodistas unos años antes. La falta de precisión en el horario del recorrido mantuvieron en vilo a la prensa: «Todo eran especulaciones, todo suposiciones sin confirmación posible», explicaba el corresponsal en Cambados de El Pueblo gallego Losada Dopazo. La expectación era tal que operarios del Ayuntamiento repasaban a contrarreloj la pintura de las señales y los bordillos de las aceras por las lugares que pasaría tan ilustre séquito.

Charles De Gaulle llegó a Cambados el 5 de junio de 1970 procedente de Santiago, después de ver en acción al «rey de los incensarios» (botafumeiro) según la traducción de Jacinto de Salas y Quiroga de un poema del famoso escritor francés Víctor Hugoque decía: "Tiene un santo Compostela,/y el rey de los incensarios/que de nave á nave vuela", y de abrazar al Apóstol en el interior de la Catedral de Santiago.

Llegó a Cambados en "un automóvil tipo "Tiburón", matrícula 1401-VP-75, de color negro», y los "periodistas y operadores de televisión invaden la villa marinera". Se hospedó en la joya de Cambados, el Parador Nacional del Albariño, y se especulaba con el traslado de una cama especial de dos metros y treinta centímetros que habría viajado desde Francia, cuestión que el administrador del Parador ni confirmaba ni desmentía: "Desde luego aquí no llegó ninguna cama especial", explicaba a la prensa. El Parador de Cambados en aquella época constaba en la planta baja de un salón austero, un pequeño bar que atendían dos chicas vestidas para la ocasión con el traje regional gallego y en la primera planta había ocho habitaciones dobles cuyas camas medían dos metros y diez centímetros. Paseaban, en una tensa espera en el Parador, equipos de la televisión francesa RTF y Europe I, enviados especiales de París Macht, de France Press o del Daily Mirror. Cuando el coche de De Gaulle llegó al Parador de Cambados, pasadas las siete de la tarde, decenas de personas se agolpaban en la calle para darle la bienvenida. Bajó del coche y fueron recibidos por el Alcalde del momento que era Joaquín Fole, el administrador del Parador y tres niñas vestidas con el traje regional. El general saludó al respetable e hizo lo suyo su mujer Yvonne, que vestía un "sencillo abrigo gris y cubría su pelo blanquecino con un sombrero de color azul".

paradorEntró en el parador y subió directamente a la habitación número uno sin detenerse en la planta baja. Lo único que le dijo al personal fue un escueto: "De cenar a las ocho y media", para ello les acompañaba un cocinero madrileño especializado en platos franceses.

La orden era que los reporteros gráficos no pudieran acercarse al general, debido a unos incidentes en Santillana del Mar, a menos de 200 metros, así lo comentaba un teniente coronel de la Guardia Civil de Pontevedra. Dos policías municipales se encargaron de hacer guardia en la puerta de la hospedería durante la noche.

Al día siguiente, según el mecánico de su coche, se levantó a las cinco y media de la madrugada y accedió a la habitación contigua, que usaba a modo de despacho para seguir escribiendo sus memorias hasta las ocho de la mañana, hora en que volvió a la cama. Comentó también a su mecánico que Cambados era un pueblo muy bonito y que sus gentes eran muy amables y cordiales.

Ese día visitó la isla de A Toxa, O Grove, Sanxenxo, Combarro, Pontevedra y Marín. Durante el trayecto los coches de los reporteros españoles se perdieron por los laberintos de Ribadumia y los franceses, creyendo que daría una vuelta en motora, se encontraban en medio de la Ría esperando la aparición del general. Lo de la visita a estas localidades es un decir ya que en todo este trayecto sólo se bajó del coche unos minutos en la playa de Lapamán, para admirar la costa de la Ría de Pontevedra.

lapamán​Al día siguiente, a las ocho y media de la mañana, después de asistir a una misa en francés en la capilla del Parador, le obsequiaron con una caricatura en hierro forjado de un artista pontevedrés, un paseo en barco por la Ría de Arousa (que nunca hizo), dos cestas de mimbre, seis botellas de albariño y un pergamino en el que constaba el nombramiento de "Caballero del Capítulo Serenísimo del Albariño"; con todos estos regalos los franceses continuaron su viaje por España.

A su regreso a Francia el general envió una carta al presidente de la Alianza Francesa de Santiago, don Juan Gil Armada, Marqués de Figueroa,calificó de muy grata la estancia en Cambados y agradeció la caja de vino Albariño, cuyas primeras cepas se trajeron a Galicia en el s. XII desde la Abadía de Cluny, que calificó de exquisito.

Ese año visitaron España 23 millones de turistas y nuestro país iba tan sólo por detrás de Italia en el ranking; a ello habían contribuido las visitas a nuestro país de el Aga Khan, los reyes de Bélgica, los príncipes de Mónaco y el propio De Gaulle.

Charles De Gaulle falleció cinco meses después de su visita a Pontevedra, el 9 de noviembre de 1970, a unos días de cumplir ochenta años: "Todas las campanas de Francia subrayaron el momento de la inhumación del cadáver", destacaba El Pueblo gallego.

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