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El Circo-Teatro y de variedades

►Hace más de cien años, cuando no existía ni la televisión ni la radio, los pontevedreses se divertían en lugares como el Teatro de la Plaza del Teucro, el Teatro Gignol, el Petit Palais o el Circo-Teatro.

Los pontevedreses siempre fuimos muy animados para los espectáculos y por eso la vida escénica y musical en pontevedra siempre estuvo muy concurrida. Como la ciudad no tenía 'casas de comedias', las representaciones teatrales se realizaban en diferentes plazas, en estructuras provisionales, comienzan sobre el s.XVI y se sabe de la construcción de un tablado muy antiguo en la Herrería. Por este motivo, en 1848, se habilita un Teatro en la Plaza del Teucro, pequeño e incómodo, hasta la apertura del Teatro-Liceo en 1878. Además de cafés de variedades, a principios de mil novecientos convivían y rivalizaban en la ciudad el teatro del Liceo, el Circo-teatro, el teatro Gignol, el Café de La perla o el Petit Palais.

El teatro de la plaza del teucro fue el primer local cerrado de la ciudad, y se habilitó en lo que hoy es el Colegio de San José, en la plaza del mismo nombre. el teatro se abre a instancias de José María Santos en un local de Francisco Antonio Riestra Vallaure (padre del marqués de riestra). Se inaugura en 1848 con seis palcos y varias filas de butacas pintadas de azul, en un espacio iluminado por lámparas de petróleo y velas.

La construcción del Circo-Teatro se inicia el 20 de febrero de 1900, promovida por Moisés González Besada (abogado y periodista hermano de Augusto), Albino Patiño (padre de Chichana y bisabuelo del actual marqués de patiño), Ramón Dios y Andrés Landín. La adjudicación fue polémica porque el plazo de explotación era de 25 años y sólo pagaban 25 pesetas anuales al Concello; además "Los planos del Circo-teatro fueron aprobados y la construcción se concluyó en apenas tres meses".

El Circo-teatro se edificó frente a la Casa Consistorial, en la plaza de Vincenti, al lado de Villa Pilar (que se terminaría en 1905) y del Instituto. La estética del teatro era llamativa porque no iba más allá de una fachada circular de tablones de madera de pino sobre unos cimientos de piedra con "una lona por tejado". La construcción fue objeto de muchas críticas porque se consideraba que afeaba la plaza.

El nuevo espacio se inauguró, con un aforo cercano a las mil personas, el 25 de julio de 1900 con la Compañía Internacional Ecuestre y Acrobática de Luigi Cardinale, "en la que destacaban la malabarista Mlle Violeta y el equilibrista portugués Sr. Barbosa". También contaron con la actuación de "Mr. Giovanino, haciendo de reptil humano y sobre todo en el trabajo ecuestre realizado sobre un caballo a pelo, obtuvo delirantes aplausos, haciéndole el público salir repetidas veces a la pista para demostrarle su entusiasmo". En general, se trataba de variedades que se dividían en género serio, cómico y cómico excéntrico. Además, las obras de teatro llegaban de Madrid y no había una oferta de temática gallega ni en gallego.

El Circo-teatro surgió como alternativa al teatro del Liceo, que era más elitista, y lo fue durante unos años. el precio de la entrada era de 50 céntimos, pero si la obra ya era conocida se podía ver al módico precio de 30 céntimos, por lo que atraía a mucho público más popular como a obreros, artesanos y campesinos. Por allí desfilaron "ventrílocuos, tiros con rifle llevados a cabo por la bella Geraldine, transformistas, espectáculos de autómatas, bandas populares, boxeo, violinistas, etc". Formaban parte del cartel los 'clowns' Pujol y Augusto; los conocidísimos hermanos Zelis, duo de violín y clarinete, de los que se destacaban "las maravillas que ejecutan en los más raros instrumentos", por raros instrumentos se entendía que también tocaban en ladrillos y campanillas de hierro de las que sabían sacar partido musical, o tocar un pasodoble con tazas o cencerros; "la hermosa serpentina" Marguerite Noudina y su danza del fuego; "el samson del siglo XX" Mr. Elisabeth, un forzudo que sujetaba con "sus hercúleos brazos" a dos caballos que tiraban en direcciones opuestas. También programaban óperas, operetas, zarzuelas, veladas musicales y sesiones de cine. A las funciones se acercaban muchos vecinos de pueblos cercanos y los horarios de tren se hacían coincidir con las sesiones. Don Primitivo Vidal, muy querido en la ciudad, era el encargado de presentar las primeras sesiones de cinematógrafo "a 15 céntimos la entrada de silla".

Musical y de variedades también era La compañía del Teatro Guignol, en el Café de la Perla situado en la calle de A Oliva y después en la Peregrina, en horario de nueve, diez y once de la noche con funciones durante la semana y los fines de semana. por allí pasó el forzudo que levantaba 300 kg "el insigne e invencible Hércules Fongleaur, Mr. Rubins, el moderno sansón", con un programa con títulos tan sugerentes como Las dos sillas eléctricas, Un cadáver misterioso y La báscula humana, entre otros.

En 1903 se autoriza a Francisco García Larrú para instalar el Teatro (o teatrillo) Guignol en la Alameda, que se inauguró el 17 de junio de 1903. otra construcción ligera en la que "la empresa se propone poner en escena obras de gran decorado y atrezzo con bengalas y pólvoras". El teatro del Grand Guignol se caracterizaba por piezas breves de naturaleza macabra, cómicas, dramáticas o melodramáticas. el teatro Guignol seguía la misma tónica de comedias y actuaciones. La entrada costaba 20 o 30 céntimos, adornaban el teatro con flores y regalaban ramos a las señoras. se desconoce la causa pero, pese al éxito de público, sobre todo infantil, se cerró ese mismo año.

Y por último, el 16 de febrero de 1911, Gonzalo Mucientes Vigo inaugura un elegante salón de variedades, al estilo parisino en la calle Riestra, con el nombre de Petit Palais, que sería decorado "por el reputado escenógrafo de vigo señor Luna". el local programaba veladas literario musicales, de transformistas, acróbatas y magos. estos y otros espacios marcaron una época, en la vida social de pontevedra, en los que a la gente le gustaba divertirse tanto como ahora.

Fuentes: el Circo-teatro de pontevedra (1900-1924). Historia de un olvido de paulino Aparicio Moreno, La vida musical en la ciudad de pontevedra(1878-1903) de nuria Barros presas, La vida escénica en pontevedra en la segunda mitad del s. XIX de tomás ruibal outes, el Áncora, La Correspondencia Gallega, diario de pontevedra, La Gaceta de Galicia, Ciudad, La Correspondencia de españa, Heraldo de Madrid y el día.

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