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El Misterio de Gregorio y la Magdalena de San Bartolomé

El arquitecto y escultor, que dicen de Pontevedra, fue uno de los más importantes tallistas de la escuela de Valladolid de España del siglo XVI. Apodado 'el divino' por la calidad de sus obras, pero sobre el que pesan serias dudas en torno a su cuna y su obra


TAN ES así que, José Filgueira Valverde ya trató el problema en una separata de la Revista de las Ciencias bajo el título Origen y familia de Gregorio Fernández. Estado actual del problema, donde deja claro diferentes datos y fechas en documentos que se contradicen.

Y viene al caso porque se pone su nombre en junio de 1912 a una calle de Pontevedra, que hoy es Pasantería, y el 6 de agosto de 1914 se colocó una placa de bronce como ofrenda popular, promovido por el escritor Francisco Portela Pérez, que todavía se conserva en el lateral del edificio García Flórez del Museo de Pontevedra.

Placa que fue "moldeada y fundida en Roma por el genial y laureado escultor pontevedrés Fernando Campo". Para recaudar fondos con este fin se realizó una velada literario-musical en el Teatro Principal.


Tenemos a un Gregorio Fernández nacido en Pontevedra el 1 de noviembre de 1585 y bautizado en San Bartolomé: "Gregorio, hijo de Gregorio Fernández Pedrero y de Viatriz Afonso su mujer", pero en este caso las fechas no cuadran. Y hay otro tallador del mismo nombre nacido en Sarria, hijo de Pedro Fernández y María Álvarez.

La versión pontevedresa cree que adquirió experiencia en Galicia como cantero, pero no se ha encontrado ninguna fuente documental que nos haga pensar fehacientemente que era de Pontevedra, salvo la repetición de esta afirmación de diversos escritores y eruditos, incluyendo a Sánchez Cantón, a través de los siglos. Además, parece que el tallista cambió su apellido, al cabo de los años, sustituyendo el Hernández por Fernández, lo que añade más variables a un tema ya de por sí muy enredado.

Según Filgueira el apellido Fernández estaba relacionado con pedreros y constructores de fuentes y lo que plantea como posibilidad es que el famoso tallista "hubiera podido nacer durante una breve estancia en Pontevedra", de los padres de este.

Lo que sí se sabe es que Gregorio se trasladó a Valladolid (desde Pontevedra o Sarria) para continuar con su formación en el taller de Francisco de Rincón, que era el escultor más prestigioso de la ciudad.

En Valladolid ya se le sigue mejor el rastro, aunque con fechas contradictorias, a través de contratos y documentos. Se casó en esta ciudad con la madrileña María Pérez Palencia (Francisco Javier Juárez 2008) con la que tuvo dos hijos: Gregorio (1605), que fallece, y Damiana (1607) y se establecieron en la Calle de Sacramento. Allí mantuvo a su hermano Juan Álvarez, que trabajó en su taller y falleció en 1630.

A Gregorio el trabajo no le podía ir mejor; entre los encargos estaban el del Palacio Real de Valladolid, el Convento de San Diego o el retablo del altar Mayor de San Miguel.

El Duque de Lerma le encargó el Yacente de San Pablo. Sin embargo, en su vida personal recibe varios golpes: el más importante la muerte de su hijo Gregorio y la de tres de sus yernos casados con su hija Damiana.

Tuvo por discípulos al escultor vallisoletano Juan Francisco Iribarne, que se casó con su hija (que lo hacía por tercera vez), o al asturiano Luis Fernández de la Vega. Damiana finalmente se casó por cuarta vez con el mercader de lencería Juan Rodríguez Gavilanes, con el que tuvo ocho hijos.

En 1624 se desplazó a la ciudad de Vitoria para realizar el retablo mayor de la parroquia de San Miguel. Se atribuye a Fernández la talla de Santa María Magdalena de San Bartolomé en Pontevedra, aunque Manuel Murguía comentaba sobre este asunto: "El curioso y el artista hallarán bajo aquellas naves achatadas y sin aire una bella imagen de tamaño natural que representa la magdalena, que se dice ser obra de Gregorio Hernández y que aunque no indigna de tan gran artista, no nos parece de su mano. De serlo, tendríamos en ella el único trabajo que aquel hijo verdaderamente inmortal, de Pontevedra, tiene en la ciudad nativa". Le da la razón Juan Agapito Revilla, en su libro El Arte en Valladolid en 1914, ya que le encargó a su amigo y fiscal de Pontevedra, Antonio de Nicolás y Fernández, unas fotografías de la talla de San Bartolomé que hizo Francisco Zagala. Esto no resuelve el misterio de la autoría de la imagen de Pontevedra, porque aunque no hay nada que lo acredite por escrito, si bien tampoco sucede lo contrario.


Sobre la importancia de Gregorio Fernández como tallista, Ceán Bermúdez, según sus propias palabras, dejó escrito que Fernández "aventajó a Juan Juni y Berruguete en la dulzura de la musculación, en la quietud de las actitudes, en la amabilidad de los semblantes, en los partidos de los paños y pliegues, y en otras partes del arte, sin haber dejado de dar grandiosidad a las formas". Estamos hablando de uno de los grandes en el mundo de la imaginería española.

Gregorio Fernández falleció en 1636 en su casa de Campo Grande de Valladolid con setenta años. La partida de defunción de la parroquia de San Ildefonso, según el licenciado Francisco Nieto, dice así: "En el 22 de enero de este mismo año de 636 murió Gregorio Fernández el insigne escultor". Sin embargo en el pie del retrato de Hernández que ilustra esta página dice lo siguiente: "Gregorio Fernández, escultor, natural del reyno de Galicia, vecino de Valladolid, en donde floreció con grandes créditos de su habilidad. Murió en el año 1622, a los 70 de su edad".

En resumen, que Gregorio Fernández puede ser o no ser de Pontevedra y la talla de San Bartolomé puede ser o no ser de Gregorio Fernández. Aunque a veces el hilo de la historia es muy escurridizo, Pontevedra hace gala, una vez más, de los orígenes misteriosos de sus supuestos moradores, como Paio Gómez Charino, Cristóbal Colón o Gregorio Hernández; es un sólo sé que no sé nada. Una pena.


Fuentes: El Diario de Pontevedra, Historia de Galicia de José Verea y Aguiar, Los políticos gallegos en la corte de España de Emilio González, Historia del arte en España: Desde los orígenes hasta la Ilustración de Valeriano Bozal, Crónica de la provincia de Pontevedra de Fernando Fulgosio, Crónica General de España editada por Rubio 1869, Diccionario Histórico de los más ilustres profesores de Bellas Artes en España de Juan Agustín Cean Bermúdez, El Arte en Valladolid de Juan Agapito y Revilla, Escultor Gregorio Fernández de F. Javier Juárez y Origen y familia de Gregorio Fernández. Estado actual del problema de José Filgueira Valverde.

Imágenes: Gregorio Fernández por Diego Valentín Díaz (arriba) y María Magdalena.

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