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San Francisco y la Venerable Orden Tercera

El de San Francisco es un convento que pasó por momentos complicados durante su historia en Pontevedra y que hoy en día forma uno de los conjuntos monumentales más importantes de nuestra ciudad

Los franciscanos pertenecen a la Orden de San Francisco de Asís que, junto con las Clarisas y los Dominicos, son ordenes mendicantes que viven de lo que los fieles quieran aportar de manera voluntaria en moneda o especies. En la actualidad el complejo arquitectónico de San Francisco lo forman la iglesia, parte del antiguo convento de la Venerable Orden Tercera (V.O.T.), la huerta y el convento grande anexo al templo.

Se denomina la Orden Tercera porque la Primera Orden era la de los Hermanos Menores, la Segunda Orden era la de las Clarisas y la tercera la "Venerable Orden Tercera". Fundada en 1221 estaba formada por laicos consagrados a una Regla y funcionaba de manera similar a una cofradía a la que solían pertenecer nobles y políticos.

La orden se instaló en la ciudad de Pontevedra en un convento edificado con anterioridad al año 1274 (ésta es una fecha de referencia porque se desconoce la fecha exacta). El solar estaba en lo alto de una colina enmarcado por un muro que lo rodeaba. El templo que ahora conocemos se construyó por partes a lo largo de 800 años; lo primero que se edificó fue la cabecera, sobre el año 1310.

La V.O.T. alcanzó mucha popularidad y obtuvo importantes privilegios de diferentes papas y se enriqueció con la venta de hábitos franciscanos para amortajar a los fallecidos y con los ingresos por las misas de difuntos. Los abusos se sucedieron cuando Felipe IV (1627) concedió privilegios y exenciones a los hermanos que hospedasen a regulares de la orden y los más espabilados utilizaron indebidamente el hábito para beneficiarse.

En la iglesia están enterrados: fray Juan de Navarrete, que falleció en 1528 cuando regresaba a Pontevedra después de predicar en Portonovo al caerse de la yegua; el almirante pontevedrés Paio Gómez Charino, que participó con algunas naves en la liberación de Sevilla; el mariscal de Castilla Paio Gómez de Sotomayor; los condes de Salvatierra y diferentes personajes de la historia gremial de la ciudad.

El templo carecía de capilla así que se inició su construcción con grandes dificultades, ya que durante los siglos XVII y XVIII la actividad pesquera de la ciudad disminuyó en favor de otros puertos de la Ría. Parte de los terrenos sobre los que se alza el complejo arquitectónico pertenecieron a Fernán Yáñez de Sotomayor, Marqués de Tenorio y duque se Sotomayor, que donó su propiedad para construir una capilla en 1691 y sus antepasados, la superficie del perímetro restante.

En Pontevedra pertenecieron a la orden el conde de San Román, la marquesa de Astariz, los condes de Fefiñanes o el marqués de Aranda. Pese a la presencia de tan ilustres personajes, el Guardián del convento se quejó en diversas ocasiones por la falta de apoyo económico para mantener el templo. Así, en 1776 la capilla se vino abajo por falta de mantenimiento.

El convento grande se terminó en 1800 a instancias de fray Sebastián Malvar y Pinto, pero tuvo usos muy diferentes ya que fue fortaleza durante la invasión napoleónica, casa del Gobernador, sede de la Audiencia, de la Diputación Provincial o de Hacienda.

Claudio González de Zúñiga, médico e historiador de la ciudad y miembro de la corporación municipal en 1844, aprobó la construcción de una "espaciosa y vistosa escalera en la entrada del convento". Casto Sampedro dejó testimonio en un boceto de cómo era el recinto antes de que se remodelara la plaza de la Herrería como la conocemos hoy. Según el trazado, un muro perimetral cerraba el recinto compuesto por: el convento, el atrio, las escaleras desde la plaza de la Herrería que ascendían hasta la entrada de la iglesia, la iglesia, la portería, un acceso en rampa lateral, la capilla de la Orden Tercera contiguo al templo actual y la sacristía anexa en la zona de la huerta.

Participaron en las diferentes obras desde su construcción canteros como Benito da Peralba, Estevo de Moldes, Alberto Domínguez, Benito de Pontos, Juan de Caravelos o el arquitecto Pedro de Monteagudo. La iniciativa privada intentó en diversas ocasiones apoderarse del solar con fines especulativos, pero los franciscanos resistieron estoicamente las presiones. Gracias Malvar y Pinto la iglesia se salvó de la demolición que proponía el ayuntamiento.

Elementos añadidos en las fachadas fueron: el rosetón del templo que sustituyó a un gran ventanal; la ventana de la primera planta de la portería, que provenía de la antigua casa de los Churruchaos; y la puerta principal de la fachada del convento que provenía de Santo Domingo.

Pertenecientes a la orden franciscana cabe reseñar a los siguientes: el padre Luis María Fernández de Espinosa (padre Luis), un madrileño que se estableció en Pontevedra, conocido popularmente como padre Luis, que fue organista, compositor, fundador de la Sociedad Filarmónica, la Orquesta de Cámara de Pontevedra y director de la Coral Polifónica; o el galleguista padre Isorna (fray Xosé Isorna Ferreirós), natural de Valga (Pontevedra), que fue superior del convento.

El comedor social, que atiende a diario a unas 120 personas, está a punto de cumplir los 30 años de existencia gracias a las aportaciones de los feligreses. El 18 de junio de 1995 un incendio causado por una vela acabó con parte de la nave central, la biblioteca y el órgano de la iglesia, que se reconstruyó y se volvió a abrir al público casi un año después.

Por último, recordar que el edificio del convento está vacío y que varias generaciones de pontevedreses jugamos a "Baranda, el último que sube panda" en el exterior del edificio, lugar de reunión de niños y estudiantes; ni que decir tiene que lo peor que te podía pasar era pandar.

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