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Senén, en la élite del deporte

SENÉN, UNO de los top a nivel mundial de la sanidad en su especialidad, casi nunca falta a su cita en el Americano. A sus espaldas tres mundiales, dos olimpiadas y tres campeonatos europeos absolutos como fisioterapeuta de Selección Nacional de Fútbol, además de varios campeonatos del mundo de atletismo y baloncesto. Le han llamado "fisioterapeuta carismático" o el "fisioterapeuta de oro", pero también lo definían como "controvertido y polémico", cosa que en su tiempo no era una buena carta de presentación: "era un carta de despido" (risas).

Figura entre los 500 gallegos más influyentes de la lista de El Correo Gallego con en el número 316 y está en el Top10 de los de sanidad. Amigo de Marcelino Camacho, conoció a la Pasionaria, Neira Vilas, Xesús Alonso Montero y era vecino, en Pontevedra, de Carlos Valle-Inclán que le llamaba "sanador", aunque la palabra reconoce que le queda grande.

Senén Cortegoso Vaamonde nace en Pontevedra hace unos cuantos años, hijo de Manuela, que era de Mourente, y su padre de Cantoarena. Tiene cuatro hijos, Senén, Miguel, Alberto y el pequeño Manuel, que es forofo del Barsa. Es muy inquieto, no para de moverse de pie o sentado. Es observador y hombre de pocas palabras en lo que a lo personal se refiere aunque, como él mismo reconoce, a veces "sienta bien hablar".

Empieza a trabajar siendo un niño con Benito Malvar y con trece años como mancebo de la farmacia del Burgo, propiedad de Guadalupe Taboada, "una sociedad que te permite trabajar a los doce años ni es sociedad ni es nada", afirma. Con esa edad ya entraba en el vestuario del Pontevedra para llevar lilimento y dar masajes. Allí conoció al masajista José "Castriño" Ruibal que un día, durante un partido, le sacó una muela a Suso, periodista del Diario de Pontevedra, en un bar cercano y con unas pinzas del propio establecimiento. El ambiente del Pontevedra en primera división le gustó y así empezó su carrera: viajando con el equipo como ayudante de masajista. Orientó su formación laboral hacia el mantenimiento y la rehabilitación deportiva, en eso algo tuvo que ver el tratamiento de un hermano afectado por la polio.

Estudió enfermería en Santiago y trabajó en Montecelo. Reconoce que los inicios fueron duros: con dieciocho años ya era terapeuta psiquiátrico en Conxo, "una experiencia traumática" porque los enfermos eran judiciales y por los métodos aplicados en aquellos tiempos. Trabajó en sectores muy especializados, tanto es así, que a veces se aplicaba una especialidad y la contraria a la vez: "cosas de volverse locos, ¿no?", se pregunta. Abandona la sanidad pública cuando se le deniega la dedicación exclusiva.

Años después ingresa como sargento sanitario en la Marina en Madrid y, como no pierde el tiempo, a la vez se especializa en Fisioterapia en la Universidad Complutense y en Osteopatía en la Universidad de Alcalá de Henares, lo que le da una privilegiada visión de conjunto. En Madrid tiene como pacientes, entre otros, al almirante Pita da Veiga o a Nicolás Franco, pero se da cuenta de que ese no es su lugar.

Su vida fue una búsqueda continua de profesionales que destacaran en la recuperación deportiva. Y es así como se encuentra en su camino con "brujos" como Torrado, Van-Tork en Holanda o Cunill en Barcelona. Incluso a él le han llamado "brujo", pero no le gusta por las connotaciones esotéricas que tiene. Se define como un sanitario que sigue aprendiendo y que cada cierto tiempo reorienta su trabajo. Cuenta con la ventaja de tener mucha experiencia en hospitales y una formación generalista muy buena: "los enfermeros de antes tenían unas capacidades que hoy están más limitadas", explica.

Con Torrado, al que tiene un cariño especial y del que ha aprendido mucho, se fue a la Olimpiada de Seúl (1988). Al volver, estaba en su casa estudiando inglés cuando recibe una llamada de la Casa Real "sé que estás estudiando inglés, pues ahora te toca practicarlo" y se fue con un americano de Ohio, Dale Resse, a Göteborg "como asistente para dar conferencias en los mejores centros médicos de Suecia", cree que estas oportunidades sólo se dan una vez en la vida. A partir de ahí es cuando empieza a trabajar para la Federación Española de Fútbol con la que ha llegado a tener licencia de trabajo en Nueva York, Chicago y Boston.

La rehabilitación deportiva es su pasión, aunque la primera función del terapeuta deportivo es la prevención, "tienes que estar preparado para todo, incluso urgencias" matiza. El enorme valor de Senén es su formación a la hora de evitar o rehabilitar lesiones que pueden arruinar la vida de un jugador de élite. Antes este campo no existía, la rehabilitación era sólo médica. Al más alto nivel en el que se mueve esto no tiene precio. Juan Manuel Molina Morote, atleta olímpico, recuerda su recuperación de una rotura fibrilar en diez días y una semana después "ya estaba haciendo los 20kms en el Mundial de Osaka gracias a Senén".

Con la Selección Española de Fútbol llegó a tener derechos de imagen y primas como las que cobraban los jugadores y "eso no puede ser", dice riendo, "no puede cobrar más el masajista que el jefe de los servicios médicos" en concreto veinte veces más, explica. "Cuando recibo una llamada del Real Madrid y me daban más de cien millones a mí, a un masajista, y tengo que decirles que no", renuncia al millonario contrato por no tener claro su misión en el club, "le aparecí a Ramón Mendoza con un abogado", cosa de la que se arrepiente porque siempre se representó a sí mismo, de hecho ha firmado contratos deportivos que no ha tenido nadie en el mundo, por algo es el mejor en su campo.

Con Clemente de seleccionador, le llamó José María García para pedirle un favor: "oiga eso que me está pidiendo usted es mi obligación", respuesta que define a la perfección el compromiso con su trabajo y su perfil personal. Abandona la selección voluntariamente porque "cuando no me dejan trabajar a mi manera me voy".

Detrás de todo este conocimiento y éxito encontramos la sólida filosofía de vida de una persona sencilla. En su vocabulario no cabe la arrogancia, la vanidad o la falta de humildad. Ahora mismo vive en Pontevedra, pero con la mente puesta en nuevos retos fuera de Galicia y no me extraña, porque nadie es profeta en su tierra y menos aquí. Senén eres un crack.

Fuentes: Charla con Senén Cortegoso, hemeroteca y Emilio Navaza.

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