UNA DE esas webs con historias inconcebibles me informa de que la plaga más frecuente en España es la de cucarachas. De lejos la siguen las de termitas. Que lo sospeches no quiere decir que no te asombre. No es del todo cierto eso de que las cucarachas serían las únicas en sobrevivir a una explosión nuclear, pero muy en su estilo asqueroso, tampoco es del todo falso. Sea como sea, lo que me trae de cabeza es si existirá o no un paralelismo con la vida real: ¿somos atacados con más frecuencia por seres infectos, crujientes y repugnantes que por infiltrados que se cuelan en nuestro día a día hasta pudrirlo por dentro? Como seguramente le pase a usted, de primeras yo también creí que sería al revés. Entiendo y comparto su desconcierto, pero solo hasta cierto punto. Digo eso porque con el paso de los años las cucarachas que nos atacan ya no se molestan en roer entre los entresijos del sistema para dinamitarlo sin ser vistas. Basta poner la tele cualquier día a las tres para verlas claramente: llevan corbata en lugar de antenas y se alimentan de nosotros mismos. Ya ven lo bien que les fue tras la explosión nuclear de 2008. Ni se molestaron en mutar.
