Opinión

Combustibles y fósiles

ME GUSTA ver en la carretera modelos de coche que se van quedando antiguos. Ayer mismo abordé por detrás a una Renault Express camino de Ribadeo. Tal vez la recuerden: una furgoneta dura como el granito metamórfico y con la aerodinámica de una cabina telefónica. Después de echarle una ojeada en San Miguel me dispuse a adelantarla. Pero al enfilar la recta tras el entrante en que se pone el radar el conductor aceleró y mi coche, exponente híbrido del siglo XXI, boqueó y apenas pudo seguirla. Mosqueado, me lancé tras ella un poco herido en mi orgullo. Pero no había manera. Al llegar a la Devesa, sin que me hiciera ya maldita la gracia la Renault Express, me dije que en las rectas de la Devesa sí caería. Pero el conductor cogió un desvío dejándome vía libre y cara de primo.

En esos kilómetros hasta Ribadeo pensé que muy bien yo podría ser Podemos y el de la Renault Express el PSOE: los miramos con condescendencia, como un anacronismo, pero a la hora de adelantarlos su motor viejuno deja tirado a nuestro híbrido futurista y encima su destino no era el que calculamos. Luego recordé que es Pedro Sánchez el que tiene un Prius. Qué lío.

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