NO ME gusta juzgar los castigos de otros padres, pero ese yanki que le hizo a su hijo ir corriendo al colegio porque acosaba a otros niños en el bus es para hacérselo mirar. Sobre todo por la argumentación que el padre ofreció, ¡cómo no! en Facebook: lo hizo para que le sirviera de escarmiento, pero lo subió a Facebook "para echarnos también unas risas". Sí, amigo americano, es tan tronchante como el bronceado de tu presidente. Para qué molestarse en hablar durante un rato con un crío de diez años pudiendo hacerle correr dos kilómetros bajo la lluvia a cinco grados centígrados. Y aún hay algunas preguntas más que quedaron en el aire y que me intrigan: ¿Sacó el niño de todo esto la moraleja adecuada? ¿La solución al acoso es el maltrato infantil? Se pasó el niño el día entero en el colegio con la ropa mojada? ¿Volvió a casa en bus, corriendo o lo llevó su padre en coche? Ahora ya pasaron unos días y padre e hijo se habrán reconciliado. Papi le habrá prestado un Kalashnikov a su retoño para que se desfogue el fin de semana disparando a unas latas de sopa de tomate Campbell’s. Espero que acierte, o le enviará corriendo a Alaska hasta que mate una docena de alces.
