Opinión

El encanto de la nobleza

A ÁLVARO de Marichalar le molesta que molesten a los aristócratas. Como él, sin ir más lejos. Denunció a una periodista con la que coincidió en un blablacar (un coche compartido) y que luego colgó en una web algo de lo que el tipo dijo a voz en grito en el teléfono del coche. En el texto de la denuncia dice que desde la revolución francesa los de la chusma no paramos de intentar reventarles la fiesta. Algo se consiguió para que un sujeto como él viaje en un blablacar y no en un carruaje dorado del siglo XXI que muy bien podría ser, pongamos por caso, un Bentley. ¿Qué pensará realmente Álvaro de Marichalar cuando viaja con otras tres personas desconocidas en un automóvil compartido? Por lo que cuentan por ahí es factible que su hermano le haya pasado algo para combatir la ansiedad que provoca el contacto directo con el pueblo llano. El hombre le pide 30.000 euros a la periodista. No hay noticias de que ningún otro pasajero del coche le pida dinero a él como indemnización por tener que soportarlo. Ni de que algún duque trate de expulsarle de la nobleza por haber estado expuesto al populacho solo por ahorrarse unos euros. Hay que ver cómo está el servicio.

Comentarios