Opinión

El visitante nocturno

LA NOCHE del lunes al martes soñé con Magnus Carlsen. ¿Quién es Magnus Carlsen? Un chavalote noruego de gesto reconcentrado que se lleva regular con su hermana pequeña al que le gusta esquiar. También es el actual campéon mundial de ajedrez. ¿Qué hacía en mis sueños? Vaya usted a saber. No jugué al ajedrez en toda mi vida. Pero me gusta mucho saber cosas de los grandes maestros porque por lo general están totalmente chiflados. El caso es que al día siguiente (ayer) me sobresalté cuando lo vi en el periódico rodeado de botellas de agua sentado ante Serguei Karjakin. Karjakin es una especie de Anatoli Karpov en joven, un ucraniano renacido como ruso al que le gusta pelotear a Putin y que, según leí, si algo se tuerce él apuesta por las tablas. Al ver la foto de Carlsen con las negras me quedé un rato absorto, reflexionando sobre esa bobada de la conexión mental. Si mi mente y la de Carlsen se conectasen un solo milisegundo la mía estallaría y él no volvería a ganar ni una partida a las damas. Cuando reaccioné vi algo de una bolsa de un millón de euros para el ganador. Eso me tranquilizó. Había encontrado la conexión: Magnus y yo andamos detrás de lo mismo.

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