ES UNA lástima lo de los aficionados a los toros. Hagan lo que hagan acaban pifiándola de alguna forma. Tal vez los vieron manifestándose el fin de semana detrás de una pancarta que ponía lo siguiente: «Los toros, Cultura, Raices». Resta bastante credibilidad apelar a la cultura, nada menos que con mayúscula, y en la siguiente palabra meter una falta de ortografía (por si hay despistados, raíces lleva tilde). Pero más allá de eso, lo que me llamó la atención fue el curioso criterio con el que aplicaron las mayúsculas. Por un lado reclamaron lo ya dicho antes, una cultura con mayúsculas. Sin embargo, a los verdaderos protagonistas de la reclamación, los toros, los dejaron en minúscula. Algo aún más intrigante al comprobar que sí le pusieron mayúscula a «Raices». Es una interpretación de un contexto gramatical, pero de todo ello se deduce que en realidad los toros ocupan un lugar secundario para sus propios promotores, siempre por detrás de la cultura y las raíces sin tilde. Para la próxima, a ver si encuentran un alumno de Primaria que les corrija la pancarta y un asesor de imagen que ponga al final de la manifestación a uno que había en primera fila haciendo el saludo fascista.
