Opinión

La sociedad es la culpable

SI ENTENDIMOS todos bien al final, Bárcenas no es más que un señor despistado. Son cosas que le pasan a la gente normal: que un día, de repente, se te ocurre pasar por el garaje y te encuentras un Jaguar allí aparcado que te pega un susto del copón. Y piensas que vaya fiesta más loca diste ayer que alguien se tuvo que ir a casa en taxi porque eso no puede ser tuyo. En el caso de Bárcenas el hombre compró aquí y vendió allá y de repente un día cualquiera tenía 48 millones de euros en Suiza. Pero todo muy normal, oiga, que él no quería. Y su mujer tampoco, que no entiende nada de eso. De hecho es tan lánguida que ni podía firmar nada y era él quien le hacía la declaración de Hacienda para no distraerla mientras se ocupaba de sus labores: comprar bolsos de Louis Vuitton, trajes de Balenciaga o relojes de Cartier. Viéndole declarar no puedo parar de pensar en la jueza, que me da mucha pena. Porque lleva ya meses oyendo a gente llamarle tonta a la cara pero tratándola de ‘Señoría’, que todo sumado es un cachondeo todavía mayor. Y encima sabe que no puede mandarlo a la trena 20 años, que es lo que pide el cuerpo. Porque esto acabará como siempre: la sociedad es la culpable.

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