ES CONMOVEDORA la pedagogía con la que nos escupen a la cara cuando creen que conviene adormilarnos. Va para diez días que no paran de explicarnos que no hay más remedio que subir la factura de la luz. No queda otra. En TVE se lo tomaron a pecho y nos contaron que parte de la culpa es de los franceses (siempre tiene que haber un francés), que compraron tanta electricidad de nuestros aerogeneradores que nos dejaron muy poca para nosotros. También leí que es culpa de los árabes, esos terroristas codiciosos que se alían con elementos subversivos como Venezuela para subirnos el precio del petróleo. Insisten mucho en una cosa: «Todo pasa al mismo tiempo, pero por pura coincidencia». Vaya por dios. Y dejan para el final lo más importante: No se puede hacer nada, que es la forma maleducada de decirte «Disuélvanse. Aquí no hay nada que ver». Solo muy de tarde en tarde no nos disolvemos, así que el éxito de esta tocata y fuga está prácticamente garantizado. Además, aunque quisiéramos protestar, ¿dónde lo haríamos? En el bajo de mi portal Iberdrola está abriendo una oficina. Me pasaré por allí, pero me temo que solo conseguiré que me manden llamar a algún francés.
