Opinión

Ya no somos los que somos

PARA LOS que tenemos una historia vital a caballo entre Ribadeo y Trabada estos días son un sinvivir. Que te obliguen a arrancar las patatas de la tierra que labraron tus abuelos y los abuelos de tus abuelos viene a ser lo mismo a que de un día para otro te obliguen a dejar de decir «Bueno carallo bueno». Por si eso no era lo bastante grave, ahora hay que aislar los gallineros y tratar a los pollos y a las gallinas como tratan los yankis a los presos de Guantánamo. Y además hay que declarar que estás en posesión de esa peligrosa arma de destrucción masiva. A partir de ahora, cuando viajemos fuera de Europa y nos hagan esa pregunta tan peliculera: «¿Algo que declarar?», miraremos al suelo algo avergonzados y contestaremos por lo bajini: «Pues sí, tengo un gallinero». Así de triste se está volviendo esta parte del mundo en la que ya ni podemos soltar las gallinas por ahí por miedo a que nos las infecte una garceta real recién llegada de Dinamarca en caso de que eso exista, la garceta real y Dinamarca. Pero lo que más nos asusta es que se declare la gripe porcina. Como nos quiten también los chorizos nos desnortarán de tal forma que en verano iremos de vacaciones a ‘Sanjenjo’ a beber gazpacho.

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