Opinión

Hace tres años...

HACE TRES años se hizo pública la abdicación del Rey Juan Carlos. Una sorpresa absoluta, solo un puñado de personas conocía que ese proceso estaba en marcha y culminaría con la abdicación del Rey. Su discreción fue absoluta, lo que demostraba el respeto a la Corona y a quien la había representado durante cuarenta años. Hoy, el Rey Felipe ha protagonizado la nueva era con un apoyo social considerable, la Corona es una institución estable a pesar de las voces eternamente sublevadas de partidos extremistas que, en privado, confiesan su admiración a la persona de Don Felipe, y el Rey Juan Carlos mantiene un perfil institucional bajo pero acepta con agrado que su hijo le encargue que le represente en determinados acontecimientos, sobre todo internacionales.

Don Juan Carlos no finalizó trayectoria de Jefe de Estado con su imagen en el mejor momento. Su vida privada le pasó factura hasta el punto de verse obligado a pedir perdón, situación complicada para un personaje que pasará a la historia como uno de los grandes reyes españoles, que diseñó un paso de la dictadura a la democracia, una Transición que asombró al mundo, y para la que contó con líderes políticos de todo el espectro político y con una categoría personal y patriótica fuera de lo común.

En estos tres años Don Juan Carlos ha pasado página a episodios personales que dañaron su biografía, entre otros el caso Urdangarín, que convulsionó a su familia y afectó seriamente a sus relaciones internas. Hoy disfruta de amigos, dentro y fuera de España, a los que apenas podía ver en los años que ocupaba la Jefatura del Estado, dirigentes políticos y empresariales en unos casos y personajes de la vida social en otros. Viaja, ha recuperado su pasión por el mar y prepara ilusionado el campeonato que se celebrará en Sanxenxo en el mes de septiembre, con un velero adaptado a sus circunstancias de movilidad. No se priva de la buena mesa, acompaña con frecuencia a su hija Elena, la más parecida de carácter de todos sus hijos, va a los toros, sigue a Fernando Alonso y Rafa Nadal, ha mejorado notablemente la relación con la Reina Sofía —probablemente porque no tienen que fingir como antes, cuando acudían juntos a actos institucionales— y se reúne con frecuencia con sus hermanas. Sus encuentros con el Rey Felipe son frecuentes, hablan de las cuestiones que importan a todos los españoles, y cambian impresiones con sinceridad.

Si echa de menos los tiempos pasados solo él lo sabe, pero lo que transmite hoy es que disfruta de momentos de libertad que le estaban vedados cuando sus obligaciones le encorsetaban en una agenda oficial inacabable.

Hace tres años que pasó a ser un sénior, alguien que ha dejado atrás obligaciones para dedicar más tiempo a sí mismo. Se le ve con ánimo, contento, satisfecho de haber tomado una decisión difícil, abdicar, en el momento adecuado.

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