Opinión

Cambalache

ANTE LOS CONTENIDOS vertidos en las últimas noticias que arrasan los medios de comunicación una no puede sustraerse a la decepción y la tristeza, mire hacia el ámbito que mire. Y como la música, el baile y la lectura siempre han sido una buena terapia, busco algo que pueda ser acorde a la situación actual y resulte útil para entenderla o incluso, si fuese posible, modificarla.

La respuesta es evidente. Hoy toca bailar un tango y ese tango no puede ser otro que Cambalache. De Gardel a Serrat su letra tuvo vigencia y sigue teniéndola hoy; les invito a que la lean o la escuchen y sobre todo, que la piensen.

Cuando la situaciones son duras y traumáticas, conviene desdramatizarlas, al menos un poco, para poder afrontarlas. De ésto saben y mucho los profesionales de la salud mental. Y no menciono la salud mental por casualidad, sino porque vivimos en una sociedad enferma y bastante confundida; la prueba de ello la estamos viendo a diario. ¿En qué?. Pues en muchos ejemplos.

Una sociedad sana, evolucionada y democrática no computaría 42 mujeres asesinadas en 2017, a fecha de 23 de octubre, fruto de la violencia machista: en el 61,9% de los casos, el asesino era su pareja. En cuanto a la nacionalidad de los agresores se reparte al 50% entre españoles y extranjeros. El 69% de las mujeres asesinadas eran españolas.

Galicia registra la tasa más alta de España de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas. Los datos facilitado por el Poder Judicial revelan que la edad media de las víctimas desciende cada año y destaca el arraigo de la violencia de género en el medio rural.

Si hablamos de menores, el número de asesinados por violencia de género contra sus madres, ha superado en 2017 al de años anteriores, alcanzando a 22 menores en el último lustro; el último de ellos fue un bebé asesinado junto a su madre el pasado día 1 de octubre en Barcelona.

Los datos del Ministerio de Interior indican que cada 8 horas se produce una violación en España y, según la Federación de Asociaciones de Asistencia a Mujeres Violadas "de cada seis violaciones se denuncia una". Del trato que se da a una mujer cuando se atreve a denunciar tenemos el ejemplo fresquito, ¿verdad?. También es bueno no olvidar que una violación es una agresión en la que median aspectos de dominio y poder, entre otros.

Si trascendemos nuestras fronteras, la mitad de las mujeres y menores inmigrantes ilegales y refugiados han sufrido una o varias violaciones en su desplazamiento de camino a Europa y, muchas veces según sus denuncias, las violaciones se llevan a cabo por personal de uniforme. Esta cuestión viene siendo denunciada desde hace más de dos años en algunos medios, pero al igual que sucede con la venta de esclavos, la ONU parece que no se había enterado hasta ahora que saltó imparable el escándalo reportado por la CNN de cómo se estaban subastando a las puertas de Europa. Relata uno de los afectados como en Libia "nos sentaban en el suelo y los libios venían a elegirnos y a comprarnos, como quién escoge mangos en el mercado. Después discutían el precio".

Sin llegar a situaciones de escarnio tan duras como las expuestas, estamos siendo agredidos a diario por el expolio y opresión al que está sometiendo a la sociedad el neocapitalismo. La pérdida de derechos sociales y laborales mantiene acogotada a la mayor parte de la sociedad española, mientras unos pocos son cada vez más ricos y las rentas del capital duplican a las del trabajo, haciendo de nuestro país uno de los de mayor desigualdad de la UE y que produce actualmente lo equivalente al inicio de la crisis pero con 2.300.000 puestos de trabajo menos; la ciudadanía observa cómo se condona la deuda a los bancos rescatados, se plantea por parte de algunos condonar deuda a las comunidades menos cumplidoras, se descubre fraude y expolio por todas partes pero se ve cómo quienes han vulnerado la ley, o no van a la cárcel o pueden salir indemnes, etc., etc.

Todas estas circunstancias generan un clima social que tiene peligrosas consecuencias. Una población que siente inseguridad jurídica viendo cómo se puede vulnerar el Estado de Derecho, a dónde está yendo a parar su dinero, cómo se le hace temer por el futuro de pensiones públicas dignas y las escasas posibilidades de obtener un empleo digno, provoca en las personas pérdida de autoestima, estados de ansiedad y depresión y da lugar a situaciones de desarraigo social y crisis personal y familiar.

Si están preguntándose qué tiene que ver una cosa con otra en todo lo expuesto, les recordaré que, tal cómo mantiene Rita Segato, (Doctora en antropología e investigadora, definida por muchos como una de las feministas más lúcidas de esta época, perito antropológico y de género en Guatemala y México en torno procesos de violaciones y feminicidios), la violencia de género es un síntoma de la historia y las vicisitudes por las que pasa la sociedad. "La vida se ha vuelto inmensamente precaria, y el hombre, que por su mandato de masculinidad, tiene la obligación de ser fuerte, de ser potente, no puede más y tiene muchas dificultades para poder serlo..."; ella afirma que no se trata de que el hombre esté afectado por el empoderamiento de las mujeres y que ésto le debilita a él, sino que "lo que debilita a los hombres, lo que los precariza y los transforma en sujetos impotentes es la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias formas.." y habla del medio comunitario, local, familiar, en definitiva de que el hecho de que todo se mueva de forma que ya no puedan controlar y le avoque a la precarización de la vida y la economía, es el caldo de cultivo para muchos de los males que hoy padecemos.

Además de todos los males y violencias de la sociedad actual, la mujer también padece la violencia de género. ¡Vaya tango!. Difícil de bailar a veces.

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