Opinión

La cultura de Phono Sapiens

AHORA LAS MANOS del hombre, otrora necesarias para trabajar, se convierten en dedos necesarios para elegir. Así, jugando y disfrutando no interviene en la realidad, no la transforma, porque el juego no la cambia.

Mientras que la sociedad de la modernidad actuaba en el devenir de la historia rompiendo lo existente y generando algo diferente y en ella la libertad se traducía en autonomía y en libertad de acción, en la sociedad actual la libertad es de elección. Pero se trata de una elección que no interviene en la realidad ni la transforma; únicamente ejerce la libertad como elección de consumo.

Cuando todos los humanos solamente jueguen, se habrá alcanzado la dominación perfecta, (Pan y Circo), "porque ya no será posible la acción política" dice Claudio Álvarez Terán. Poco a poco, asegura, nos vamos separando de las cosas queridas y los recuerdos en ellas contenidos dejan de tener valor; es entonces cuando ya no queremos atarnos a cosas ni a personas y los vínculos nos resultan limitadores e inoportunos porque nos dificultan para nuevas experiencias y libertad, en el sentido consumista.

Este periodista, profesor de historia y experto en temática relacionada con los medios y la educación mediante plataformas tecnológicas, opina que "estamos ante un ser humano que quiere disfrutar de las cosas más que poseerlas ya que en la Era de las no cosas la posesión requiere una relación intensa que deposite historia en las cosas". El coleccionista despoja a las cosas de su carácter de mercancía y lo convierte en lo contrario del consumidor; el consumidor no está interesado en la historia de las cosas; apreciación en la que coincide con Chul Han.

Para el filósofo Byung Chul Han, cuando habla de la política del tiempo para volver a estabilizar la vida, es porque la información actual excluye la observación lenta y reposada, eliminando así la posibilidad del aspecto placentero de obtener información y detenernos en ella para reflexionar y adquirir la experiencia y el conocimiento que posibiliten la sabiduría. Ese sería el camino por el que estamos transitando de "la Era de las cosas" a la "Era de las no cosas", donde el mundo se vuelve intangible y espectral.

Se trata de un mundo que el sociólogo Zygmunt Bauman describió como "no sólido", concepto acuñado en su obra cuando habla de la sociedad líquida o la modernidad líquida en la que describía el momento actual como de pérdida de realidades sólidas, donde los valores sólidos y compartidos de la sociedad se desvanecen frente a un mundo ansioso de novedades, agotador, provisional y precario. Un mundo en el que el hombre pierde la posibilidad de la comunicación real frente al otro, sustituyéndola por la comunicación digital desnaturalizada que, al perder la posibilidad de comunicarnos en comunidad, nos convierte en almacenadores de datos sin recuerdos que conservar asociados a ellos.

Si la "Era de las cosas" ha terminado pero no ha terminado el capitalismo, sino que vivimos una forma nueva del mismo, un capitalismo intensificado ya que a su carácter material se le suma el inmaterial como mercancía, resultando que el capitalismo informacional es más capitalismo porque está conquistando todas las áreas de nuestra vida e incluso de nuestra alma.

La cultura está también al servicio del capitalismo hasta tal punto que desaparece la diferencia entre cultura y comercio. Esa transformación de lo cultural en mercancía debilita la función comunitaria de la cultura como fundamento de la comunidad y por eso, en la medida en que se transforma en mercancía se aleja de su origen y función social y el efecto es la destrucción de la comunidad.

El tacto desmitifica y profana todo lo que toca, convirtiéndolo en mercancía consumible, incluso al otro sujeto que se convierte también en un objeto consumible desde nuestra propia burbuja que nos blinda frente al otro. Incluso ya no llamamos; enviamos un mensaje de texto que nos libra del vínculo de su voz.

El Smartphone nos vigila permanentemente y nos controla y programa, y no al revés. Quienes nos controlan son los nuevos señores feudales Facebook y Google, porque nosotros estamos trabajando para ellos y aportándoles datos continuamente. Y mientras nos sentimos libres, lo que estamos es sumamente vigilados, controlados y explotados.

En cuanto al término libertad, si el comunismo la limita, el neoliberalismo la explota. El poder neoliberal es un poder smart que nos hace dependientes y adictos siendo permisivo; no silencia sino que insta a comunicar, cosa que hacemos sin ninguna resistencia, sin ningún "basta".

La dominación se consuma en el momento en que concuerda con la libertad y nosotros vivimos aturdidos por la comunicación sin resistencia a nada. Y aturdidos por la comunicación no hay resistencia a nada. Es la droga digital...

Comentarios