Opinión

El golpe de Estado monetario

EL CÍRCULO riqueza, mayor poder, desregulación y legislación destinada a proteger los intereses de una minoría opulenta en detrimento de los pobres”, comenzó con una localización muy concreta pero fue extendiéndose paulatinamente de tal forma que el debate constitucional justificó, para proteger los intereses de esa minoría, la aparición de un “senado” no electo, compuesto por poderosos con mayor poder que el parlamento, que permitió que los mercados financieros socavaran la democracia.

Financiarización y deslocalización son el gran triunfo de los poderosos y la desgracia de los trabajadores. Sin controles sobre los movimientos de capital, todos los países se someterán a los mercados financieros. Las decisiones democráticas que van en contra del capital flotante libre y sin fronteras, son castigados de inmediato por la fuga de capitales. Por otra parte, una mayor inseguridad laboral mantendrá a los trabajadores bajo control, evitará que exijan salarios dignos y aunque pueda parecer paradójico, hará que la lucha por la supervivencia individual dificulte la cohesión y la creación de sindicatos potentes, porque el sistema productivo reconducido está encaminado a poner a los trabajadores a competir entre sí.

En 1999, los políticos reunidos en Davos aplaudieron cuando les dijeron que “los grandes bancos dictan su política ahora”.


Los padres del euro lo eran también de la desregulación financiera en la UE y posteriormente fueron contratados por los grandes bancos


El Banco Central Europeo junto con la Reserva Federal de EE UU, se han quedado con el control de casi toda la oferta monetaria mundial, sin ningún tipo de vigilancia o supervisión. De ese modo, pueden bombear dinero a cualquier sector que deseen y, mediante el sistema Fed Wire, lo pueden hacer de forma inmediata y a cualquiera en cualquier país del mundo. El capital liberado va a dónde los impuestos y los salarios son más bajos, los subsidios más altos y las normas ambientales más débiles.

En los EE UU, el poder estatal está concentrado y pertenece a la élite empresarial. EE UU pasó de ser un centro industrial a un centro financiero con producción dirigida a las clases ricas (los pobres carecen de poder adquisitivo para comprarla). En los años 50, los impuestos sobre las corporaciones y las grandes fortunas y dividendos eran muy altos. Ahora los impuestos gravan únicamente los salarios y el consumo. Ejemplo de los cambios, General Electric no paga impuestos y gana más con entramados financieros complejos que de otro modo.

La introducción del euro tuvo lugar al mismo tiempo que la desregulación de la industria de las finanzas. A partir de ese momento comenzó la competencia despiadada de Estados contra Estados, ciudades contra ciudades, y suburbios contra las ciudades.

El euro fue creado en Basilea, dónde están todos los bancos y la comisión que lo creó estaba compuesta por banqueros. En 1987 se creó el grupo de presión más importante de la historia de la Unión Europea, AMUE, que se encargó de llevarlo a cabo. Los padres del euro lo eran también de la desregulación financiera en la UE y posteriormente fueron contratados por los grandes bancos. AMUE participó en el grupo de expertos, junto con los representantes de las grandes empresas en Mastrich para establecer las bases de la nueva moneda.

La desregulación de los contratos laborales y de las condiciones de empleo han traído inseguridad y peor calidad de vida para los trabajadores. Oskar Lafontaine afirma que fue una bomba arrojada sobre Europa, con efectos devastadores para la periferia, sobre todo en los países del sur. Pensó que podría coordinar el coste de los salarios en todos los países, pero “sin ese control, todo resulta imposible”, porque una economía fuerte necesita una moneda fuerte y una economía débil necesita una moneda débil; la UE no lo permite y deja atrás, (con el euro), a los países peor situados.

Si en los EE UU, Goldman Sachs colocó a responsables suyos en la Administración de Obama, en la UE también los situó en Gobiernos. Mario Dragui, presidente del BCE, tampoco fue democráticamente elegido y es el que se encarga de las políticas del euro.

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