Opinión

El programa

ES EVIDENTE que el sistema actual exige cambios. Nacionalización de la industria estratégica y planificación para el bien común de la comunidad son requisitos imprescindibles en cualquier nación democrática y soberana que se base en el respeto mutuo y la fraternidad. Por supuesto que también deben ser aplicables y exigibles a la UE en su conjunto.

Tanto para la apuesta por una estrategia diferente dentro de la UE como para la del fortalecimiento del Estado e incluso la salida del euro, lo imprescindible es un buen programa.

En mayo de 2020 la Comisión Europea planeó la movilización de recursos financieros para 2021/2027, basados en los pilares del Marco Financiero Plurianual y el Nex Generation EU, para la transformación técnica e industrial acorde al European Green Deal.

En este contexto, España tiene la oportunidad extraordinaria de dar un golpe de timón pasando de una economía de baja productividad y dependencia excesiva del exterior a una reindustrialización inteligente. Este proyecto requiere un profundo cambio que, partiendo de un estudio riguroso, diseñe un programa focalizado en palancas capaces de transformar el modelo productivo a largo plazo.

Está claro que urge un cambio a muchos niveles y que no queda otra alternativa que la transformación

En la actual crisis, muchas empresas que además de baja productividad son absolutamente insostenibles e incluso chocan frontalmente con la sostenibilidad del medioambiente, luchan por continuar con viejas dinámicas mantenidas a base de subvenciones con dinero público, a sabiendas de que son absolutamente inviables de cara al futuro. Esas prácticas, lo único que hacen es consumir recursos públicos y arruinar la Caja de la Seguridad Social.

Si en lugar de ceder a las presiones condicionadas por los problemas del presente y, a esos recursos públicos que reclaman se le añaden otros y se invierte en un proceso transformador, capaz de sostenerse a largo plazo, estaremos labrando un futuro por el que valdrá la pena luchar. Para eso hay que cambiar el contentar por transformar.

Para llevar adelante este programa, España deberá emplear recursos procedentes de la UE, pero también otros integrados en un proyecto que, necesariamente, ha de implicar cambios en la formación, tanto en la Universidad como en la Formación Profesional y en el aprendizaje continuo de los trabajadores, con especial atención a la formación necesaria para reconvertir en trabajadores cualificados para nuevos puestos de trabajo, a aquellos trabajadores cuyas empresas cierren o se transformen en otra actividad.

Es evidente que se requiere mucha inversión en Investigación y Desarrollo, porque sin una dotación suficiente en ese campo, no se va a ninguna parte. Invertir en I+D, en Educación y tener en cuenta la sostenibilidad medioambiental son requisitos imprescindibles en este proyecto.

Si a los recursos financieros que podamos obtener de la UE, le añadimos el dinero que supondría el cortar la sangría de las exenciones y subvenciones a empresas insostenibles, dedicándolo a transformar el tejido empresarial en nuevas empresas productivas y empleo cualificado, fomentar la energía verde y crear las redes energéticas conectadas con Europa, cuyo proyecto de descarbonización también es una oportunidad para nosotros, son proyectos de futuro transformador y sostenible.

Dentro de los cambios que la economía española deberá tener en cuenta están el sector agrícola y ganadero. Las explotaciones intensivas que se están practicando resultan insanas e insostenibles, tanto por el hacinamiento y el abuso de antibióticos y hormonas que se dispensan sistemáticamente a los animales, como por la contaminación que los residuos producen, porque más allá de los olores desagradables de los que otros sectores se quejan, está la contaminación de los acuíferos y la resistencia a los antibióticos que eso conlleva. Existen, sobre todo en Francia, modelos de explotación de ganadería y agricultura ecológica con alto rendimiento y demostrada sostenibilidad.

Está claro que urge un cambio a muchos niveles y que no queda otra alternativa que la transformación. Este país tiene un gran potencial en energías limpias, agricultura y ganadería, pero lo que no puede ser es que las primeras no se desarrollen por las presiones del lobby de las actuales empresas que controlan la energía, y las otras sean rentables a costa de trabajadores en condiciones de esclavitud, contaminación insostenible y fraude en la introducción de productos provenientes de otros países, cultivados con agrotóxicos y etiquetados como de producción española.

Es una vergüenza que esto suceda en un país que debería estar a la cabeza de la investigación y que, habiendo potencial, no se le dedique prácticamente presupuesto y nuestros científicos tengan que emigrar a otros países.

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