Opinión

El tornado de los horrores

Al margen de los desastres derivados de los fenómenos climatológicos que estamos viviendo y que no son de poca entidad puesto que suponen pérdida de vidas en muchos casos y grandes desastres económicos en otros, estos fenómenos que están fuera de nuestro control vienen acompañados de otros que tendrían que ser evitados y que también cuestan vidas, salud, gastos sanitarios y sufrimiento social.

Estos últimos deberían ser evitados si existiera una correcta política de control sanitario y de seguridad alimentaria que evitara situaciones como las que estamos conociendo estos días; situaciones que dejan al descubierto la laxitud y el descuido con que actúan quienes tienen en sus manos la encomienda de garantizar nuestra protección frente a dichos riesgos. Sin embargo, al margen de la ausencia de una correcta inspección en la industria alimentaria y en los productos farmacéuticos cuyas consecuencias estamos conociendo últimamente, por muchas justificaciones que nos quieran presentar sobre lo bien que resuelven estas situaciones las autoridades competentes en la materia, son obvias las fisuras en la destreza de control de los productos y la falta de coordinación en las medidas tomadas para atajar los daños y evitar su propagación cuando éstos ya son conocidos.

El hecho de que se venga hablando y previniendo únicamente de la contaminación en la carne mechada de La Mechá, conocida desde el día 9 de agosto y sabiendo desde el día 13 que la contaminación por listeria procedía de la empresa Magrudis, no se declaró la alerta hasta el día 15. Tampoco se informó ni se tomaron a tiempo las pertinentes medidas para paralizar y retirar los productos distribuidos por marcas blancas a las que Magrudis suministraba ni se habló de la contaminación en el lomo al jérez y el lomo al pimentón, del mismo modo que hasta ayer no se dio a conocer la contaminación en el chorizo, picante y la morcilla. Y una se pregunta cómo es posible que si se detectó la bacteria en varios puntos de la empresa Magrudis, además de cerrarla de inmediato, no se analizaron e inmovilizaron todos los demás productos de procedencia relacionada con esa empresa y sus canales de distribución.

De poco sirve que se auto alaben por el bien que han tratado el brote de listeriosis y digan que está controlado, (cosa incierta pues el período de incubación puede durar hasta 70 días), o que no es grave porque el índice de mortalidad por listeriosis se estima en el 17% y en este caso no se ha alcanzado, e incluso que el nº de afectados es menor del real y se pretenda ignorar los abortos causados y el desconocimiento del devenir de las 28 embarazadas que permanecen ingresadas en Andalucía y que están angustiadas por los graves efectos que la infección puede tener en el feto aunque no lleguen a abortar, porque pueden padecer encefalopatías y los bebés presentar retraso mental u otras secuelas neurológicas, tal como explica el especialista José Antonio Abascal.

Otro ejemplo es el caso de la malagueña Farma-Química Sur S.L. distribuyó un medicamento con minoxidilo, (un crecepelo), etiquetado como omeprazol, (un protector gástrico). En principio hablaron de que habían envasado el principio activo contaminado con minoxidilo, procedente de un laboratorio de la India. Ahora se habla de un error de envasado. El caso es que ese medicamento se ha distribuido por todo el Estado y en este momento se conocen 20 niños con hipertricosis, un efecto secundario del minoxidilo que hace que todo el cuerpo se cubra de pelo largo y que aunque una vez suspendido el tratamiento el bello puede remitir a medio plazo, no siempre es así y por otra parte, puede causar otros daños en el organismo del bebé. Una vez más, estamos ante una negligencia y falta de control y, puesto que el bello no crece así de un día para otro, también es curioso que la causa no se detectara antes, sobre todo teniendo en cuenta que 17 de los casos se produjeron en Andalucía.

Si a estas situaciones añadimos los incendios en la Amazonía, cuya repercusión nos atañe, y sobre todo en Brasil dónde se desconoce el incierto destino que pueden haber corrido el millón de indígenas que vivían en la zona quemada, o pensamos en la privatización de los acuíferos, en la política contra las prácticas democráticas o en cómo se van de rositas los poderosos sin pagar por sus desmanes ni devolver lo robado, veremos que el tornado de los horrores no se limita a lo expuesto.

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