Opinión

La maternidad en venta

O, TAL vez, la venta es de otra cosa.

Existe una concepción común de la maternidad como vivencia que tiene una mujer por el hecho biológico de ser madre. No obstante, cada mujer siente la maternidad de una forma íntima y una perspectiva personal pues engloba un conjunto de emociones sujetas a múltiples matices.

El concepto de maternidad se asocia generalmente al vínculo entre una mujer y un bebé, aunque éste sería un aspecto parcial de la maternidad en conjunto porque lo cierto es que se trata de una experiencia vital más amplia y que no depende de la edad del hijo. De hecho, el instinto maternal se puede manifestar incluso antes del embarazo, cuando se anhela tener un hijo, cuidarlo, educarlo, protegerlo.


La maternidad tiene una dimensión social que va más allá de lo íntimo y personal de cada mujer porque repercute en el equilibrio poblacional


Al margen de la vivencia individual, la maternidad puede concebirse desde otros enfoques y, desde el punto de vista social, la mayoría de los países ampara y protege la maternidad mediante leyes que garanticen la salud y cuidados durante el embarazo y regulan permisos y aspectos relativos a la lactancia y el tiempo de trabajo de la madre, con la finalidad de que pueda dar al recién nacido los cuidados adecuados.

La maternidad tiene una dimensión social que va más allá de lo íntimo y personal de cada mujer porque repercute en el equilibrio poblacional. Sin una regulación que facilite el trabajo y la conciliación familiar para la mujer, difícilmente podrá llevar a cabo la maternidad y su desarrollo personal y profesional como ser humano libre y en condiciones de igualdad y, sin que ser mujer sea únicamente sinónimo de madre.

El pensamiento de que ser madre completa a la mujer es algo recibido de la creencia cultural, pero el no serlo no resta feminidad alguna porque el hecho de que la mujer esté biológicamente preparada para ser madre, no significa que deba serlo. También, la maternidad está vinculada de manera directa con los valores del amor y la protección, pero eso no significa que tales valores no se puedan experimentar sin haber tenido hijos.

Mucho es lo que gira en torno a la maternidad. Podríamos hablar largo y tendido de cada uno de los aspectos que engloba y los enfoques desde los que se pueda contemplar: biología, salud física y psíquica, cultura y valores, religión, avances científicos, análisis desde el punto de vista sociológico y ético, y un largo etc.

En los últimos años, los avances médicos relacionados con la maternidad están haciendo que las fronteras de lo que significa ser madre se alteren significativamente. El ejemplo más claro y contundente es el de los vientres de alquiler, a los que siguiendo la moda de utilizar eufemismos con aquello que nos puede levantar prurito, se les llama legalmente "maternidad subrogada". Sí, esa "maternidad subrogada" que Ciudadanos ha solicitado que se legalice ya en nuestro país. (¿Por qué no se darán tanta prisa en promover legislaciones que nos protejan, por ejemplo, de la contaminación y el expolio u otros males que nos acechan?)

También la maternidad tiene un sentido comercial; existe una serie de establecimientos, productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de ella derivadas y que genera no poco dinero precisamente. En la actualidad, a toda esa industria económica se ha unido el negocio de las agencias que captan y ofertan vientres para alquilar a los posibles compradores interesados en los bebés y también para las clínicas dónde se lleve a cabo. En Madrid ya se celebró una feria al respecto y hay más eventos similares programados. Lo más triste de todo ésto es que el negocio del que se está tratando con los vientres de alquiler es la mujer.

‘Por cierto, ¿hubo algún foro serio dónde se facilitara información suficiente, con pros y contras, y se debatiera el alcance y las posibles repercusiones en cada uno de los ámbitos implicados antes de proponer legislación al respecto?. Porque el útero no es una máquina independiente y lo que ocurre en él afecta a la mujer en su cuerpo, en su mente y en todo lo que la concierne y por ello, deben tener algo que decir al respecto, aunque por lo que se ve, parece que ni se las considere quién de decir si se legisla o no sobre su útero o cómo se debería legislar al respecto si así procediera.

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