Opinión

Macrogranjas: Economía y salud (II)

La doctora Prado menciona los riesgos para los trabajadores de esas instalaciones al respirar partículas y gases "como el amonio y el sulfuro de hidrógeno, a concentraciones que pueden resultar peligrosas"

e n lo que a la salud humana se refiere, el neumólogo Jesús Martínez-Moratalla trabajó en el Hospital de Albacete y, conocedor de los efectos de las macrogranjas sobre la salud advierte de los efectos que pueden tener para quienes viven en las proximidades de estas instalaciones y matiza muy bien que el problema no es en sí mismo la crianza del cerdo sino el enfoque industrial con el que se lleva a cabo. Y llegados a este punto, ya estamos en otra vertiente del problema porque deriva de la imposibilidad de gestionar los miles y miles de metros cúbicos anuales de desechos que generan esas granjas. La contaminación que producen en el aire, en la tierra y en el agua las sustancias compuestas por heces, orina, secreciones y restos de pelo y piel de los animales, así como los restos de piensos, provocan al descomponerse pequeñas partículas que fermentan y se mezclan con los líquidos y gases, convirtiéndose en un "auténtico aerosol respirable", afirma Martínez-Moratalla, produciendo varios tipos de patología: inflamación de la vía respiratoria, deterioro de la función pulmonar provocando alveolitis, fibrosis y hasta cáncer. También puede afectar a otros órganos y se está empezando a relacionar con patologías vasculares y cardíacas, (trombosis e infartos), y otras enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson, además de nacimientos prematuros y pérdida de calidad del esperma.

En el mismo sentido de riesgos para la salud, el informe de la doctora Angela Prado Mira, intensivista del Hospital General de Albacete, que además de los apuntados insiste en los derivados de la administración indiscriminada de antibióticos a los animales destinados al consumo humano, harán que las cepas de resistencia a esos antibióticos pasen a los humanos a través del consumo de diferentes productos alimentarios, causando enfermedad en el individuo. Dice en su informe que los cerdos son considerados potenciales reservorios de enfermedades humanas y han sido implicados en la pandemia de la gripe H1N1, entre otras.

La doctora Prado menciona los riesgos para los trabajadores de esas instalaciones al respirar partículas y gases "como el amonio y el sulfuro de hidrógeno, a concentraciones que pueden resultar peligrosas".

Las macrogranjas, no solo de cerdos, sino también de otro tipo de carnes, además de los daños para la salud y el medioambiente, provocan otra serie de problemas que imposibilitan el desarrollo sostenible del medio dónde se instalan porque la contaminación hace imposible la implementación de la ganadería extensiva y el cultivo agrícola diversificado de otros productos alimenticios necesarios para la soberanía alimentaria y que generarían un número de empleos muy superior al de las macrogranjas y de los cultivos intensivos con fertilizantes, necesarios para sostenerlas; es decir, que si queremos resolver las causas de la España vaciada y generar un mayor número de empleo de calidad hay que reconducir la política agroalimentaria actual hacia una política de agroganadería extensiva, diversificada, ecológica y sostenible.

Estamos ante una forma de producción calificada por muchos avales científicos como insostenible, (no solo en nuestro país), porque las formas de producción tienen repercusión planetaria por el tipo de contaminación que generan y como aceleran y agravan el cambio climático y en este sentido las macrogranjas inciden con muchas externalidades que, a su vez, también afectan al medioambiente y a la salud.

Tampoco podemos descontextualizar esta industria de la situación global y la crisis energética, factor a considerar cuando hablamos de sostenibilidad y de economía. El aumento del precio del gas natural ha provocado en nuestro país el cierre de fábricas de fertilizantes y debemos recordar que dichos productos son imprescindibles en los cultivos intensivos para nutrir de piensos a los animales de las macrogranjas pudiendo dicha escasez, además de incrementar los precios, provocar escasez de suministro suficiente para mantener dichos cultivos y alimentar las macrogranjas. Y no debemos olvidar que lo mismo que los precios de la energía inciden en lo que tiene que ver con la alimentación de la cría intensiva lo hacen también sobre el resto de la alimentación humana.

La ventaja de la ganadería extensiva es que carece de de los efectos contaminantes y peligrosos para la salud, facilita el desarrollo de cultivos agrarios diversificados, proporciona abonos naturales y perfectamente compatibles con los terrenos de cultivo facilitando así una garantía de sostenibilidad y soberanía alimentaria que de otro modo, por razones de encarecimiento y escasez energética, contaminación del medioambiente y amenazas del cambio climático, nos estaría abocando a un alto riesgo de escasez y desabastecimiento de alimentos para animales y humanos.

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