Opinión

La propiedad intelectual y el género

EL DÍA 26 de abril fue declarado Día Mundial de la Propiedad Intelectual por la Asamblea General de Naciones Unidas con la finalidad de alentar la innovación y la creatividad y sensibilizar al público acerca de la función de la innovación en la vida diaria y en el desarrollo social.

En 2018 el Día Mundial de la Propiedad Privada celebró los logros de las mujeres y los datos apuntaron los porcentajes de inventoras más altos de todos los tiempos, aún en el contexto de una disparidad evidente, destacando en los sectores de químico, farmacéutico y de la biotecnología y siendo los menos representados los de máquinas-herramientas, Ingeniería civil, motores, bombas y turbinas y por último, los componentes mecánicos.

Por países, encabezan los porcentajes de solicitudes de patentes en que figuran inventoras la República de Corea, (50%); China, (48%); Bélgica, (36%); España, (35%); seguidos de EE UU y Francia, (con un 33 y 32% respectivamente), y cierran la cola Alemania, Italia y Austria, (por debajo del 20% de representación femenina).

De las 224.000 solicitudes de patentes que se han llevado a cabo a nivel internacional en 2017, los datos reflejan que el 31% corresponde a mujeres. Si bien es una tendencia positiva, deja clara la desigualdad entre hombres y mujeres pese a que el lema de la Propiedad Intelectual de este año era Artífices del cambio: las mujeres en la innovación y la creatividad.

En palabras de Francis Gurry, director general de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, “las solicitudes de patentes son un importante referente para evaluar la actividad innovadora en la economía actual a escala mundial, y todo lo que no sea lograr la completa paridad entre hombres y mujeres habrá sido una oportunidad perdida”.

Las mujeres han sido artífices de creaciones revolucionarias que mejoran la vida de las personas y fomentan la capacidad de comprensión. A pesar de que las innovaciones y patentes de muchas mujeres hayan sido capitalizadas por los hombres, al igual que muchas obras de arte y literatura también lo fueron, existen destacadas figuras femeninas en astrofísica, medicina, nanotecnología, inteligencia artificial y robótica, entre otros campos del conocimiento.

Recientemente Google dedicó uno de sus doodles a Angela Ruiz Robles, pedagoga e inventora española reconocida como precursora del libro electrónico. Esta leonesa, gallega de adopción, siempre motivada por el cambio y la modernización de la educación diseñó en 1949 la primera enciclopedia mecánica con objetivo era hacer más atractivo y cómodo el aprendizaje y de la que se construyó un prototipo en 1962 en el Parque de Artillería de Ferrol.

Otras mujeres cuyas innovaciones mejoraron en la práctica la vida de sus semejantes: Josephine Garis Cochane, inventora del lavavajillas patentado en 1886 y obtuvo el premio a la mejor invención en la Exposición Universal de Chicago de 1893; Mary Anderson que diseñó el limpiaparabrisas, cuya patente solicitó en 1903 y obtuvo por 17 años; Marion Donovan, inventora del primer pañal desechable, patentó otras 20 invenciones orientadas a hacer más llevadera la vida de las amas de casa y, en el terreno sanitario, Letitia Geer patentó en 1899 la jeringuilla moderna, son algunos ejemplos.

Pese a todos los avances en la participación de la mujer en el registro de patentes, el Institute for Women´s Policy Research estima que no se alcanzará la paridad hasta el 2090.

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