Opinión

Semana de violencia y muerte

El número de mujeres asesinadas por sus parejas en Galicia desde comenzó el registro de estos casos asciende a 63, a las que hay que añadir estas últimas

SON TRES nuevos asesinatos a mujeres en la localidad de Valga comenzó en Galicia la siniestra semana. Hay que añadir una cuarta mujer en Madrid, también asesinada por su pareja. En ambos casos hay implicados hijos pequeños; en el primero el padre asesinó a la madre en presencia de las dos menores y en el segundo, una niña de ocho años se encontró a su madre herida de muerte y pidió auxilio.

En ambos casos los asesinos han causado un daño psicológico a las hijas que difícilmente podrán superar y en el mejor de los casos no lo lograrán sin una profunda y prolongada ayuda psicológica para sanar semejante herida. En el caso de Valga se da la fatal circunstancia de que el lugar de familia materna directa ha quedado destrozado porque su padre asesinó a la abuela y a su tía, dejando la casa que las podía acoger desierta, con un abuelo destrozado al que el asesino dejó viudo y sin sus dos hijas.

Es mucho el daño causado y deberían ser considerados tantos agravantes que vayan más allá de una mera condena por asesinato que exigen una serie de medidas ejemplares para estas situaciones y que, tal como apuntan muchas voces, no están suficientemente penalizadas en el Código Penal. Este triple asesinato es el segundo crimen machista que se comete en Valga en 2019 y con él suman ya 5 las mujeres asesinadas en Galicia en lo que va de año, dejando además en los últimos 6 años a 20 niños huérfanos por esta causa, y otros dos asesinados por su propio padre.

El número de mujeres asesinadas por sus parejas en Galicia desde comenzó el registro de estos casos asciende a 63, a las que hay que añadir estas últimas. Es curioso que de las tres asesinadas en Valga esta semana, tan solo se computará una como víctima mortal de crimen machista cometido en España.

La razón por la que solo se computará como tal a la ex esposa del asesino es que actualmente, ni la ex suegra ni la ex cuñada entran en esa terrible lista porque no se incluye a familiares, entorno de la víctima o víctimas indirectas; tampoco se incluyen en la lista a mujeres asesinadas por un hombre que no tuvieran relación directa con el agresor. Esa es la razón por la que los datos oficiales muestran tan solo una parte de esta lacra y por ello organizaciones feministas, colectivos sociales y algunas representantes políticas, piden incluir en las estadísticas a todas las víctimas de la violencia machista, tal como exige el Convenio de Estambul y el propio Pacto de Estado aprobado en la pasada legislatura.

Según datos aportados por Ángeles Carmona Vergara, Presidente del Observatorio de Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial, en su conferencia organizada por la Fundación Justicia Social, impartida en la sede del Consejo General de Graduados Sociales de España el pasado día 11 de septiembre, de 42.000 mujeres entrevistadas tomando los diferentes estamentos y profesiones, 1 de cada 3 ha sufrido agresión por violencia doméstica; 1 de cada 5 sufrió acoso sexual y, el 99% de las mujeres han evitado pasar por alguna calle por temor a la agresión sexual.

Desde la Presidencia del mencionado Observatorio instan a tener en cuenta que la violencia de género dentro o fuera del hogar, (acoso, agresiones sexuales, agresiones físicas o de cualquiera de sus formas), deben ser denunciadas por cualquier persona que tenga conocimiento de que están ocurriendo puesto, que se trata de un delito público contra los Derechos Humanos y el Código Penal castiga al que no impida la comisión de un delito.

Dice el Tribunal Supremo que en los casos de asesinato, (más de 1.000 desde 2003), no hubo la protección suficiente a la víctima y por ello ésta no denuncia; señala también que la amenaza con matar a los hijos si ella denuncia está muy presente y advierte de que la actuación de la familia política también suele ser contraria a la mujer porque no desean que el agresor vuelva para la casa paterna. Esto se viene detectando en las pruebas de diversos procedimientos seguidos por el citado Tribunal.

Por último, una afirmación importante del Tribunal Supremo a la que hay que prestar atención: "La violencia de género es una violencia aprendida" y que se aprende en el seno de la familia.