Opinión

Simular para ganar

NOS QUIEREN en el rincón acobardados, agazapados y temblando. Sin rechistar a sus golpes pues como sociedad nos aplican las técnicas de dominio que los maltratadores propinan a sus parejas”. Son palabras de Juan Rivera que estimo de aplicación tanto en lo político como en lo económico al momento que estamos viviendo. En su artículo “los sin voz” publicado en el Colectivo Prometeo, advertía en noviembre pasado de lo que ocurre cuando olvidamos que el capitalismo salvaje “es catedrático en Biología y estudio del comportamiento humano” y que cuando ven sus intereses amenazados, utilizan las herramientas necesarias para fomentar el miedo y lograr el sometimiento de la sociedad a una oligarquía cada vez más globalizada.

Por mucho que algunos partidos hablen de clase media, tal clase se está extinguiendo de  forma que cuando el 1% de los españoles posee el 21% de la riqueza total y cuyos beneficios se dispararon mientras que los salarios de los trabajadores se redujeron drásticamente y lo mismo ocurrió con sus derechos laborales, han convertido las clases medias en clases trabajadoras y el país en un estado en el que cada vez las clases sociales se reducen más a dos: ricos y trabajadores.

No nos dejemos engañar por la manipulación y el miedo. Vayamos a los hechos y hagamos oídos sordos a las palabras y mensajes partidistas de quienes lo único que pretenden es conservar el poder para servir a sus propios intereses y mantener los privilegios de los que gozan; mejor nos iría si tratásemos de comprobar la coherencia entre lo que nos cuentan y la realidad porque los resultados son escabrosos y deberían hacer temblar a la clase trabajadora.

Cuando Ministros de Gobiernos anteriores continúan transitando por las puertas giratorias para instalarse como lobistas en las empresas privadas que monopolizan los sectores económicos fundamentales del país, sectores que debían ser estatales cómo el de la energía o infraestructuras entre otros porque inciden directamente en los costes del servicio y la calidad de vida de los ciudadanos y esas prácticas no se cortan, la clase trabajadora está perdida. Esta práctica continúa siendo cotidiana y no hay más que ver lo ocurrido en los últimos días.

Como política y economía van de la mano y gracias al infinito poder del santo Mercado cada vez los estados pierden más soberanía al servir, mediante sus Gobiernos, a la santidad financiera de tal modo que si los intereses de una corporación privada sufrieran pérdidas a causa de una limitación justificada y legal del ordenamiento jurídico del país, ese Gobierno deberá indemnizar a la corporación perjudicada. Un ejemplo en España lo tenemos con el proyecto castor, cuyo fracaso por los daños que causaba hubo de paralizarse y, pese a la sentencia del Tribunal Europeo en contra de indemnizar a la empresa, el Gobierno de España acabó pagándole con dinero de la clase trabajadora. Y digo dinero de la clase trabajadora porque como dijo Aznar al presidente de EE UU, en España los ricos no pagan. Por eso es importante prestar atención a la política.

Últimamente se ven juntos y amigables, (ej.: Aznar y Felipe González), a políticos de diverso pelaje compartiendo criterios sobre cómo debe ser la composición del nuevo Gobierno. Resulta evidente que tratan de matar dos pájaros de un tiro: uno es eliminar del juego político a Unidas podemos para que más adelante no sea un competidor del PSOE, (pero éste es tema para un análisis profundo que no cabe en este artículo); el otro es complacer a Cs eliminando del pacto a Unidas podemos y formando la coalición que siempre gozó de la bendición de la Banca y las empresas del IBEX 35: Un Gobierno PSOE-Cs.

Esa actuación por parte del PSOE para descartar cualquier pacto con la izquierda estuvo cargada de artimañas para culpar del fracaso al contrario, despreciando las concesiones que Pablo Iglesias iba haciendo a las múltiples y cambiantes exigencias del PSOE hasta hacerlas totalmente inasumibles por parte de Unidas Podemos. Aunque como muchos dicen, la valía y generosidad personal de Pablo Iglesias quedó patente en sus discursos y en su esfuerzo por conformar un Gobierno, también dónde y con quién se siente cómodo el PSOE y hacia dónde mira realmente. Es importante saber a quién se vota.
 

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