Opinión

Violaciones y otras violencias

CUANDO reflexiono sobre los impactos que a día de hoy marcan el mal estar y son noticia en la sociedad, obviando las noticias relacionadas con el repunte de la Covid-19, en todas ellas subyace un drama humano que nos agrede en lo íntimo y personal. Algunas veces el daño se circunscribe a uno mismo o a un grupo reducido pero cada vez más, el daño abarca a un ámbito mayor o incluso, a la sociedad en su conjunto.

Si nos atenemos a la mera definición de los términos, en cuanto a la violación, lo primero que salta es la de un delito que consiste en tener relaciones sexuales con una persona sin su consentimiento o con un consentimiento obtenido mediante violencia o amenaza. Este delito es hoy constatado desgraciadamente a diario y cada vez de forma más perversa, dolorosa y humillante para las víctimas, mujeres y niñas fundamentalmente, pero la pederastia incluye también a los niños.

Sin embargo, existen otras formas de violación que tienen que ver con el derecho a la intimidad de la persona, la confidencialidad de los datos personales, sobre todo aquellos que requieren de una especial protección, entre ellos la salud, y cuya custodia no siempre está garantizada como es debido, por mucho que se legisle al respecto.

Cuando se deposita la información en plataformas digitales, el riesgo de que negocien con toda o parte de esa información está ahí y puede hacer mucho daño. En el caso de la salud, ámbito en el que cada vez entra más la mano privada, los riesgos nos los podemos imaginar; basta con pensar en la cantidad de situaciones en las que esa información vale oro para quién, ilícitamente, la obtenga. Por eso se puede pagar mucho dinero por ella, causando un gran perjuicio a la persona o personas cuyos datos fueron violados.

Pero además de la violación de la persona o de su intimidad como acabamos de ver, está la violencia. Violencia consiste en el uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo. Aparece definida como un tipo de interacción entre individuos o grupos, está presente también en el reino animal, por medio del cual un animal o grupo de animales, intencionalmente causa daño o impone una situación a otro u otros animales. Cuando hablamos de violencia interpersonal, se refiere a cualquier acción u omisión que cause daño físico, sexual, psicológico o emocional entre parejas, ex parejas u otras relaciones interpersonales.

La OMS establece una serie de claves para definir la violencia interpersonal: Uso deliberado de la fuerza física o el poder contra otra persona. Incluye la amenaza. Causa o tiene muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Comprende diferentes tipos de violencia, como la violencia juvenil, contra la pareja, contra compañeros de trabajo o escuela, el maltrato a niños y ancianos, etc. Incluye muchos actos y comportamientos que van desde la violencia física, sexual y psíquica, hasta las privaciones y el abandono.

Como podemos ver, la violencia puede ser de diferentes tipos y encontraremos diversas clasificaciones: de género, intrafamiliar, doméstica, interpersonal, interpersonal colectiva, social; y seguramente muchas otras con diferentes matices.

Pero en mi opinión, la violencia que hoy requiere una profunda reflexión es la violencia social, en sus múltiples facetas, y en cuáles son los estímulos que la están desencadenando; aunque creo que algunos son bien evidentes.

Como partida, esta sociedad adolece de varios tipos de violencias además de las descritas, es violencia del sistema la desigualdad, la pobreza y la exclusión social y son víctimas quienes han perdido el empleo y no encuentran otro, quienes son expulsados de su casa porque el desempleo o el sueldo de miseria les impide seguir pagando, quienes no encuentran trabajo y no perciben ingreso de ningún tipo, e incluso quienes trabajan en condiciones penosas y el miedo al despido le impide reclamar derecho alguno. Por poner algún ejemplo. La violencia policial en los EE UU, (por hablar de otro tipo y que está hoy en el candelero).

Hay otra violencia que está causando graves daños a personas o a grupos por razón de sus ideas. Todos conocemos lo que ocurre en la actualidad en nuestro país y que refleja la intolerancia y el retroceso de la democracia, Y aquí, sí; en este punto hay que exigir a los políticos respeto y cordura, apelar a la ética, a que no nos ofendan a diario descalificando e insultando a quienes piensan diferente, porque esa actitud es instigar a la violencia y el odio, a la confrontación entre ciudadanos, entre familias.

Porque nos agreden con sus espectáculos de insultos y agresividad hacia otros parlamentarios, reclamamos mesura, educación, respeto y ejemplaridad. Nos lo deben.