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De cierres y aperturas

SEGÚN HEMOS DESCUBIERTO últimamente, en Pontevedra hay muchos comercios cerrados. Uno va por la calle y por todas partes hay negocios que cierran. No vamos usted y yo a divertirnos con esto, pues el cierre de un local siempre implica el cierre de las esperanzas de una familia y de algún que otro empleado. Nos damos cuenta de la cantidad de negocios que cierran porque vamos caminando y no estamos ciegos. Incluso nos sucede cuando vamos a otras ciudades. Vemos decenas o centenares de negocios cerrados por todas partes, aunque naturalmente nos preocupan más los nuestros, de ahí que la tendencia sea la de hablar del asunto como si se tratara de un problema endémico de Pontevedra. Los de Lugo, los de Soria o los de Valencia hacen exactamente lo mismo. Una rápida búsqueda en Google nos demuestra que todos los ciudadanos de todas las ciudades están preocupados por la ingente cantidad de locales cerrados.

Claro que hay una responsabilidad en la caótica situación del comercio local, que habrá que pedirle a quien tiene esa responsabilidad. Supongo que la culpa ha de compartirse entre alcaldes, presidentes autonómicos, presidente del Gobierno y Goldman Sachs. El que más manda y tiene más competencias tendrá más culpa, digo yo, sin eximir a nadie. También algo de sintomático habrá en el hecho de que han cerrado muchos comercios pequeños y tradicionales mientras las grandes cadenas no dejan de abrir. No se ven muchos locales cerrados en Benito Corbal, por ejemplo.

Un día, hace de esto varias décadas, visité a mi amigo Manolo Fontoira . Por allí nos cruzamos a su padre, que fue un gran pediatra y una persona dotada de un ingenio increíble. Nos acababan de dar las notas. Las de Fontoira como siempre eran literalmente sobresalientes. Las mías muy deficientes. Yo, como ensayando la conversación que mantendría poco después con mis padres, improvisé una explicación. Le dije que, salvo su hijo, todos los demás habíamos tenido muy malos resultados. “Mal de muchos, epidemia”, me dijo, y pensé que tendría razón si mi explicación fuese cierta, que no lo era. Lo de aquellas notas no era problema más que mío y de otros dos o tres. Si realmente a todos nos hubieran quedado seis o siete asignaturas, estaríamos ante una epidemia, tal como diagnosticaba Fontoira, y el máximo responsable sería el ministro de Educación.

Para ver algo como una cuestión local, debe ser una cuestión local. Para Xabi Fortes , pongo por caso, el fútbol es una cuestión local. Él es granate y le importan más bien poco los resultados del Valencia, salvo aquellos partidos en los que el Valencia se ha enfrentado al Pontevedra. La vida de Fortes puede explicarse a través de su relación con el Pontevedra, y casi añadiría que la vida del Pontevedra puede contarse a través de la de Fortes. La prueba de ello es que la cuenta en un libro que estará a la venta a partir del jueves. ‘Los últimos de Pasarón’, se titula la obra, que se presentará la próxima semana y que, ya les adelanto, es un libro delicioso cargado de historia y de anécdotas. Cuando Xabier Fortes habla de fútbol siempre se refiere al Pontevedra porque los demás equipos no le interesan demasiado. Hasta aquí el apartado publicitario.

Pero analizar el problema de los comercios cerrados en Pontevedra, o en Soria, tal como Xabi analiza el fútbol, prescindiendo de lo que sucede en otras partes, puede llevarnos a cometer el error de creer que somos la única ciudad de la galaxia que ha sufrido una oleada de cierres en los últimos años. Una cosa es que un alcalde pueda hacer más. Siempre se puede y se debe hacer más, con este asunto y con muchos otros. Otra muy diferente es que nos vayamos a creer, como pretenden algunos, que somos los únicos que tenemos ese problema y que toda la responsabilidad es de quien no es. Parte de culpa tendrá, pero si fuéramos la única ciudad en la que han cerrado decenas de comercios, igual los resultados de las últimas municipales no hubieran sido los que fueron, ni aquí ni en Murcia.

El otro día me contaban de una persona que tiene en Pontevedra treinta y pico locales y que estaba muy preocupada porque muchos estaban vacíos. Yo le diría a esa persona que no se preocupe más de lo necesario. Siempre será millonaria. Más preocupados están aquellos que solamente tienen un local y está sin inquilino.

La cuestión es que aquel o aquellos a los que hacemos responsables del cierre de comercios, lo son exactamente en la misma medida en que lo serán de las nuevas aperturas que se producirán cuando la situación económica mejore, que lo hará tarde o temprano. Me explico: si la responsabilidad de los cierres en cualquier ciudad recae enteramente sobre el alcalde, sea el de Pontevedra o el de Cuenca, habremos de felicitarlo también a él cuando todos esos locales empiecen a abrir y su mérito será directamente proporcional a la culpa que tiene ahora, que alguna será. Por eso, los que están convencidos de que la salida de la crisis está a la vuelta de la esquina, tendrán que ir preparando el argumentarlo para felicitar a su respectivo alcalde por la cascada de aperturas que anuncian. No vaya a ser que la culpa del cierre sea de uno y el mérito de la nueva apertura pertenezca a otro.

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