Blog | Estoy Pensando

Hágase la luz

ANTERIORMENTE EL precio de la electricidad era más o menos estable. Las subidas eran semestrales, incluso anuales. En 2007 el precio se mantuvo inalterable a lo largo de todo el año. En los dos años siguientes las subidas fueron de seis en seis meses. En 2010 hubo una subida en el último trimestre. Uno sabía cuánto costaba arrancar una lavadora o encender una bombilla. Luego, en los últimos tiempos la cosa cambió y hoy el precio de la luz fluctúa de hora en hora, como el precio de la almeja japónica en la lonja de Carril. Según la hora a la que uno vaya, según la demanda, según la oferta, según la lluvia, el viento o el sol, uno paga a tanto el kilo de energía.

Ahora nos venden los vatios como si los trajeran unos cántabros en unas traineras: la primera trainera era la que traía el pescado más caro. A medida que iban llegando las demás y se iban cubriendo las necesidades, el precio iba bajando. La última trainera que tocaba puerto tenía que tirar el pescado porque ya nadie lo necesitaba. Pues ahora con la luz es lo mismo. Desde que el otro día salió Rajoy y dijo que el precio bajaría con la llegada de las lluvias, mi señora se pasa las horas pegada a la ventana. Este sábado, en cuanto empezó a llover, nos puso a todos a preparar el desayuno, la comida y la cena. Tuvimos que tragarlo todo inmediatamente, antes de que enfriara, por si cesaban las lluvias. El Gobierno, dijo Rajoy, poco puede hacer. Los precios los fija Dios, responsable último de los vientos y las lluvias.


Cabe la posibilidad de que la culpa de todo no sea de Dios. Igual algo tienen que ver todos los exministros que ocupan los consejos de administración en las eléctricas


Hemos vuelto al Paleolítico. Tenemos que mirar al cielo para saber qué nos deparará el día: si tendremos oportunidad de salir a cazar para comer, si hará buen tiempo para buscar leña o si lloverá para poder beber. A este paso, pronto tendremos que pintar neveras en las paredes para pedir a los dioses que llueva o que salga el sol, como antes nuestros ancestros pintaban ciervos en las cuevas para propiciar el suministro de carne. Y acabaremos invadiendo el castro de los vecinos para cortarles la luz, pues también sube el precio cuando todos ponemos la tele a la misma hora. Este sábado, día 28, el precio del kilovatio era de 0,110 a las 5:00. A mediodía estaba en 0,130 y a la hora de cenar se había puesto en 0,155. Hay más fluctuaciones en un día que en todo el periodo transcurrido entre 2007 y 2012. Para calcular lo que vamos a gastar en los próximos dos o tres días tenemos que pasarnos las horas pegados a la web de Meteogalicia, pero si queremos calcular el consumo anual más nos valdrá contratar a un chamán o a la bruja Lola, si es que sigue viva, que ojalá que sí, porque en caso contrario estamos perdidos.

No se comprenden los motivos por los que hasta no hace mucho una tarifa podía mantenerse inalterable durante un semestre o un año entero y ahora tiene que cambiar doce veces al día. A ver si va a resultar que en 2012 llovía todos los días lo mismo que el día anterior. Uno tendría que saber cuál es el precio de la luz. Hay servicios básicos que no pueden andar cambiando de precio de hora en hora: la luz, el agua, el pan o las fotos de Bárbara Rey con Juan Carlos I, que nos costaban 25 millones de pesetas al mes. Sería inaceptable que un mes costaran 25 millones y al mes siguiente 17 o 42. Y no digamos nada si el precio de aquellas fotos cambiase cada hora. Los contables de los servicios secretos tendrían que pasarse la vida recalculándolo todo y Bárbara Rey jamás sabría cuánto necesitaría para llegar a fin de mes.

Las tarifas eléctricas son un invento satánico que depende de la voluntad de Dios. Eso debe venir en el Génesis: "Y dijo Dios: Hágase luz; e hízose luz. Y vio Dios la luz bella. Y dividió Dios entre la luz y entre las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. E hízose tarde e hízose mañana: luego vino Satán y creó la tarifa eléctrica y fue arrojado a las entrañas de la Tierra".

Cabe la posibilidad de que la culpa de todo no sea de Dios. Igual algo tienen que ver todos los exministros que ocupan los consejos de administración en las eléctricas. Si pone a usted a discurrir a más exministros de los que razonablemente caben en un despacho, lo normal es que así, pensando, pensando, acaben proponiendo que la tarifa sea horaria, no trimestral. Total, a ellos les pagan para que la empresa gane más, no para que usted gaste menos.

Y en Galiza, pongo por caso, la electricidad tendría que salirnos gratis, o casi. Siempre tenemos viento y cuando no tenemos lluvia es porque sale el sol. Pues no. Tenemos que levantarnos a las cuatro de la madrugada para pasar la aspiradora, que es más barato aunque esté diluviando. A fecha de hoy, Noé en lugar de construir un arca montaría una compañía eléctrica y contrataría a media docena de exministros para tener ideas formidables.

Comentarios