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La tesis de Pedro

Una mujer consulta en Internet la tesis del presidente del Gobierno. EFE
photo_camera Una mujer consulta en Internet la tesis del presidente del Gobierno. EFE

ESTA SOCIEDAD se ha vuelto definitivamente loca. Tres de los cuatro principales líderes se pelean por demostrar quién tiene el peor recorrido académico, cuál de ellos ha hecho más trampas. Dos licenciados y un doctor. No es tanta cosa. Conozco a chavales de 24 años que tienen mejores currículos y trabajan de camareros. Algunos tienen más títulos que estos tres juntos, conseguidos con gran esfuerzo y sacrificios propios y ajenos.

No se juzgan los títulos. Lo que se juzga es la mentira

Antes, para obtener un reconocimiento había que perder un brazo en el campo de batalla. Hoy basta con inventarse un título académico. Pablo Casado se niega a enseñar sus trabajos de máster y el ordenador que hace unos meses afirmó tener mientras pide a Pedro Sánchez que despeje en el Congreso todas las dudas sobre su tesis. Rivera, envalentonado, fue quien sembró las primeras dudas, y a los dos días la Universidad de Barcelona negó que esté haciendo un doctorado como afirma él.

No se juzgan los títulos. Nadie es mejor o peor presidente o líder de un partido por tener un diploma más o menos. Lo que se juzga es la mentira, como si estuviéramos evaluando a tres monjes cistercienses que aspiran a la abadía de un monasterio. Que hablamos de políticos, coño. Dígame usted el nombre de uno que no haya dicho una mentira y le doy mil euros, sea un presidente de Gobierno o el concejal de un pueblo de Murcia. 

Los políticos más exitosos, de toda la vida de Dios, son aquellos que han demostrado mayores habilidades en el arte de la mentira. Ya lo dijo Crurchill: "Un político que no sabe mentir está condenado a la irrelevancia". No lo dijo nunca, pero lo pensó.

Ahora resulta que si finalmente llegamos a conocer algún día los cuatro trabajos de Pablo Casado el hombre se habrá redimido

Si fuéramos honestos, de esta pelea saldría victorioso, con todos los honores, el que demostrara haber inflado más su CV. Ése, el que miente mejor, debe ser aclamado como líder de los españoles y mantenerse en el cargo hasta que aparezca otro más joven y mejor preparado para engañar. ¿Por qué todos han inflado sus currículos? Porque era la moda: "Tú pon que eres doctor en lo que sea, o al menos doctorando, que tienes tres idiomas, cuatro másters, siete cursos y nueve novios o novias eslavas, que eso en el partido lo valoran aunque sepan que no es cierto". Uno nunca es lo que es, sino lo que aparenta ser. Por alguna razón creemos que alguien está más preparado para ser presidente si hizo un máster en comercio internacional, aunque su trabajo final verse sobre la incidencia en nuestra economía de la exportación de pipas Facundo a Liberia. Como si Merkel nos fuera a perdonar la deuda porque nuestro presidente tiene un máster o un doctorado.

Ahora resulta que si finalmente llegamos a conocer algún día los cuatro trabajos de Pablo Casado el hombre se habrá redimido. Cuatro trabajos de diez o quince páginas cada uno, que si me los encarga a mí y me los paga por adelantado se los hago en cinco tardes y si me los paga a la entrega se los escribo en dos para cobrar cuanto antes. No sería la primera vez que me cae un encargo de ese tipo y espero que no sea la última. Pero aquí lo importante es quién miente más, no los miles y miles de estudiantes que se esfuerzan cada día para hacerse un CV que en el mejor de los casos les sirve para convertirse en parados cualificados o para montar hamburguesas en un McDonalds, y que tienen un expediente más honesto y abundante que el de Casado y Rivera, que son un par de zánganos.

La lección que debemos aprender de todo esto es que los que andan enzarzados en esta batalla por la mentira más gorda no sabían dónde se metían. Parece que mejor parado saldrá Pedro Sánchez. Por lo que se viene sabiendo las acusaciones de plagio se quedan en cuatro líneas mal referenciadas. Sobre la calidad de su texto no voy a hablar porque al parecer usted y yo somos los dos únicos habitantes del estado Español que no somos expertos en "Innovaciones de la diplomacia económica española", que es de lo que va el asunto.

Resulta enternecedor que Casado y Rivera saquen pecho cuando uno se niega a publicar sus trabajos y entregar el ordenador que dice tener guardado y el otro miente al decir que está matriculado para preparar una tesis y ni prepara la tesis ni está matriculado en eso ni en ninguna otra cosa. Uno nunca se debe meter en una discusión de tal calibre si no sabe que la va a ganar o que en todo caso no tiene nada que perder. El error de cálculo de Rivera y de Casado es propio de novatos, que es lo que son. Da la impresión de que su paso por las facultades no los ha librado del patio del instituto, que es donde yo he visto las peleas más memorables, aquellas en las que dos descerebrados se jugaban el prestigio y el honor y nunca ganaban una cosa ni la otra pero salían con la nariz rota y la exhibían con el mismo orgullo con el que estos enseñan sus currículos recauchutados.

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