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Los profetas

PATRICIA VILÁN será la candidata del PSdeG. Yo lo sé porque lo escuché el otro día en el Zafire, que es una cafetería y cervecería que yo frecuento. Allí se celebran varias tertulias, dos de ellas destacables. Yo participo en una de ellas, la más sosegada; la otra es más numerosa y ruidosa. Pues allí vaticinaron que la candidata será Vilán. Me lo creo porque en esa tertulia, a partir de la segunda caña los índices de acierto se aproximan al 70%. Con la cuarta ronda superan holgadamente el 100%. Eso es posible porque hay muchas profecías que ven tan obvias que ni se molestan en decirlas en voz alta. Las piensan y ya. 

Allí vaticinaron hace algo más de 20 años que Soria entraría en política, que llegaría a ministro y que renunciaría el 15 de abril de 2016 por el escándalo de los papeles de Panamá. Por aquella época nadie conocía a Soria. Tampoco los de la tertulia, pero ya sabían cómo acabaría todo. Creo que lo que hacen es utilizar el sentido común. Ellos sabían que en esos tiempos Soria constituía o participaba en diez empresas nuevas cada mes, y no se iba a acordar de todas. Imaginemos que usted se come todos los días un bocata de salchichón. Bien, si usted hace eso durante décadas, sólo recordará una docena de bocatas. El que llevaba el mejor pan, el del mejor salchichón, el que se comió en buena compañía, el del día de los atentados del 11-S, y así. Todos los demás los olvidará, e incluso puede negar haberlos comido, convencido de decir la verdad. Eso es lo que pasó con Soria, que uno no puede ir por la vida recordando cada empresa constituida en Panamá, domiciliada en Jersey y con cuenta el las Islas Caimán que ha tenido en toda su vida por el mismo motivo por el que nadie puede recordar cada bocata de salchichón. 

Nadie del círculo de Caballero recibirá un solo voto en A Coruña ni en ninguna de las otras grandes ciudades

Esta gente ve venir las cosas. Realmente, lo que hacen los de esta tertulia, además de beber cañas en Zafire, es aplicar el sentido común. Con Patricia Vilán acabarán acertando otra vez, pero no será tan raro: para empezar, no quedan demasiados candidatos tras la cadena de autodescartes. Por otra parte, Vilán está vinculada a la Universidad de Vigo pero no pertenece al círculo más próximo a Caballero. Nadie del círculo de Caballero recibirá un solo voto en A Coruña ni en ninguna de las otras grandes ciudades. El discurso de Caballero funciona muy bien en Vigo por los mismos motivos por los que no funciona en ningún otro lugar: porque está encaminado a enfrentar a Vigo con el mundo y a convertir a Vigo en el centro del sistema solar. 

Por otra parte, Patricia Vilán está en la ejecutiva local de Pontevedra. Es decir, que en la provincia puede ser la única contra la que nadie tiene nada. Es abogada y ejerció esa profesión hasta que en esta legislatura que acaba se convirtió en diputada autonómica. No puede estar envuelta en ninguna cosa rara porque nunca estuvo en ningún gobierno y es sabido que en el PSdeG el no haber gobernado es una garantía después de lo de Besteiro. Es un partido que ha recibido tantos sustos que no soportaría otro. Vilán no se ha metido, al menos que haya trascendido, en ninguno de los líos internos que siempre dejan el PSOE como un descampado. En una organización que tiene más clanes que toda Escocia, no es fácil encontrar a alguien que pueda tomarse un café con todos los demás.

Los socialistas gallegos siempre acaban votando a algún señor que se manifestaba contra la OTAN y luego se iba a bailar canciones de Víctor Manuel

La única controversia que puede generar Patricia Vilán entre los votantes socialistas es si le quedaba mejor el peinado en plan Mafalda que llevaba antes o el de ahora, que le da un aire más a Heidi. Le pasa como a mí, que nunca sé si hacerme una trenza o dejar mi melena a merced del viento, ondeando en libertad. Por lo demás, tampoco parece que fuera de su provincia sea la más conocida, y hasta eso es una ventaja. Los más conocidos están acabados o tienen demasiados enemigos. Y hay otra cuestión: sea cual sea el resultado de las próximas autonómicas, el PSdeG necesita promocionar a candidatos jóvenes, con trayectoria y proyección, algo de lo que no andan precisamente sobrados. Los socialistas gallegos siempre tienen que acabar votando a algún señor que se manifestaba contra la OTAN en los años ochenta y luego se iba a un guateque a bailar canciones de Víctor Manuel o de María Jesús y su acordeón. 

Todos esos hoy se borran de la carrera. Según las encuestas, en el mejor de los casos podrían alcanzar la vicepresidencia si el PP pierde la mayoría absoluta. En caso contrario, el candidato socialista podría quedarse como el líder del segundo partido de la oposición. Ninguno de los veteranos tiene el valor suficiente para meterse en ese jardín. Quien lo haga, deberá tener paciencia y un proyecto a medio plazo, por si no sale a la primera. Así que puede acabar resultando que los de la tertulia acierten otra vez.

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