Opinión

Fin de campaña

NO SE confíe. Esta gente quiere su voto. Eso es así a pesar de la campaña más plana que hemos visto en siglos, y eso que todos o casi todos han tratado de disimular sus intenciones. Los del PP, por ejemplo, trajeron a Rajoy. Son así de retorcidos. Usted diría que traer a Rajoy solamente puede tener la finalidad de pedir el voto para cualquier lista que no sea la del PP, pero no: era la extravagante manera que han elegido los del PP para que usted los vote: traer a Rajoy a Pontevedra para pedir el voto al PP es como traer a Jack el destripador para buscar el voto femenino. Parece contraproducente.

Así, María Biempica y sus coleguis de Tod@s por Miguel Bosé, casi cerraron campaña en la estación de tren, escenificando una fuga de cerebros que realmente parecía producirse al ver la foto. Vestid@s con batas blancas con las que representaban no sé qué, Biempica y l@s suy@s sonreían a la cámara mientras simulaban una emigración forzada, y un@ pensaba que en realidad sus cerebros se habían ido de viaje dejando ahí los cuerpos. Más que trabajadores y trabajadoras forzad@s a emigrar parecían estudiantes de Erasmus deseando irse. Si yo soy el subdelegado del gobierno, les mando a la policía, l@s echo de la estación a porrazos y l@s invito a que se vayan por ahí a celebrar un picnic.

Del PSOE ya no se sabe nada desde su macromitin, al que afortunadamente asistió el candidato, que si no llega a ser por él se queda el micrófono solo. El otro día, uno de sus dirigentes me dijo: «Cota, se nos dan tres días máis de campaña, quedamos fora da corporación». Las últimas encuestas les daban un concejal tan justito que como se acatarren tres de sus votantes los socialistas desaparecen de Pontevedra igual que desaparecieron de Pompeya.

Los de Marea, mientras me acusaban de miserable por contar sus divisiones internas, que nadie ha desmentido ni lo hará, llevaron una gamela a la Peregrina. Con esa gamela pretendían simbolizar algo. Lo mismo podían haberse presentado en la estación con unas maletas, que es donde las encuestas dicen que van a acabar. Allí se hubieran encontrado a Biempica, que les hubiera dado una sonrisa y un abrazo y todos juntos hubieran coincidido en que si todo el mundo quisiera una canción que hable de paz, que hable de amor, sería sencillo podernos reunir para vivir con ilusión. Quiero que sienta conmigo esta canción, que deje atrás su malhumor, para que salga en la vida a sonreír y a disfrutar su condición. 

Ciudadanos acabaron la campaña como la empezaron: exhibiendo a Albert Rivera. Si un día aparece por Pontevedra Albert Rivera le pediremos que ruegue por nuestra salvación, que hay gente dispuesta a votarle por cuestión de fe. Albert Rivera ha conseguido un milagro portentoso: su foto en el cartel de Ciudadanos es más grande que el propio cartel. Pero si usted aplica un microscopio, conseguirá ver la foto de María Rey, que es la que se presenta aunque eso sea lo de menos.

Y luego queda el BNG. Casi ni piden el voto. No quieren exaltar las expectativas ni hacerse notar demasiado, no vaya a ser que pierdan apoyos. Conscientes de que los demás se sobran para darles la mayoría, los han dejado trabajar. Bien pensado, son los que han hecho la campaña más consecuente. Si todos los demás vienen decididos a entregar los votos a Lores, para qué se molesta Lores.

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