Opinión

La revuelta de los carteles

La mejor descripción le la revolta irmandiña la dio pocos años después un testigo, carpintero de profesión y vecino de Betanzos, si mal no recuerdo: "Los gorriones corrían tras los halcones". La frase es adecuada para describir la reacción de Rafa Domínguez ante la situación interna del PP, o más bien la guerra entre el PPdeG y el de Casado. Diríamos en este caso que los gorriones de Feijóo persiguen a los halcones de Casado, y en esa guerra Rafa Domínguez es uno de los que viene liderando las posiciones gallegas.

Entramos en materia. De la cartelería electoral de las ciudades se encarga Madrid: los de Casado son responsables de imprimir y distribuir los carteles y colocar esas banderolas que luego vemos colgadas de las farolas. Pues bien: desde Pontevedra, como desde totas las ciudades, se envió a Madrid el diseño de todo ello y en Madrid lo tiraron a la basura e hicieron lo que les dio la gana. Cuando hace dos o tres días Rafa Domínguez vio las banderolas, entró en cólera, pues más que unas banderolas son unas bandoleras lo que le pusieron ahí. No había cara del candidato, ni su lema. Ni siquiera su nombre. Solamente el logo de la gaviota con el slogan de campaña de Casado: "Centrados en ti". Domínguez mandó retirarlas al instante y a estas horas deben estar colgándose las nuevas, que correrán a cargo de los gastos de campaña del PP local.

Domínguez ha mantenido un discurso que no gusta a Casado: se ha opuesto a cualquier cambio en la Ley del Aborto o al pacto andaluz con Vox y se ha mostrado favorable a desenterrar hasta el último cadáver de las cunetas españolas. Desde el principio avisó de que su aceptación a ponerse al frente de la candidatura no significaba ir por la vida diciendo amén. Lo demostró también cuando se opuso a la ampliación de la EDAR de Placeres propuesta por la Xunta.

Volviendo a los carteles, tras verlos ahí, tan relucientes y tan casadistas, el gorrión levantó el teléfono, discutió con los halcones y se puso a perseguirlos. Les avisó de que iba a retirar esa porquería y exigió que le dejasen hacer su campaña. Pues bien hecho. Como admirador de superhéroes y seguidor de Juego de tronos, no es precisamente un defensor de la sumisión, y menos de confundirla con la lealtad.

Tampoco gustó en Madrid el gesto de Domínguez, y menos al comprobar que, enterados otros candidatos, siguieron su ejemplo generando un fenómeno que yo bautizo oficialmente como La re- ¿estoy votando? por rodrigo cota vuelta de los carteles, que pasará desapercibida para el gran público pero no en clave interna. A ningún halcón le gusta escapar de un gorrión, y eso es lo que está sucediendo. Desde el equipo de Domínguez, y desde el entorno que lo apoya, con Ana Pastor y Suárez Costa al frente, tienen claro que no quieren a Casado ni a nadie de su círculo metiéndose en su campaña, basada principalmente en la figura de su candidato, en el conocimiento que tiene entre la población y en un perfil centrado. No quieren nada que los relacione con Casado.

Las hachas de guerra se desenterrarán tras las elecciones y ahí Ana Pastor tendrá mucho que decir. Luego se librará una batalla entre halcones, pero mientras tanto estos son escarceos y Domínguez está ganando puntos entre el gorrionismo. Ojo ahí.

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