Opinión

Telepatía y cabezazos

Lores y otros miembros de la candidatura del BNG, en el mirador de la avenida de Marín. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Lores y otros miembros de la candidatura del BNG, en el mirador de la avenida de Marín. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

LOS ÚLTIMOS veinte años de Lores los vemos a diario en cuanto salimos del portal, y eso ayuda. También ayuda el equipo que tiene, que funciona como un boli Bic: es eterno, tiene un diseño eficaz, nunca falla y está al alcance de cualquiera. Este martes en la reunión diaria a última hora de la mañana en la sede local de la rúa Marquesa, el equipo de campaña resolvía la agenda de los próximos días.

La reunión la dirige Anabel, salvo cuando se levanta de la mesa para, literalmente, pegar cabezazos contra la pared, que por lo que se ve es su manera de mostrar sus desavenencias. Todos saben lo que hay que hacer, así que tampoco es que la concelleira acabe muy lesionada. Nada que no pueda arreglarse con un poco de neurocirugía y 74 puntos de sutura. Las discrepancias las resuelve Mosquera, que ya ha adquirido la habilidad de comunicarse con sus compañeros sin hablar. Supongo que por eso habla tanto fuera de ahí. Con una caída de ojos y algo de telepatía resuelve quién tiene razón y todos callan y pasan al siguiente tema. Eso es autoridad.

También asisten Eva Vilaverde, que me saluda diciéndome lo guapa que está, Raimundo y Carme da Silva. Luego están Demetrio y su nuevo tatuaje, una estrella roja que sólo de verla entran ganas de recuperar nuestras antiguas posesiones hoy en manos de asturianos, leoneses y portugueses. Entre todos hacen balance del devenir de la campaña y programan lo que queda. Da Silva, que está mi lado, saca una libreta y mientras va repasando la agenda de lo que queda de semana, veo que ya la tiene llena de anotaciones de bolis diferentes. Eso le pasa por no confiar en Bic.

La reunión se acaba cuando Mosquera se levanta porque es tarde y tiene que hacer la comida. A sus compañeros se lo dice telepáticamente; a mí me lo comunica de viva voz. Y en eso entra el alcalde y empieza otra reunión, en la que también interviene la responsable de prensa del BNG. Lores viene de un debate, así que para explicar a sus camaradas cómo ha ido, les cuenta un chiste sobre una cacatúa. En el BNG tienen extrañas maneras de comunicarse entre ellos: Anabel a cabezazos, Mosquera con la mente y el alcalde contando chistes. El caso es que todos comprendieron la relación entre el chiste y el debate. El resto de los asistentes todavía hablan, pero casi nada. Raimundo por ejemplo, dice: "É que… homé, homé", y todos asienten. La más normal ahí es Vilaverde, que como es nueva todavía no ha desarrollado su propio código de lenguaje. Bastante tiene con aprenderse los once idiomas que hablan cada uno de sus compañeros y compañeras.En la nueva reunión discuten los temas a tratar en otro debate que se celebraba por la tarde. Todos aportan ideas. Raimundo, por ejemplo, dice: "É que… homé, homé", mientras Anabel se parte la cabeza contra la pared, que deberían acolcharla. La pared o la cabeza, quiero decir.

Así que yo, como enterar, no me enteré de casi nada. Palabras sueltas por aquí y por allá. Lo que más claro tengo tras asistir a esta reunión es que la torre de Babel igual no era tan mala idea. Y así funciona el BNG por dentro.

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