Opinión

Tienes que cuidarte

Es la frase que más escucho a diario desde hace años: tienes que cuidarte. Si me dieran un euro por cada funeral al que he asistido de gente de mi edad que me dijo tienes que cuidarte, tendría unos 15 euros o más. En todas las culturas y especialmente en la gallega, existe una estrecha relación con la muerte que transcurre entre el miedo, la desconfianza y la concordia. Se entiende que la vida es una carrera contra la muerte aunque no se tiene noticia de ningún ser vivo que haya salido victorioso. Morimos de cosas que matan y que a menudo no tienen nada que ver con que uno se cuide más o menos. Hay personas que dedican su vida a vivir más y más y cuando fallecen, pronto o tarde, resulta que no han vivido ni un año. 

Rodrigo Cota, en la última fiesta del cocido de Lalín. DP
Rodrigo Cota, en la última fiesta del cocido de Lalín. DP

La edad de las personas no debería medirse en función de las veces que han orbitado alrededor del Sol. Yo le doy vueltas a esto desde que se lo leí de niño a Wenceslao Fernández Flórez y tiene toda la razón. Hay personas que han muerto tras dar 104 vueltas a nuestra estrella y no han hecho nada de nada: no han querido, no han sido amados, no han conocido la felicidad, no han hecho nada por nadie y al día siguiente nadie los recuerda. Eso no es vivir 104 años. Eso es pasar por la vida y no vivirla. 

Es que el pasado viernes se celebró la gala anual que organiza la asociación Amigos de Pontevedra. Una de las premiadas, Carmen Torres, ha orbitado en más de 90 ocasiones alrededor del Sol, pero si repasamos su vida en años humanos, no terrestres, yo calculo que ha vivido más de mil. Fue profesora toda su vida, se pagó sus estudios dando clases particulares en tiempos en los que el acceso de las mujeres a la educación era imposible, se sacó una oposición y en cuanto tuvo oportunidad se dedicó a lo que entonces se llamaba Educación Especial. Fue de la primerísima hornada de un profesorado que aprendía, practicaba y compartía la manera de llegar al alumnado peor atendido. "Eran aquellas maestras para las que lo más importante era sacar al niño adelante, en una época en la que se desconocía mucho sobre el tema y estaba todo por hacer sobre las dislexias, las dislalias, las disgrafias o el TDAH", cuenta su hijo el senador Miguel Lorenzo en las redes sociales. 

Coincidí a la llegada al evento con María Iglesias, dueña y señora de Xabier Fortes. Mientras subíamos las escaleras me dijo que tengo que cuidarme. Luego, Fortes, que presentó el evento con su reconocida destreza, me dijo que tengo que cuidarme. De 100 personas con las que hablé, 117 me dijeron que tengo que cuidarme. 

Con su marido Erundino Lorenzo, Carmen Torres, sacó adelante a sus cuatro hijos. Además del citado Miguel, tuvo a Gerardo, médico y empresario, a José Manuel Lorenzo, productor de cine y televisión y a Francis, el actor Francis Lorenzo al que conoce usted sí o sí. Todos bellísimos y exitosos en sus respectivas carreras. Ayudó a su hermano Sabino Torres a sacar adelante la colección Benito Soto de poesía en gallego en unos tiempos en que aquello era delictivo. Muchas generaciones de pontevedreses adoran a Carmen Torres porque dedicó su vida a cuidar de nosotros y entregó su vocación y su dedicación a los más vulnerables. Cuando tenía 20 años terrestres ya había vivido un par de siglos humanos. 

Vecino de la familia Lorenzo Torres, a unos metros en la misma calle, era Víctor Lis Quibén, quien lideró la Guardia Cívica en Pontevedra tras el golpe franquista. Se calcula que asesinó personalmente a unas 30 personas y participó en numerosos paseos y ejecuciones sumarias. Orbitó 70 veces alrededor del Sol, pero en años humanos no superó los 8 o 9 meses, los necesarios para convertirse para siempre en un bebé malo. 

La gente quiere que deje de fumar, de beber y de comer; que haga ejercicio y cosas sanas para durar más años, aunque nadie me dice para qué. Batir el récord de órbitas, supongo. Yo voy cumpliendo años humanos muy poco a poco. Si tuviéramos un baremo para calcular mi edad, creo que ya he vivido unos 10 o 12. Me gusta mi trabajo, amo a mi familia y a otra gente y tengo algunas amistades. Doy mi vida por resuelta. Eso no significa, lógicamente, que yo aspire a morir cuanto antes, pero sí que prefiero vivir a mi manera, en plan Frank Sinatra, e ir acumulando días de vida humana en lugar de años orbitando el Sol. No creo tampoco que a Carmen Torres le guste mi tesis, porque ella ha aprovechado sus años de vida terrestre para cumplir siglos y siglos de vida humana, que es la que cuenta. 

Carmen Torres y yo tenemos dos cosas en común: una, que conocemos a toda Pontevedra; y la otra, que no nos conocíamos entre nosotros y queríamos resolver esto último. Me la presentó el día de la gala su hijo Gerardo. Carmen Torres, que ha vivido mil años de existencia humana, me abrazó, me dio dos besos, me cogió las manos y me dijo muy en serio: "Cota, tienes que cuidarte".

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