Este pasado viernes 25 de noviembre, de nuevo una de las conmemoraciones más duras y tristes del año, el Día Internacional contra la Violencia de Género; y sí, puntualizo una de las jornadas más tristes, ya que, el final de esta otra pandemia depende de nosotras, las personas; "no de unos virus desconocidos"; tampoco es una desgracia incontrolable como cualquiera de las protagonizadas por las "fuerzas vivas" de la naturaleza… Por lo tanto, el dar solución a la violencia de género está en nuestras manos y, a ello nos deberíamos de dedicar en cuerpo y alma.
Con datos de Naciones Unidas, cada 11 minutos una mujer o una niña son asesinadas en el mundo por el mero hecho de ser mujer; para que visualicen la secuencia temporal, es lo que tardaríamos a pie desde la Glorieta de Compostela hasta la estación de autobuses capitalina.
En España desde que existen datos en 2003, 1.158 mujeres han sido asesinadas por violencia de género. En lo que va de año 2022, han sido 38, una cifra que supera a la de 2021; y mi recuerdo muy especial hacia cada una ellas, a los 2 menores a los que sus propios padres arrebataron la vida, así como a los 24 menores huérfanos de esta sinrazón y a todas sus familias.
Nos encontramos ante una desgracia sin parangón que va en aumento año a año, y así lo muestran las cifras del INE que cerradas en 2021 citaban la tasa de víctimas de violencia de género de 1,4 por cada 1.000 mujeres de más de 14 años, y con un incremento del 3,2% llegando a hasta las 30.141 mujeres. Y no olvidemos que tras estos números, se encuentran nombres, historias y vidas destrozadas por esta barbarie.
Otro dato alarmante, el que reflejaba el informe del Hospital Clínico de Barcelona esta misma semana, en el que se refleja el aumento de las agresiones sexuales, también violencia de género, y puntualizan que, con los 556 casos atendidos a 31 de octubre de 2022, se supera el total de los que el Clínico atendió en los últimos años durante los doce meses: 451 en 2018; 503 en 2019; 297 en 2020, y 468 en 2021; de los cuales el 90% de las víctimas han sido mujeres (la más joven tenía 16 años y la mayor, 82 años); y en su totalidad fueron agresiones perpetradas por hombres. A ello sumar el incomprensible 35% de los hombres más jóvenes que, según el estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, considera que la violencia de género no es un problema grave en la sociedad y/u lo obvia…
Como socióloga, toda esta bestialidad social me enfurece, ya que involucionamos como colectivo y, cuestiones como los valores, el respeto, la seguridad jurídica y legal, se tambalean, lo que hace que seamos una sociedad más débil y las mentes enfermas nos puedan atacar por esas grietas que se vislumbran ante tal debilidad. Y les cito un ejemplo de lo "más inocente": lo que se canta y baila a ritmo de reggaetón, con unas letras que, si se paran a pensar, son de denuncia en un juzgado de guardia…
Y si entramos en el campo de la legalidad y la protección a la mujer, tenemos el ejemplo tan desafortunado de una ley que pudo haber marcado un hito, y para bien, en la protección a la libertad de la mujer, me refiero a la aprobación de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, (la conocida como sí es sí), que por haber sido aprobada "a prisa y corriendo" y desoyendo los más de 17 informes que alertaban de sus "deficiencias" (hechas por el diferentes partidos políticos, la abogacía y el propio Consejo General del Poder Judicial), ahora puede poner de patitas en la calle, para empezar, sólo en Madrid a 450 agresores sexuales. Además e preocuparme estas devastadores resultados y las consecuencias que puedan acarrear, lo que también me parece de extrema gravedad es que se legisle saltándose el procedimiento legal.
Como investigadora "de lo social", pero especialmente como ciudadana y mujer, les hago partícipes de mi extrema preocupación por nuestra seguridad, la de sus hijas, las de sus nietas, las de sus mujeres, y en particular, y no por ello menos importante, la del dolor e indignación de la víctimas ante esa ley que, en vez de cuidarlas, les presenta un panorama de incertidumbre, peligro y pavor.
Y por si no fuese suficiente, y con el objetivo de tapar esta bazofia, las mismas personas (y adláteres a sueldo) que la aprobaron, la toman con la campaña institucional de la Xunta de Galicia contra las actitudes machistas y la violencia de género que llevaba circulando desde el 12 de octubre. Y sí, pone en el foco a las víctimas, que son las mujeres y lo hace a través de unas situaciones que, sin duda alguna, más de una nos sentimos identificadas; yo la primera, que salgo a la calle vestida como me da la real gana y, no por ello debo ser víctima de nadie; claro está, hay mucho enfermo, mucho machote educado desde la cuna para ser "el que manda", "el que tiene la última palabra", el que puede utilizar la fuerza por ser hombre a una mujer por ser mujer…
Pues en erradicar estas prácticas es en lo que tenemos que estar las mujeres, hombres y personas de género diverso que practicamos el feminismo como "un santo y seña" para la protección y defensa a las mujeres como colectivo agredido, simplemente por ser mujeres; debemos sumar y no olvidar que, es más lo que nos une que lo que nos separa y, debemos dejar a un lado "consignas vacías" a las que, no pocas personas han respondido estos días, cual "perros de Paulov" a la llamada de quienes les subvencionan y/o amparan desde las instituciones públicas y/o grupos políticos, además de medios de comunicación que sufraga el Estado y, que pagamos [email protected]
Esta cuestión de la Violencia de Género o Violencia Machista es muy seria y preocupante y, no se puede banalizar con polémicas estériles, propagandistas oportunistas y miserables, bien sea al ataque directo a una persona como a una institución a través de una campaña, que repito, cuyo objetivo es proteger a las víctimas visibilizando situaciones cotidianas, no ponerlas en el punto de mira como pretenden dictar sentencia [email protected] de siempre, [email protected] que se creen en la posesión de la verdad absoluta y se revuelven cuando se le "paran los pies".
Dejemos de envenenar porque lo que debemos hacer es sanar esta pandemia, la que asesina a una niña o a una mujer cada 11 minutos… Tic-tac…