Opinión

Derechos de los humanos

NILUFER DEMIR, fotógrafa de Reuters, hizo estremecer al mundo entero cuando inmortalizó el cuerpecito de un niño de tres años en la arena de la playa turca e Kos.

El pequeño Aylán no ha sido el primero, y por desgracia no será el último, que se lo pregunten a nuestros Guardias Civiles del Mar…., pero en nuestras manos, más que en nuestras conciencias, que también, está buscar la solución al problema.

Cuando yo emprendía mi especialización universitaria en Relaciones Internacionales, mi gran maestro en la asignatura de Derecho Internacional Público, y posteriormente en mi doctorado, el Profesor Puente Egido, nos bombardeaba especialmente con todo lo referente a los Derechos Humanos; y nos hizo aprender como una oración, todo lo referente a la Convención de Ginebra y lo referente a los refugiados .

Especialmente recuerdo sus enseñanzas hoy día con alrededor de 60 millones de personas desplazadas forzosamente a nivel mundial, especialmente con las travesías en embarcaciones precarias por el Mediterráneo en los titulares de los periódicos a diario, y sobre todo, tras la publicación de la foto del chiquitín Aylán. Y aunque se debió haber actuado antes, hay que tomar cartas en el asunto, ¡ya!

Aunque el corazón impere en estos momentos sobre la razón, y también tengan su problemática necesitada de urgente solución, no todos los desplazados son refugiados

El estatuto de refugiado se le aplica a las personas que huyen de conflictos armados o persecución ante una situación de peligro tal, que se ven obligados a cruzar fronteras internacionales para buscar seguridad en los países cercanos, y entonces, deben ser reconocidos internacionalmente, con acceso a la asistencia de los Estados , y precisamente porque es muy peligroso para ellos volver su país y necesitan asilo en algún otro lugar. Para estas personas, la denegación del asilo tiene potencialmente consecuencias mortales.

El derecho internacional define y protege a los refugiados . La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, así como otros instrumentos legales, tales como la Convención de la OUA por la que se regulan los aspectos específicos de problemas de los refugiados en África de 1969, o la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados de 1984, continúan siendo la piedra angular de la moderna protección de éstos.

Ahora bien, aunque el corazón impere en estos momentos sobre la razón, y también tengan su problemática necesitada de urgente solución, no todos los desplazados son refugiados, y así se les distingue en Derecho, es cuando aparece la figura del migrante.

Los migrantes , son aquellas personas que se trasladan principalmente para mejorar sus vidas al encontrar trabajo o educación, por reunificación familiar, o por otras razones. A diferencia de los refugiados, quienes no pueden volver a su país, los migrantes continúan recibiendo la protección de su gobierno.

Para los gobiernos esta distinción es importante . Los países tratan a los migrantes de conformidad con su propia legislación y procedimientos en materia de inmigración, mientras deben tratar a los refugiados aplicando normas sobre el asilo y la protección ya, que están definidas tanto en su legislación nacional, como en el derecho internacional. Le recomiendo al primer ministro de Hungría, Sr. Orban, que memorice este párrafo

Ahora bien, hecha la distinción necesaria, Occidente y sobre todos sus vecinos de Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Qatar, entre otros, no puede seguir mirando a otro lado, se necesita ayuda, y con urgente necesidad para estas personas que constituyen el mayor éxodo desde la Segunda Gran Guerra, y no es fácil.

Ahora bien, si los refugiados tienen derecho a acogerse a ese estatuto que le brinda el Derecho Internacional y las distintas Convenciones específicas, los sirios y toda la humanidad, tienen derecho a quedarse en su tierra, no lo olvidemos y, a mi juicio ahí está la raíz del problema, a ver si se entera el señor Ban Ki-moon y su tinglado de Naciones Unidas, que aun no les he visto por ningún lado.

No se puede obviar el problema de los que ya ni tan siquiera pueden alcanzar su pasaje a una mejor vida, y me refiero a los miles de cristianos asesinados por el ISIS

Por ello, no se puede obviar el problema a mayores, de los que ya ni tan siquiera pueden alcanzar su pasaje a una mejor vida en otro país, y me refiero a los miles de cristianos o de cualquier otra religión que no sea la de los incalificables miembros del ISIS, que les asesinan y martirizan vilmente (sobre todo a las mujeres y a las niñas, y mira que han circulado fotos de cristianas muertas...pero eso parece no importar. ¡Qué horror!).

Y esto que acabo de decir, no es solo un planteamiento mío, ya que de nuevo, otro niño nos vuelve a dar una lección.

Hago mías, y se las cuento, las palabras de otro chaval sirio, que con solo 13 años me hizo estremecer con la sensatez, sabiduría y pena de quien tuvo que dejar todo atrás, «No queremos ir a Europa, sólo paren la guerra», decía Masamelehí.

Hace unos años, ocurría algo parecido en Kosovo, ¿recuerdan?, y allí se intervino de forma contundente, ¿por qué aquí no?, ¿a que estamos esperando?, no quiero ser malpensada...

Espabilen señoras y señores gobernantes del mundo entero.

Atajen el problema desde el origen, porque estas personas no tienen porque dejar su familia, sus recuerdos, su vida entera…, tienen derechos, además de los humanos. Tienen derecho a quedarse en su casa o a volver a la tierra que los vio nacer. Estos son derechos de todas las personas, son derechos de los humanos.

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