Opinión

El poder del 8

EN LA actualidad el concepto de la numerología es muy popular debido sobre todo a una relación mística entre los números, los seres vivos y acontecimientos importantes. Los numerólogos creen que los nueve números principales del 1 al 9 corresponden a los nueve ciclos de desarrollo. Los seguidores de Pitágoras hacen referencia a cada objeto, planeta, hombre, idea y esencia a un número u otro de tal manera que tienen un simbolismo curioso y místico en el más alto grado.

El número 8 nos enseña a descubrir nuestras capacidades, aquellos talentos que sirven para transformar la Tierra. En el número 8 surge la capacidad de organización y el poder de realización. La interpretación del número ocho, nos habla de la organización, la perseverancia, de la fuerza creadora tanto material como espiritual, del poder psíquico y material, de la audacia, del coraje y de la capacidad de mando . Todo ésto define el significado del número 8, pero aun hay más, el número ocho siempre ha ido unido a lo infinito y a lo femenino.

No sé si sería demasiada la casualidad o casualidad del hecho pero, hace 157 años, un día como hoy ocho la historia del mundo cambió. Era el 8 de marzo de 1857 una marcha pionera de obreras textiles recorrió los suburbios ricos de la ciudad de Nueva York para protestar por las miserables condiciones de trabajo, un antes y un después de la Historia, cuando aquellas valientes mujeres decidieron unirse y luchar por lo que creían necesario. 51 años después en el mismo Nueva York , en marzo de 1908 y, siguiendo la estela de aquellas ejemplares compañeras, comenzó una huelga de otras obreras del sector textil para reclamar la igualdad salarial, que se disminuyera la jornada a diez horas y que se permitiera un tiempo para la lactancia. Un evento de esa huelga horrorizó al mundo entero, ocurrió en la fábrica Sirtwoot Cotton donde más de 100 mujeres perecieron en un fuego que se atribuye al dueño de la factoría como respuesta a la toma, pacífica, del local por obreras en huelga.

Han pasado 158 años del primer levantamiento reivindicativo femenino, 107 del segundo, 67 años de la muerte de Mahatma Gandhi que escribía lo siguiente, “la mujer es la compañera del hombre dotada con la misma capacidad mental... aunque si por fuerza se entiende poder moral, entonces la
mujer es infinitamente superior al hombre... y si la no violencia es la ley de nuestro ser, el futuro está con las mujeres...” Lo triste es que, aun hoy, en 2015 (que también suma 8), tengamos que seguir denunciando atentados contra nuestra dignidad de mujeres y reclamando políticas de discriminación positiva, porque la igualdad no existe.

Y me refiero a la igualdad de derechos, igualdad de deberes, hablo de igualdad de oportunidades, de igualdad de salarios. Hablo de igualdad de responsabilidades en la oficina, en el campo, en la mar, en el ejército, en la fábrica, en la Universidad, en la casa y, por supuesto en la familia a la hora de compartir cuidado de niños y mayores, las tareas del hogar, hablo de igualdad a la hora de conciliar la vida laboral y familiar.

Yo no quiero ser igual que un hombre, primero, porque si volviera a nacer querría volver a nacer mujer y para continuar porque eso no es posible; y no lo es porque las mujeres y los hombres, física, fisiológica y sexualmente somos distintos. Ahora bien, no olvidemos la necesaria complementariedad que, llevada al máximo exponente haría real esa ansiada y necesitada consolidación de igualdad entre sexos.

Es una opinión personal, pero yo prefiero hablar de políticas de igualdad y no de políticas de mujer, ya que ellos, tienen el deber y, por supuesto el derecho a caminar de la mano con nosotras y junt@s. Esta es la fórmula mágica para dibujar la mejor de las rutas hacia la consecución de la igualdad entre sexos.

Este camino que tiene que partir desde lo privado, pero con todos los apoyos desde lo público y, ahí voy, porque bien es cierto que desde las instituciones públicas y los gobiernos se están dando pasos de gigante para intentar conseguir esa igualdad de derechos, pero en la mayoría de las veces, desde la sociedad y a veces, desde esas mismas instituciones, no se predica con el ejemplo.

En mi proceder intento ser ecuánime y, como me gusta “dar a Dios lo que es de Dios y al césar lo que es del césar”, tengo que decir que en Galicia hasta este último cambio de titulares en el Consello de la Xunta se sentaban más mujeres que hombres, ¡muy bien señor Feijoo!. Por el contrario,
no puedo decir lo mismo de las mujeres (a veces las enemigas las tenemos entre nosotras) que lideran comunidades autónomas, que sólo son 4 de las 17, pero las cuales e independientemente de los partidos políticos, tienen más hombres que mujeres en sus órganos de gobierno. Sólo Andalucía
cumple el 50% y, tengo que decirlo, muy mal señora Rudí, en la tierra de Agustina de Aragón, no me diga que sólo hay una mujer capacitada para responsabilidades de gobierno, porque no me lo creo y que de 9 consejeros, solo una sea mujer. Me parece mal, pero que muy mal. El tema no mejora si nos acercamos a los Parlamentos Autonómicos, las presidentas son 5 de 17. A nivel de Estado tampoco la cosa pinta muy bien, los partidos políticos están dirigidos por hombres, las organizaciones patronales exactamente igual, los sindicatos... también liderados por hombres... son dos los hombres
al frente de las Cortes Generales y 10 hombres de 14 miembros del Gobierno de España.

Bien es cierto que la cosa se agrava cuando nos introducimos en las en las grandes empresas y en las multinacionales, pero no me vale el “mal de muchos consuelo de tontos”, ¡no!; eso sí, los datos mejoran y mucho en pequeñas empresas o con emprendedoras, ahí donde el trabajo es duro y hay que arriesgar, el trabajo se escribe en femenino.

No quiero seguir contabilizando porque se me estropearía la jornada del día de hoy, pero sí voy a hacer dos reflexiones finales. La primera de ellas, es en el ámbito de actuación público, en donde espero que no malinterpreten los números y porcentajes a los que hice alusión en el párrafo anterior, pero en la realidad diaria, son las mujeres las que más emprenden las que más estudian y las que mejores notas consiguen en la Universidad, en las oposiciones y esos datos no se ven reflejados en la otra realidad, la laboral, ni en las esferas de poder. La segunda, en el ámbito de actuación personal en el que debemos ser ejemplarizantes con nuestra interacción en familia, con nuestros amigos, en nuestro entorno social, laboral y en todos los demás; es ahí, donde estamos obligados a tratar y convivir en igualdad y denunciar todos los obstáculos que aparezcan en el medio del camino que nos debe llevar a conseguir ese ansiado fin y hay que hacerlo, no lo olvidemos, mujeres y hombres de la mano.

Desde el año 1977, las Naciones Unidas declararon el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. El color lila con que se identifica esta lucha es un homenaje a las trabajadoras textiles que murieron ,porque era de ese tono el tejido que estaban haciendo en aquel momento.

Son muchas las mujeres que lucharon desesperadamente a lo largo de la Historia, mujeres que hasta han dado su vida para intentar conseguir lo que por derecho natural les correspondía y para dejarnos un mundo mejor. Por las de antes, por las de ahora y por las que vendrán. En especial, por aquellas valientes que murieron quemadas un día 8 de un año 8, complementémonos y dediquémonos a trabajar por conseguir hacer efectiva la igualdad, es decir, el poder del ocho!

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