Opinión

¡Es lo que faltaba!

Soy consciente del derecho al descanso de los gobernantes como el de cualquier trabajador, pero sinceramente tras haber estado paralizado el país durante 99 días, este mes de agosto debió de ser lectivo, en especial para los ministerios como el Educación y ya no digamos el de Universidades

ESTOY intentando averiguar qué es lo que pasa en este país llamado España (o lo que queda de él), porque lo que realmente me parece increíble, es que aún existan personas que abanderen el “no debíamos de llevar mascarilla”, otras incumplen la cuarentena al saber que son positivos de Covid-19 (ya hay casos en manos de la justicia para hacer cumplir confinamientos), y en general cada uno hace lo que le da la gana.

No sé qué más cosas hacen falta para que esa colectividad insolidaria (así me dirijo a ellos por ser educada) se conciencie del peligro que nos rodea; quizá aún le parezcan pocos los 628 nuevos brotes y los casi 44.000 infectados que cierran esta semana en nuestro país con los peores datos desde marzo.

La triste realidad es que en España lo que “mola” es transgredir las normas establecidas (de ahí que no seamos capaces de salir de esta locura) porque aunque sean pocos los que ejecutan esta irresponsable, egoísta, imbécil y nada solidaria práctica, son suficientes para atentar contra su propia salud, y por ende contagiar a los que les rodean. No me cansaré de expresarlo en donde y desde donde pueda, el virus sigue entre nosotros y ¡mata!

Y ahora un problema añadido en Salud Pública con la vuelta al colegio; que aquí en Galicia se estima para el 10 de septiembre para educación Infantil y Primaria y de forma presencial (porque los niños tienen que socializar), aunque siempre pendientes de la decisión de las autoridades sanitarias, me consta, por si se decretase alguna restricción en algún área concreta.

Soy consciente del derecho al descanso de los gobernantes como el de cualquier trabajador, pero sinceramente tras haber estado paralizado el país durante 99 días, este mes de agosto debió de ser lectivo, en especial para los ministerios como el Educación y ya no digamos el de Universidades (yo a este ministro lo vi el día que juró el cargo y poco más), y en esta línea me molesta y mucho la “dislocación” del Gobierno de España ante regreso a las aulas; no es de recibo la tardanza del Gobierno del Estado en convocar la Conferencia Sectorial de Educación (celebrada este jueves pasado, ¡al fin!), y la Conferencia de Presidentes establecida para esta semana que finalizamos, aplazándola para próxima semana. Esta actitud no me ha parecido un proceder ni serio, ni acertado, ni responsable. Por otro lado me consta, que desde la Consellería de Educación se lleva trabajando ya hace un tiempo para que el curso escolar comience con la máxima normalidad y seguridad posible.

Pero al menos ya tenemos un acuerdo entre Educación y CCAA, y dentro de la decepción de la comunidad educativa ante la tardanza de la Ministra Celaá y un documento basado en unos mínimos, ya existe un instrumento consensuado de 29 medidas, y he de decir que de las cuales y en mayor parte ya están recogidas (o con el compromiso de incorporarlas en las actualizaciones previstas) en el Protocolo de adaptación al contexto de la Covid-19 en los centros de enseñanza no universitaria de Galicia para el curso 2020-2021; el cual apuesta por la presencialidad, el establecimiento de grupos estables de convivencia sin limitación de distancia ni ratios de alumnado, la aplicación de test serológicos para todo el personal docente y no docente, el uso obligatorio de máscaras a partir de seis años (a mayores es posible que aquí se extienda la recomendación de 3 a 6 años siempre que sea posible); o incidir en las medidas de ventilación ya que la evidencia científica está ratificando la transmisión aérea sobre la de superficie, así como la incorporación de la opción de encuesta de autoevaluación y toma de temperatura domiciliaria para alumnado y profesorado, que ya figura en el Protocolo de la Xunta, pues permite más anticipación ante la mínima duda.

Pero de nuevo algunos vuelven a ser “guay”, y en contraposición a esta responsabilidad institucional, nos encontramos con colectivos organizados de padres y madres que se niegan a llevar a sus hijos al colegio (no a fiestas familiares, parques, piscinas etc.); cuestión en la que ya está trabajando desde el Gobierno de España para la elaboración de un informe jurídico de obligado cumplimiento.

Es momento de arrimar el hombro, no de anuncio de “huelgas”, empezado por el “folklore” del o de los “fantasmagóricos” sindicatos de alumnos, que me tienen más que harta desde mi época de estudiante; en donde siendo elegida por mis compañeros representante de los alumnos en el “Consejo Escolar” de mi instituto “Sánchez Cantón”, recibía misivas de esta “entelequia” para participar en reuniones y huelgas. Y he de manifestar sin remilgos, que aquella fútil organización, era manejada desde la sombra por no sé quién, o sí; y en donde la política más radical de izquierdas colocaba a sus “cachorros” al frente. Pero eso solo lo sabíamos quienes estábamos en el Consejo de la Juventud de Galicia. Y años después suma y sigue la propaganda de esta “invención”, que sigue calando hondo el engaño en las cabezas de la chavalería, porque, también hay que reconocerlo, en esa edad son muy manejables, y no ir a clase “mola.”

Pero si en los más jóvenes esto impregna, lo que ya me parece gravísimo y de una irresponsabilidad de calibre superlativo (aunque el derecho existe en nuestra Constitución), es la prevista huelga de docentes, y que ello atienda a cuestiones ideológicas, por encima del compromiso solidario que como educadores tienen con sus pupilos.

¿Algún adulto en el ejercicio de sus plenas facultades puede creer que las personas que dirigen el Gobierno de España o en el caso Galicia, son tan irresponsables como para dar unas fechas de apertura de las aulas sin tener una estrategia fundamentada para garantizar la salud de su futuro, que son los niños y los jóvenes? Todos ellos tienen hijos, sobrinos o quien atender y proteger con las medidas de salud y distancia social estipuladas. Y como cantaba Sting en su conocido tema “Russians”, “compartimos la misma biología, independientemente de la ideología…”

Así que tomemos nota, porque en situaciones como esta ¡hay que sumar!, no hay que atropellar. Y las actitudes transgresoras no son las que se necesitan, ¡es lo que faltaba!

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