Opinión

¡Felicidades y gracias!

YO QUE soy una activista "Facebookera", ayer, día de las Fuerzas Armadas, no vi nada más que tres referencias en mi red que está formada por 442 amigos de lo más participativos; pues no será porque no debemos estar orgullosos de nuestros militares, o al menos, los que estén en posesión de menor grado de sensatez, le agradezcan lo que hacen por nosotros.

Pues sí señoras y señores, ayer se celebró el día en que le rendimos tributo y homenaje a los 126.377 efectivos que son el nervio de nuestras Fuerzas Armadas, al Ejército de Tierra, la Armada Española, el Ejército del Aire, la UME, la Guardia Real y los Cuerpos Comunes , a los más de 80.000 efectivos de la Guardia Civil, sin olvidar el agradecimiento a los 4770 Reservistas Voluntarios; y dentro de ellas especial mención a los que están desarrollando su
trabajo en misiones internacionales, y a todas esas familias que les apoyan ciegamente y les esperan tras largas y duras ausencias.


Así como otros días se colapsan las Redes Sociales de celebraciones varias al día, algunas de lo más absurdo todo hay que decirlo, eché en falta aun tan siquiera una mínima mención a todos aquellos que nos permiten, gracias a su trabajo, llevar un día a día en paz y libertad.


El artículo 8.1 de nuestra Carta Magna dice lo siguiente, "Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional", pero eso no se queda sólo ahí, ser miembro de las Fuerzas armadas, es mucho más, ser militar es un estilo de vida sacrificado, valiente, admirable y generoso.

En una época de sin razón que nos ha tocado vivir y en donde desde algunos ayuntamientos se protege, se le paga la vivienda y la luz a individuos que disfrazan su holgazanería y gamberrismo bajo la pertenencia a una "tribu", en la que alguna insensata pretende criar hijos; en donde el mayor representante de los militares, tan pronto deja su cargo se convierte en anti miliatrista; en donde algunos representantes democráticos del pueblo, se saltan a la torera la ley y se enfrentan con la policía que ellos mismos dirigen como si de un delincuente cualquiera se tratase; en donde hombres,
mujeres y viceversa, sin oficio ni beneficio, ganan más en sus tertulias y realitis que un cirujano o un rector de universidad, y por si esto no fuese suficiente, venden libros que ni ellos escriben, en cantidades que ni un mismo premio nobel; en una sociedad donde se presume de ser "NINI"; en una
sociedad donde impera la mentira repetida hasta la saciedad para convertirse en una realidad; y en donde el respeto por el que tienes al lado ya casi no existe; aun nos quedan colectivos que admirar.

Yo soy de las que creen que este país aun tiene remedio, y que en el tema sobre el que hoy escribo existe un ejemplo por el cual me reafirmo en esto que acabo de decir; porque estoy convencida que aún queda una gota de esperanza, sabiendo que hay personas que trabajan generosamente por un mundo mejor, y que practican un proceder de valores absolutamente encomiable que debemos proteger como si de un animal en peligro de extinción se tratase.

Ser militar es algo que va más allá de un simple trabajo, es un orgullo.

La vida militar es una profesión en la que entregan su vida por la de sus compañeros y superiores, en la que se soportan condiciones de dureza extrema, dolor, soledad y hambre.

La dedicación del militar le lleva a tener que asumir que va a perderse momentos trascendentes de su vida por no poder estar presente, como por ejemplo cuando nace un hijo o cuando se muere un ser querido.

Ser militar es tener el valor de vencer al miedo, viendo pasar la muerte al lado como si se cruzasen con su vecino a diario en la escalera.

Los militares son los profesionales más generosos que conozco, hasta dan su vida por los que ni en ellos creen y a veces hasta les odian.

Por todas estar razones y muchas más, por todos y cada uno de los que de las Fuerzas Armadas Españolas forman parte, y por loque hacen por nosotros mismos, gracias, gracias, gracias.

Quiero felicitarles y resaltar su dedicación, y hacerlo en los casos que tenemos más cerca; a todos los miembros de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra; a los grandes militares que forman a los futuros oficiales de la Armada Española en la Escuela Naval de Marín, desde su Comandante Director al último marinero en el escalafón, a sus alumnos y alumnas; a los aguerridos y valientes miembros de la Brilat, desde su General hasta el último soldado que se acabe de incorporar, mimás sincero agradecimiento, el mayor de los reconocimientos.

¡Felicidades y Gracias!

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