Opinión

Historias

ENTRE 1994 y 1996, siempre y cuando el sueño me lo permitía, era una incondicional seguidora de aquel programa radiofónico que el genial Juan José Plans presentaba en Radio Nacional de España en el que se trataban temas de misterio, titulado Sobrenatural. En 1995 se convirtió en el embrión de lo que después sería Historias, adaptando radiofónicamente en una macro-producción y por capítulos, por ejemplo, la historia Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, Ligeia o El Cuervo, de Edgar Alan Poe, acompañándolos de interesantes apuntes culturales sobre los autores, la obra y la época. Se emitía sin ningún tipo de corte publicitario entre las 1:05 y las 2:00 de la madrugada del domingo al lunes, comenzando con las palabras de aquella majestuosa voz de Plans: "Quédese a oscuras, o a la luz de una vela…"

Quizá esto fuese una premonición "sobrenatural"a lo que estamos viviendo hoy día en España, y también de preludio a este artículo de opinión dominical, donde no pocas "historias" terroríficas han comenzado a suceder, en los no tan pocos hogares españoles.

Quizá pueda parecer que la "tengo tomada" con este nuestro gobierno de España, y aunque las diferencias ideológicas me separan, la verdad intento hacer un ejercicio de neutralidad y esperando aplaudir alguna vez, pero sinceramente, parece que no "hacen nada a derechas"; y con esta frase me refiero a que "no dan una con acierto, con destreza y con justicia" El desbarate en la gestión de la pandemia, el tremendo galimatías con las marcas y conveniencia o no de las vacunas contra el COVID-19, la crisis con Marruecos…

Y ahora desde el 1 de junio, la descabellada subida de la tarifa eléctrica con unos horarios punta de lo más absurdo, incoherente y desatinado. Con ella, unos 11 millones de hogares afrontarán un alza del 10% de su coste, y eso teniendo en cuanta que ya en abril el recibo de la luz registró la mayor subida de la historia: un 46%.

Resulta que en lo que corresponde a nuestras horas de descanso (en fin, de semana y días festivos) y sueño nocturno son las baratas, es decir, entre las 12 de la noche y las 8 de la mañana; y aunque existen otras franjas horarias a menor precio, las comprendidas entre las 8 y 10 de la mañana, las 2 y seis de la tarde, y las 10 a las 12 de la noche; pero lo realmente preocupante es que los horarios laborales son los más caros.

No dejo de preguntarme a qué cabeza pensante se le ha ocurrido tal cosa, teniendo en cuenta que venimos de una pandemia que ha dejado en "la cuerda floja" a un número muy importante de negocios y familias en España, y ahora que pueden volver a abrir en horario normal (aun con no pocas restricciones en varios lugares de nuestro país), llega una decisión gubernamental, en la que les fríe a impuestos, y por si fuese poco les sube otro en la tarifa de la luz.

Si no ponen freno a esta sangría, quizá la España de 2050 que pretenden y tanto anhelan, sea lo más parecido a un país fantasmagórico. Y no lo digo con esa "acidez" que me caracteriza en varios de mis escritos, lo digo con plena convicción, ya que no tengo ni idea de cómo aspiran a la más que necesaria recuperación económica con tal atrevimiento y desfachatez.

Los pequeños negocios que tanto "defienden", como el comercio en general, las peluquerías (a las que ya les habían subido el IVA al 21%), los hoteles, la hostelería, las academias, las tintorerías, los despachos profesionales, institutos de belleza, etc.; es decir las que regentan las no poco "tocadas" PYMES y autónomos, resulta que desarrollan su actividad económica entre las horas de tarifa máxima. A las que hay que añadir a la población en general que vive en comunidades de vecinos con ascensor (y por motivo de la pandemia se utiliza más al tener que subir una sola persona en cada trayecto de subida y bajada); lo que va a provocar la subida de nuestros pagos en absolutamente TODO.

Y lo de las familias con hijos pequeños, que necesitan lavadoras diarias (no solamente el fin de semana como aconsejan algunos "iluminados"), baños, secadores de cabello, secadoras de ropa, televisión, cocina, plancha, etc. ¿Cómo quieren promocionar la natalidad si a cada paso que dan es un atropello económico?

Y ya no hablemos del teletrabajo que tanto se pretende promocionar, ya que el horario de trabajo en oficina discurre entre los tramos de mayor tarifa.

¿Alguien me lo puede explicar fuera de lo que sería un "tarifar" a lo loco para conseguir dinero a toda costa? Para recaudaciones impositivas de este calibre, si hubiese algún momento adecuado, desde luego no es este que nos está tocando vivir.

Porque los sueldos y las pensiones no están en la situación idónea para subirlos; y ya ni me quiero imaginar cuando llegue el invierno si esta situación sigue así, ya que pagarán los más débiles… ¡Cómo siempre!

Siento escribir lo que realmente se me pasa por la cabeza, que no es otra cosa que las consecuencias nada adaptadas a la realidad económica y social que está viviendo la inmensa mayoría del pueblo español; y pongo énfasis en la decisión de un gobierno que, según reza en sus siglas, es socialista, obrero y español.

Pues qué quieren qué les diga, que muy a mi pesar están haciendo caso omiso a las mismas, con todo lo que ello conlleva, ya que, como he apuntado en párrafos anteriores, en vez de practicar "la responsabilidad social", me temo que están haciendo todo lo contrario de lo que predican en su ideario; ese mismo que secundan no pocas personas que les han dado su voto, y que, en este momento, precisamente cuando más les necesitan, se encuentran absolutamente desprotegidas.

Y por si esto no fuera suficiente, entre otras afirmaciones, la hecha por la vicepresidenta primera del gobierno de España, Carmen Calvo, la que considero, absolutamente fuera de lugar aun habiendo tirado de ironía para lanzar "perla" tal sobre la nueva factura de la luz, asegurando que más allá de los horarios: "El temazo no es a qué hora se plancha, sino quién plancha". En fin… Ahí lo dejo…

Señoras y señores miembros del Consejo de Ministros, si no toman conciencia de esta nefasta decisión, no serán pocas las familias que tengan que "quedarse a oscuras, o a la luz de una vela…"; y no para escuchar programa de radio alguno, ya que esta vez y por desgracia, serán no contadas sino vividas, las no pocas supervivencias personales de millones de españolas y españoles. A fin de cuentas, y aunque de otro tipo, también terroríficas HISTORIAS…

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