Opinión

¿Iguales?

Este pasado viernes día 4 de febrero el mundo entero se tiñó de verde y, lo hemos visibilizado a través de los lazos en nuestra solapa, conmemorando así, un día internacional que nos gustaría no tener que evocar, me refiero al "Día Mundial contra el Cáncer". La Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC), propugnan este día internacional en el que, su celebración en este 2022 cumple, precisamente, 22 años.

Cada año fallecen de cáncer en el mundo 10.000.000 de personas… En España casi 500.000… Con estos estándares y, barajando la detección media de nuevos tumores en 18.000.000 en el mundo (y creciendo, hasta una estimación de casi 30.000.000 para 2040), y en España de más de 275.000, lo que no entiendo es cómo se ha dirigido toda la "infantería" de la sanidad única y exclusivamente hacia el Covid19, ya que, en todo el mundo y durante la pandemia (aun sufrimos), han fallecido 5.710.000 personas, es decir, casi la mitad de personas que fallecen por cáncer al año…

¿Hay enfermos de primera, de segunda o prima el interés económico por vender vacunas? Sé que es muy duro lo que estoy escribiendo, pero es que he visto morir en cuestión de semanas a personas cercanas debido a la prioridad del Covid-19 sobre otras patologías y, eso es más duro. Soy consciente del esfuerzo que se ha hecho desde todas las autoridades sanitarias en el mundo pero, en mi humilde opinión, considero que debemos dar ya un paso adelante y, empezar a diversificar la atención a los pacientes que, más lo necesitan.

Precisamente la campaña desarrollada para este 2022 lo hace bajo el eslogan "No todos/as somos iguales frente al cáncer", porque, aunque sí nos puede tocar a cualquiera, en dónde vives, lo qué comes y si la cuestión de género, te hace más vulnerable. Siendo consciente y responsable con mis opiniones, lo que sí es cierto es que, en primer lugar, no podemos pretender tener un centro de tratamiento especializado en todos los núcleos de población y, en segundo lugar y, no por ello menos importante, he de poner en valor el programa más cercano de detección precoz que lleva a cabo la Consellería de Sanidad de la Xunta de Galicia, con una efectividad extraordinaria (sobre 12.000 detecciones); y lo digo en primera persona ya que, al superar los 50 años recibo asiduamente invitaciones a participar, concretamente, en las campañas de detección de cáncer de mama y de colon; lo que agradezco, aplaudo, loo y quiero resaltar ya que, lo bueno, también hay que contarlo.

Pero vuelvo a la campaña de la AECC en este 2022; ya que no es lo mismo el enclave de tu vivienda a la hora de recibir tratamientos; como tampoco tu posición socioeconómica a la hora de alimentarte, de estar expuesto a situaciones nocivas en tu trabajo, de disponer de tiempo para hacer ejercicio, como tampoco lo es el asumir costes de esta enfermedad en los colectivos más vulnerables. La brecha salarial influye, así como el malestar psicológico y la soledad no deseada a la hora se ser una mujer, la persona enferma de cáncer. Son datos escalofriantes que me hizo llegar una voluntaria extraordinaria de la AACC de Pontevedra, María Otero cuando, el pasado jueves me informaba de todo lo que estaban haciendo y de esta nueva campaña.

Las actividades y el extraordinario "trabajazo" (si me permiten la expresión) que están desarrollando desde todas las asociaciones que luchan contra el cáncer, se les supone como el "valor al soldado"; pero desde luego la que quiero visibilizar como ejemplo la qué más conozco, con la que he colaborado y colaboro siempre que puedo, a la que quiero poner en valor para homenajear al resto, me refiero a la de nuestra ciudad de Pontevedra.

Quiero agradecer de forma muy sincera y sentida el papel que desempeñan todas y cada una de las personas que componen la Asociación Española contra el Cáncer de Pontevedra que, aun con su sede en nuestro ayuntamiento, su actividad abarca, prácticamente toda la provincia; y lo quiero hacer desde su máxima responsable como presidenta la gran Carmen Abeledo que, recogió el testigo de otra mujer entregada en cuerpo y alma a la asociación, me refiero a Marisé Crespo, la cual hizo lo propio siguiendo la estela de su antecesora, Macarena Aragón de Pineda. A todos y cada uno de los que conforman el cuadro laboral, comenzando por el extraordinario Fito, el gerente; al grupo de trabajadoras sociales en el nombre de mi vecina María Sanmartín; a los psicólogos en la persona de Alejandra Santos y, a la logopeda Anxela Alonso; al personal de administración, el coordinador de juntas locales, al coordinador de voluntariado y, al grueso del personal voluntario, visibilizándolo a través de María Otero la que, me abordó en la calle el día 4 y la que, con su entusiasmo transmite ganas de colaborar y me animó a escribir este artículo de opinión dominical. Y eso es, precisamente lo que debemos de hacer; y ya no sólo cada 4 de febrero, sino todos los días del año, en la medida de nuestras posibilidades.

¡Gracias a todas las personas que hacéis posible esa atención psicológica, atención y orientación social, logopedia, talleres grupales, asesoramiento médico-sanitario y jurídico, deshabituación tabáquica y el acompañamiento personal a pacientes y familia!

Estoy convencida que entre todos, gobiernos, investigadores, farmacéuticas, asociaciones de apoyo y, cada una de las personas al unísono, podemos generar un cambio y, así eliminar los signos de interrogación. conseguir ser iguales y, desterrar este ¿iguales?

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