Opinión

El 'ingrediente' Feijóo

HACE ESTE DOMINGO una semana se celebraban las elecciones autonómicas en Galicia y Alberto Núñez Feijóo conseguía una gesta sin igual en estos tiempos, una cuarta mayoría absoluta que salía del medio democrático que ejercimos un gran número de las personas con derecho a decidir, el voto en las urnas.

Aunque ahora no me dedico profesionalmente a ello, tras casi 20 años diseñando, implementando, y evaluando estudios y encuestas electorales en Galicia, además de haber impartido docencia como profesora en la Universidad de Vigo en esa materia, algo de ello sé, por lo que he de confesar que no me ha sorprendido la revalidación de la hegemonía del PPdG, como tampoco el 'adelantamiento' del BNG al PSdG-PSOE, (aunque sí en el número de escaños), y también contaba con la debacle de 'Podemos&Cía' y de Ciudadanos y los cero escaños de VOX; aunque también les debo confesar con toda humildad que al desarrollarse estos comicios en una situación desconocida hasta el momento y debido a la pandemia del COVID-19, no tenía muy claro el resultado final numérico, como ya les he descrito.

En un artículo que publiqué el pasado 28 de junio bajo el título 'Preparados, listos… ¡ya!', hice referencia a las primeras elecciones celebradas en abril en Corea del Sur en pleno auge de la pandemia, lo recordarán ustedes, en donde la participación fue muy importante y reforzaba al líder gobernante entonces, ejemplo que quise poner en valor al poder repetirse en Galicia, como así fue.

Pero estas hazañas y en tiempos revueltos no se producen porque sí.

El resultado del PSdG-PSOE se veía venir por el desgaste del Gobierno de España con Pedro Sánchez a la cabeza, ligado a la peligrosa connivencia y las decisiones descabelladas de su Vicepresidente 2º Pablo Iglesias; lo que ha conseguido que sus 'huestes' hubiesen sido borrados del mapa representativo en la sede parlamentaria gallega de la calle del Hórreo en Santiago de Compostela.

Una semana después y con la serenidad que brinda el paso de los días, la revalidación de una nueva mayoría absoluta del Partido Popular de Galicia tiene su base en una receta que gustó a casi la mitad de los gallegos que acudieron a las urnas, y que básicamente contiene una buena gestión (en especial durante las peores semanas de la pandemia), sensatez en la toma de decisiones (incluso las más complicadas a lo largo de la legislatura, sin caer en triunfalismos y entendiendo que 'nunca llueve a gusto de todos'), lo tantas veces dicho por el candidato que para su gobierno "las personas son lo primero"; y a mi juicio el 'ingrediente Feijóo', el sentimiento por Galicia que refuerza en su liderazgo, lo que aúna voluntades por encima de siglas partidarias.

Esa 'galeguidade' que trae a gala el PPdG desde los inicios de los años '90' del pasado siglo, es la que sigue calando hondo en la gran mayoría de los gallegos y gallegas que apuestan por un necesario sosiego, una centralidad ecuánime, un espacio de encuentro sin exclusiones, y un equilibrio de voluntades en donde lo primero es Galicia y sus gentes.

De alguna manera fue iniciada en la presidencia de Gerardo Fernández Albor como heredero de aquellos contactos y colaboraciones con importantes intelectuales y 'galeguistas' de los años 50 y 60, como Domingo García-Sabell, Ramón Piñeiro, Fermín Penzol o la editorial Galaxia. Pero sin duda alguna quien la materializó de manera extraordinaria fue otro gallego universal, Manuel Fraga, el cual tras su primera mayoría absoluta el 17 de diciembre de 1989, estampaba la 'marca Galicia' dentro de aquel recién refundado Partido Popular de carácter estatal (tras el congreso de enero de 1989), al cual el entonces presidente popular José Mª Aznar, siendo quien fuere el fundador del partido, no opuso reparo alguno, y viendo el buen resultado que daba, dejó la puerta abierta a que todas las formaciones autonómicas hiciesen lo mismo; como paulatinamente sucedió.

Ese sentimiento de 'galeguidade' que nos une más que lo que nos separa a los gallegos allí donde vivamos, es el que hace que cohabiten en una fórmula magistral y no excluyente el sentirnos gallegos y españoles; algo que no conocen ni entienden (o no quieren entender), aquellos que tienen la actitud tan poco democrática y falta de tolerancia de insultar a los gallegos y gallegas que eligen esta opción popular, tildándolos de no sentirse españoles al tiempo que la confunden con un inexistente nacionalismo, mantra repetido hasta la saciedad por los 'Tribunus Laticlavius' de Vox que camparon a sus anchas a lo largo de esta campaña, e incluso la misma noche electoral, por su desconocimiento absoluto de la realidad de esta tierra. De ahí la pérdida de casi 88.000 votos de esta formación de ultraderecha desde las últimas elecciones generales.

Por no dejar de citar la manera vejatoria a la que aludían tanto éstos como la formación naranja de Ciudadanos haciendo virales a través de las Redes Sociales durante la campaña electoral vídeos mofantes con fragmentos de intervenciones de candidatos populares adjetivando a Galicia como 'país'. Quizá en sus visitas varias 'los tribunos del imperio' no han probado 'o viño do país', ni alguna otra excelencia culinaria y gastronómica, manjares del paladar más exquisito, como tantos tenemos; y también desconozcan el vino de Amandi que era llevado para las francachelas más exclusivas desde la Riveira Sacra al César de Roma.

Sea como fuere este sentimiento profundo y sereno por Galicia (al que ahora apela Gonzalo Caballero en declaraciones de este pasado jueves prometiendo un PSdG-PSOE más 'galeguista') ha sido la base de la receta de un proyecto por y para la Galicia del siglo XXI, en la cual, y sin duda alguna, el mejor aliño lo representa lo que yo califico como el 'ingrediente Feijóo'.

Comentarios