Opinión

La familia... con alguno más

Un animal con el que compartes tu vida es mucho más que un animal de compañía

SOY DE LOS que profesan pensamiento en positivo, y eso que el estar en casa durante más de un mes con la actividad de movilidad que yo tenía no parecía cosa fácil; pero ahí seguimos día a día, y lo escribo en plural porque las tres gatas que me acompañan desde hace tiempo (una de ellas desde hace 22 años), son las que me están haciendo más llevadera esta reclusión obligada.

A punto de cumplir la cuarentena (hoy es día 39), creo que es de justicia hacer mención al papel que están desempeñando estos compañeros de vida en estas circunstancias excepcionales, ya que están presentes en el 40% de los hogares españoles (39,7% para ser más exactos), y a los que le dedico este artículo para darle las gracias.

En un estudio que se publicaba en Valencia en mayo de 2019, el veterinario Armando Solís, presidente de la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC), hacía público el dato de registro de 13 millones de animales de compañía en nuestro país, de las cuales un 53% son perros, un 17%, gatos, y el resto, aves, peces, roedores, entre otros; aunque existen otros estudios veterinarios que hablan ya 16.000.000, incluso 20.000.000 debido a la falta de chip en los gatos.

En Pontevedra no tengo el dato concreto, pero la extrapolación de que en el 40% de los hogares de España hay un animal de compañía en nuestra ciudad puede quedarse corto, ya que existen numerosos centros veterinarios (una interesante variable de estudio a tener en cuenta), así como la intensa actividad de protectoras y asociaciones de defensa y rescate animal, como Os Palleiros o Difusión Felina, que ya forman parte de nuestra cotidianeidad para el bien de todos.

Pero imagínense la importancia que tienen estos animales, ya que en este tiempo en el que NADIE (sin responsabilidad laboral) puede salir de casa, los perros estuvieron liberados del aislamiento desde el primer momento permitiéndoles salir dos veces al día (no a pasearlos, aunque personas insolidarias y que aprovechan las circunstancias habelas hainas); menos mal que en España no es costumbre salir con los gatos a la calle, porque no me quiero imaginar el panorama en nuestra Boa Vila en donde su número no debe ser nada desdeñable, a juzgar por el vacío de las estanterías de arena para felinos durante varios días en los distintos supermercados de esta ciudad. Un curioso dato que aporto, porque yo tuve que esperar esta semana tres días por los dichosos sacos…

Pero sigamos con lo que quiero compartir con ustedes porque lo que les estoy contando tiene que ver, por una parte con la soledad, (elegida o forzosa), ya que en nuestro país la gente vive cada vez más tiempo y son más los que viven solos; y por otra con el papel tan importante que juegan en la vida de esas personas los animales que les acompañan; cuestiones ambas que adquieren un cariz primordial en el tiempo que estamos viviendo. Por ello se han dado noticias insólitas en otras circunstancias, ya que se han dado casos del vaciado total de refugios para perros; de lo que espero y confío que no se hubiese recurrido a esta posibilidad ante la licencia que tienen los dueños de canes de poder bajar dos veces al día a la calle… Y una vez vuelta a la nueva normalidad los abandonen... Esto sería muy canalla; y a mi juicio, de importante sanción ejemplarizante.

La verdad es que un animal con el que compartes tu vida, es mucho más que un animal de compañía, (acepción que en este momento alcanza su mayor significado); porque el verdadero papel que juegan en nuestra cotidianeidad se pueden calificar a través de las sensaciones que nos proporcionan, como las de alivio, seguridad, entretenimiento y relajación; cuestiones que vienen a corroborar que la convivencia diaria con nuestros animales aporta múltiples beneficios para la salud de cada uno de nosotros; además de para ellos que también nos disfrutan. Y en esta época de encierro especialmente, se confirma lo que ya se sabía.

Y cierto es lo que están experimentando en las casas, tanto los adultos como los más pequeños, para los cuales hoy día ya sería inimaginable la vida sin su otro miembro de la familia; porque para muchos de ellos el confinamiento está significando un redescubrimiento de lo que es estar con un perro o con un gato, que dista mucho de solamente el hecho de tenerlo.

Y créanme, porque yo les hablo en primera persona, y esta clausura obligada hace que muchos estemos descubriendo lo que es convivir con un compañero (que a fin de cuentas es lo que son) 24 horas al día y durante ya casi 40 días seguidos; eso que enfatizan veterinarios y psicólogos les aseguro que es cierto, así como manifiesto lo que para mí está siendo una terapia de lo más positiva; y en este redescubrimiento mutuo tengo que contarles lo que me pasó la primera semana de encierro, donde noté que yo les molestaba a mis tres gatas, ya que están acostumbradas a estar solas más de la mitad del día, ¡fíjense ustedes!; pero también he de confesar que el tiempo de acomodarse a mi presencia, estuvo plagado de anécdotas de lo más curiosas y divertidas (que buena falta me hicieron).

Estos pequeños y maravillosos seres son todo un antídoto para la tristeza y la apatía, ya que no tienes ni un momento para aburrirte, porque además de mantenernos activos y vigilantes (porque de las suyas hacen en las casas), lo que para mí a veces hasta me resulta difícil porque teletrabajo; aunque verlas enroscadas como ensaimadas, o recostadas en las sillas más próximas a mí, me resarce de todas sus diabluras, al tiempo que me siento tranquila y relajada; por no hablarles de la sensación de protección, que alcanza su valor máximo en la triple escolta que me acompaña cada vez que levanto a por algo, o cuando hago ejercicio por el pasillo de casa que siempre finaliza jugando con ellas y sus bolas de papel de aluminio.

¡Darle las gracias es poco!, ya que tener a estos animales a tu lado hace que seamos más positivos, ya que es algo similar a lo que sentimos cuando un buen amigo nos ayuda y nos hace ver el lado bueno de las cosas; ellos producen el mismo efecto en nosotros. Por ello un momento como este, con muchas personas angustiadas ante el estrés generado por el miedo a contagiarse o a un futuro incierto, la compañía de estos animales es especialmente terapéutica y reduce considerablemente los niveles de estrés y ansiedad que podamos tener, mejorando la salud mental de sus propietarios, disminuyendo los niveles de cortisol, (considerada la hormona del estrés), disminuyendo la tensión arterial (por ejemplo cuando se acaricia un gato) y el aumento de la secreción de oxitocina, serotonina, dopamina y endorfinas, que son las cuatro hormonas de la felicidad (al jugar con ellos). Y esto no es invención, está científicamente probado. Un compañero animal es lo mejor para ampliar la familia… con alguno más.

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