Opinión

La 'Rus de Kiev'

La obsesión que tiene Rusia por Ucrania no es nueva. Intentaré darles unas claves para aproximar el porqué de esta sinrazón que se va a llevar por delante muchas vidas y no menos esperanzas y, desde luego, la imagen de una Europa anciana, incapaz de salir de su papel de “segundona” a nivel mundial.

No, no todo no empezaba con el desmembramiento de la URSS, anteriormente Ucrania ha sufrido otros ataques terroristas, como el que ejecutó el criminal más grande que ha visto la Historia, Stalin, el cual empecinado en  la colectivización forzosa, condenó a una cruel muerte por inanición a 7 millones de personas en toda la Unión Soviética, particularmente en Ucrania donde, sólo allí, fallecieron cerca de 4 millones. El aparato del Estado requisó cosechas y alimentos, provocando una hambruna terrorista a la que hay que sumar el cerco de poblaciones enteras para que nadie pudiera salir, sentenciando a sus habitantes a una muerte segura. Ocurrió entre 1932 y 1933, y desgraciadamente se conoce como el Genocidio ucraniano u Holocausto ucraniano y, en su lengua como “Holodomor”.

La ofuscación de Rusia con este país vuelve a tomar cuerpo a partir 1991, cuando los territorios que la conformaban comenzaron a declarar su independencia, (ejemplos los de las provincias bálticas de Lituania, Estonia, Letonia, Armenia, Georgia, Bielorrusia, Uzbekistán, entre otros y cómo no, Ucrania);  “los dejaron ir”, pero los rusos que seguían enarbolando la grímpola del estado que preservaba los valores soviéticos, intentaron, en todo momento, mantener aquel “mejunje” soviético en el nuevo orden mundial.  No obstante, tras la caída del Muro de Berlín y la desmembración de a URSS, las naciones que antes habían estado bajo su manto protector tomaron nuevos rumbos, más cercanos a Estados Unidos y la Unión Europea, lo que les llevaba a cercarse también a la OTAN y, concretamente, Ucrania fue uno de esos países que dejó atrás el modelo soviético para constituirse en un estado de tintes más capitalistas, más cercano a occidente, situación que indignaba a Rusia, debido a la posición geoestratégica de este país como puerta entre dos mundos y, entonces, como ahora más cerca del bloque europeo. 

Llegamos al año 2014, en donde el entonces presidente proruso Víktor Yanukóvich pone freno a la entrada de Ucrania en la OTAN, así como punto y final a  los contactos y trámites que se habían extendido en el tiempo; pero la idea de una Ucrania occidental había calado hondo en sus gentes y entonces surgió una revuelta popular “pro Europa” que se conoce como el “Euromaidán”, de importancia tal que derrocaron a Yanukóvich; pero el problema no había hecho más que empezar, ya que los grupos proucranianos colisionaron en las calles con los movimientos prorusos y, en medio de toda esa crisis , Rusia se anexionó la península de Crimea y la ciudad de Sebastopol. Desde entonces en el área conocida como el Donbás y está constituida por las regiones de Donetsk y Lugansk, frontera con Rusia, es donde y tras esta contienda se han ubicado grupos prorusos que estaban en continua disputa con los nacionalistas ucranianos.

Desde entonces Ucrania y parte de la comunidad internacional que le apoya reclaman que Rusia regrese a ese país los territorios que le pertenecen, pero Moscú parece querer anexionarse más zonas que antes fueron de la Unión Sovitética y tienen un valor importante, geopolítico, cultural y económico para el Kremlin.

Pero no quedaría ahí la cosa y, cuatro años más tarde se desata otra crisis en el mar de Azov, e así entre octubre y diciembre de 2018 encontramos otro foco de conflicto entre Ucrania y Rusia. Bloqueando esta última el estrecho de Kerch, la ruta de entrada al Mar de Azov, en el que los dos países comparten fronteras marítimas. Esa zona es el tercer frente de la disputa entras las ex repúblicas soviéticas, otro quebradero de cabeza para la División de Asuntos Oceánicos y del Derecho del Mar, dentro de la oficina de asuntos jurídicos de la ONU.

De nuevo Putin se pone manos a la obra y se producen movimientos militares rusos



Un año después de estos hechos llegaba  a la presidencia de Ucrania sabia nueva, y el 20 de mayo de 2019 Volodímir Zelenski asume tal responsabilidad y lo hace con la idea de acelerar las gestiones de ingreso de Ucrania a la OTAN. De nuevo Putin se pone manos a la obra y se producen movimientos militares rusos, al tiempo que, Putin exige que la Alianza Trasatlántica deje todas sus intenciones de acercarse a sus países vecinos y devuelva sus fronteras a los límites que tenía en 1997, una petición que ese grupo y Estados Unidos rechazaron.

Pero es que hay algo más que hace que Ucrania sea para Rusia “la joya de la corona de las ex repúblicas soviéticas”, su mismo origen; porque en el año 862 Rurik de Jutlandia inicia la dinastía que regirá durante 7 siglos la conformación de casi el imperio de la época, aquel que sus fronteras discurrían desde el Báltico hasta la hoy Moscú, abrazando un territorio entre las actuales Bielorrusia, Ucrania y Rusia occidental, llegando a las fronteras de Bizancio y con capital en Kiev. Esta entidad  política fuerte e independiente entabló relaciones con el Imperio Bizantino, al tiempo que liberaba a los eslavos de los jázaros, pero sobre todo, destacó por abrazar el cristianismo ortodoxo en el año 987, siendo el primer estado eslavo que lo hacía en todos sus confines, me refiero a la “Rus de Kiev”. 

Con esa idea mezcla de tradición, historia, cultura e identidad, Rusia reivindica ser parte de Ucrania y, que Ucrania nunca había debido abandonar Rusia, porque ambas nacieron bajo los auspicios territoriales del gran imperio formado por la dinastía rúrica. 

Vulnerando la Carta de Naciones Unidas (de las que Rusia es miembro fundador) y haciendo saltar por los aires los pilares del Derecho Internacional, la madrugada de este pasado 24 de febrero, el criminal Vladimir Putin inicia la invasión de Ucrania a golpe de misil y, por si eso no fuera suficiente, amenaza con represalias graves si Finlandia y Suecia entran en la OTAN.

Momentos duros y complicados para el mundo, porque un demente está al mando de Rusia y, parece no ser consciente que, ni es el rey Rurik y que es imposible volver a crear la “Rus de Kiev”