Opinión

¡Los niños no son cosas!

¡ESTO YA es el acabose!, repartirse los hijos tras una ruptura como si fuesen la cómoda de la abuela, la vajilla de la madre, el juego de café repetido tres veces en la lista de boda, el dinero de la cuenta conjunta… ¡Qué se yo de más enseres!, es un despropósito de magnitud incalculable.

En pleno siglo XXI cuando muchos luchamos para que ni tan siquiera los animales que pertenecen a un núcleo familiar se repartan como cosas, el recibir la información del posible reparto de los cuatro hijos de Miguel Bosé y su ya expareja Nacho Palau. Me parecido de lo más horroroso, terrible y tremebundo.

Ya desde hace tiempo, poco a poco se me fue desmoronando el mito de aquel cantante de mi adolescencia al que coreaba como si no hubiese un mañana, y hoy con la misma franqueza sostengo la desaparición de la admiración a su persona.

Pero debo de ser yo de las pocas personas que sostienen esta opinión, ya que desde el minuto uno que supe de la noticia, me empeñé en buscar opiniones de los sectores femeninos más transgresores que tildan de “negocio” la gestación subrogada, por cierto, la manera en que estos cuatro niños han venido al mundo, (como si otras formas de llegada de los pequeños a las familias no fuesen objeto de mercadeo), además de la defensa de los derechos de los niños, y no las encontré.

De nuevo la doble vara de medir, de nuevo una vez más la falsa moral de algunas personas al no condenar, o al menos denunciar una situación absolutamente antinatural como es la repartición de unos niños tras la ruptura de una pareja.

Y si estas situaciones claman al cielo y llaman la atención en cualquiera de los casos, y con mayor intensidad en esta al ser protagonizada por el abanderado de la vanguardia del progreso entre otras muchas causas; y así lo digo alto y claro señor Bosé, porque no entra en mis entendederas su defensa siempre en pro de los menos favorecidos, y en este caso usted contraviene los de los únicos que no pueden defenderse, los de sus propios hijos, esos niños a los que les está privando el poder vivir con sus “hermanos”, después que dos adultos hubiesen decidido finiquitar su convivencia.

Menos mal que la reacción a esta primera decisión descabellada de separar a los vástagos entraña un grado de sensatez y amplitud de miras, y así el señor Palau presentaba una demanda al cantante por el reparto de sus hijos.

Esta demanda se hizo efectiva el pasado jueves en Valencia por un conocido bufete de abogados especialistas en Derecho de Familia de la ciudad del Turia, en donde se le reclama al cantante poder seguir compartiendo los cuidados y la educación de los cuatro niños, como hacían hasta su separación, (sepamos que tras romper su relación, Miguel Bosé se marchó a México con dos de ellos y Palau se quedó con otros dos), ya que el demandante considera que los menores, aunque no son hermanos de sangre, sí se han criado como tal. Y así versa en el comunicado de prensa dado a conocer por los representantes legales del señor Palau: “Tras la ruptura de la relación y convivencia mantenida de forma ininterrumpida con Miguel Bosé Dominguín durante más de 26 años, y como quiera que han fracasado las negociaciones previas que en su evitación se han venido desarrollando, Ignacio Palau Medina ha encargado a este despacho profesional la interposición de las acciones judiciales necesarias para la defensa y protección de sus intereses y, fundamentalmente, los de sus hijos menores”.

Eso sí, haciendo un apunte sobre el mismo me llamó poderosamente la atención la referencia al cantante como Miguel Bosé Dominguín, ya que sus verdaderos nombre y apellidos son Miguel González Bosé. “Dominguín” era el apodo de su abuelo Domingo González, también matador que heredó su padre. En fin, una curiosidad que me dejó perpleja.

Pero volviendo al tema que nos trae este artículo de opinión dominical, decirles que me duele haber visto y leído esta decisión, ya que yo soy de los que abogo por poner las cosas en su sitio y decirlo de forma categórica, ya que, si de verdad una persona ama a sus hijos, les deberá dar el mejor ejemplo de amor; ya que en la vida de cualquier pareja que ha tomado esa decisión, éstos son lo primero, y también lo primero debe seguir siendo en el momento en el que se produce la ruptura entre los padres. Es ahí cuando más debemos de protegerlos, ya que son los que no tienen culpa alguna en la decisión Y es a partir de ahí cuando los profesionales implicados en la resolución de este conflicto deberán de tener en cuenta la defensa de los derechos de los niños por encima de todo.

No obstante, en esta demanda interpuesta al señor González Bosé, me cuentan opiniones fundadas a las que he consultado que va a ser todo un reto, ya que en el pleito habrá que tener en cuenta dónde están inscritos los niños tras su nacimiento y qué relación tienen con el señor Bosé por un lado y con el señor Palau por otro o con los dos. También jugará un papel importante los países en los que han vivido.

Los egos de los adultos hay que dejarlos a un lado cuando lo que se está decidiendo es lo mejor en aras de los intereses de menores; quizá se pueda producir un cambio de actitud y se reconduce la posición de uno de los padres litigantes, tal y como aquellas madres hicieron ante el sabio Rey Salomón al pelear por un hijo.

Hasta entonces no olvidemos, que los menores y sus derechos están por encima de la ambición de cada uno de los miembros de una pareja, y sobre todo que los niños no son cosas.

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