Opinión

"Morriña de Rosalía"

"Venid ahora vosotras, esclavas mías, hermosas hijas del libre pensamiento, que lucháis por romper unas cadenas que sólo desata la muerte; valientes amazonas que no vaciláis en medir vuestras fuerzas con el gigante invisible que os vence…"

E STe pasado lunes 24 de febrero se cumplían 183 años de la llegada al mundo de nuestra Rosalía de castro, la mujer que “rompió techos de cristal” que aún hoy serían difíciles, y lo hizo con el arma más poderosa, la palabra, y a través de su escritura llegó a ser una de las GRANDES de las Letras en el siglo XiX, aún más allá de las fronteras “da terra fogar de Breogán”. 

Luchando desde niña ante un entorno absolutamente hostil, su infancia no debió de haber sido nada fácil en la encorsetada y rancia sociedad provinciana del siglo XiX, (ya que vino al mundo fruto de una relación imposible entre una mujer de “buena familia”, su madre y un sacerdote); pero el haber sido criada por sus dos tías paternas, quizá le debió aportar la tranquilidad y el sosiego necesarios en los primeros años de su niñez; aunque la ausencia de su madre, en esa etapa inicial, le marcaría para siempre; y bien es cierto, que para un mejor entender de su obra, basta con hacer un viaje y ver cómo se desarrollaron esos primeros años, que como en todo ser humano es cuando se forja el carácter y las emociones que nos van a acompañar a lo largo de nuestra vida. 

Pero Rosalía no se amilanó, ni se quedó atrapada en su “área de confort”, y saliendo al paso en una machista y clasista sociedad provinciana del siglo XiX, fue distinta, adelantada a su tiempo, y no me cabe la menor duda que su ansia de superación ante las circunstancias sociales que rodearon su vida es lo que le llevó a ser lo que fue y sigue siendo desde entonces, una de las grandes en la poesía española del siglo XiX, ya que como poeta comparte lugar en la Historia con Gustavo Adolfo Bécquer el ser precursora de la poesía española moderna. Por si ello no fuere suficiente (que lo es), en Galicia es la colosal escritora que comparte terna con Pondal y curros enríquez, como una de las figuras emblemáticas del “Rexurdimento”; y no solo por su aportación literaria en general y de forma más específica por el hecho de que sus “cantares gallegos” sean entendidos como la primera gran obra de la literatura gallega; ella ha logrado el lugar que le corresponde, por ser una mujer adelanta a su tiempo, una mujer excepcional en una profesión hasta entonces restringida a los hombres, la de escribir; y hacerlo como defensora de las mujeres, llegando a tildarla, no en pocas ocasiones y en determinados círculos “machistas”, de molesta feminista del siglo XIX. 

“Venid ahora vosotras, esclavas mías, hermosas hijas del libre pensamiento, que lucháis por romper unas cadenas que sólo desata la muerte; valientes amazonas que no vaciláis en medir vuestras fuerzas con el gigante invisible que os vence…” 

Este texto que en solo tres líneas dice tanto podría haberse escrito ayer u hoy por la mañana, pero la importancia del mismo estriba en la magnitud de la época, ya que es este un fragmento de su libro “el caballero de las Botas Azules”, que la compostelana de castro publicaba en 1867, dejando claro el porqué de su incomodidad para una parte la sociedad de entonces, en donde  recesos y recalcitrantes moradores de la misma no entendían cómo una mujer se dedicaba a un quehacer de hombres, como lo era la escritura. 

Y rebuscando en artículos y publicaciones, me encontré con esta otra que hizo  en “Lieders”, un texto publicado en el “Álbum del Miño” de Vigo, en 1858. Con tan solo 21 años y con un discurso precoz, crítico y en defensa de la mujer, quedó plasmado en esa gran declaración: “cuando los señores de la tierra me amenazan con una mirada, o quieren marcar mi frente con una mancha de oprobio, yo me río como ellos se ríen y hago, en apariencia, mi iniquidad más grande que su iniquidad. En el fondo, no obstante, mi corazón es bueno; pero no acato los mandatos de mis iguales y creo que su hechura es igual a mi hechura, y que su carne es igual a mi carne. (…) Yo soy libre. Nada puede contener la marcha de mis pensamientos, y ellos son la ley que rige mi destino”. 

Pero si hay una frase que la catapultó como MUJER DEFENSORA DE LAS MUJERES, en especial a las gallegas de su época, a las que quiso empoderar denominándolas “VIUDAS DE VIVOS”. Rosalía visibilizaba así a las mujeres valientes, emprendedoras, decididas y valedoras que solas y a través de su lucha diaria “y sin cuartel”, multiplicaban las horas del día y a ellas mismas para sacar a su familia adelante, las mismas que con su quehacer cotidiano se encargaban del ganado, de la tierra, o saliendo a faenar como mariscadoras, o en su trabajo como placeras y pescantinas; pero que por si todo esto fuera poco además debían de cuidar a la prole que habían engendrado y parido, a los mayores a cargo, y a veces a otros miembros de su familia. 

De alguna manera en todas y cada una de sus obras refleja este sentimiento de defensa hacia las mujeres, poniéndolas en valor como el motor económico y social de Galicia, convirtiéndose así en símbolo sin igual de la vanguardia del feminismo en nuestra tierra. 

Yo que he leído unos cuantos libros de Rosalía, les confieso mi debilidad por su “cuasi” biográfica “La hija del mar; su primer libro que dedica a su marido, y en donde mejor muestra la falta de una madre en los primeros años de su vida, pero al mismo tiempo es un alegato de reivindicación y de feminismo. Y si tengo que citar un poema, me quedo con “Negra Sombra”, ya que se me ponen los “pelos como escarpias” cada vez que lo escucho y desde niña, cuando de manera tan sentida y bonita me lo canta mi madre. 

Mi querida y admirada Rosalía de castro quise dedicarte este artículo dominical  para felicitarte el cumpleaños allá donde estés. No pocos te califican como la abanderada de la morriña y la “patria galega”; los más, como “La Dama de las Letras Galegas”; otros como la poetisa española del siglo XIX. Pues yo además de reconocerte todo eso, añado lo que para mí has significado como mujer luchadora, de valentía sin igual, adelantada a tu tiempo, y cómo no, de mujer defensora de las mujeres, y todo un referente del feminismo en Galicia. 

He de decir que en estos tiempos que corren y en pleno siglo XXi, aun serías un referente excepcional, por lo que de nuevo te doy las GRAciAS, por tanto y tan bueno. “MORRIÑA DE TI, ROSALÍA”. 

Comentarios