Opinión

¡Nene, culo!

TENDRÉ QUE recitar más a menudo la máxima que dice "de esta agua no beberé", porque cuántas veces, señoras y señores lectores, me he prometido a mí misma no volver a escribir sobre la "demencia" de Cataluña y quien la permite hoy día. Pero la indigestión del desayuno de la pasada mañana del viernes pudo con mi propósito de enmienda.

Sí, la noticia de sendas cartas enviadas por la vicepresidenta del Gobierno de España señora Carmen Calvo a la alcaldesa de Barcelona, la señora Inmaculada Colau, y al vicepresidente de la Generalitat de Cataluña Pedro Aragonés, con el único objeto de guardar a los perros guardianes para poder ir a "su casa"…, es cuanto menos, para hacérselo mirar. Pero el "no va más" ha sido el "no queremos aplicar el 155, pero nos obligáis a hacerlo", regañina del Gobierno de España a los anti constitucionalistas y hacedores de lo que le da la real gana, es decir, al paranoico Joaquín Torra y sus hordas alentadas por una pléyade de desatinos y, con el mando a distancia por el cobarde, impresentable y delincuente político Carlos Puigdemont.

Ni en la peor de nuestras pesadillas, al menos de las mías, he imaginado inmerso a este país que nos ha visto nacer, grande donde hubiere; y el verlo en semejante estado de metástasis debido a un tan maligno tumor que debió haber sido extraído ya hace mucho tiempo, da lástima y produce pavor.

No hay derecho en lo que está pasando, no se puede seguir consintiendo que un grupo de anarquistas folloneros estén a "escrache" continuo; no se puede tolerar que grupos de fascistas (debido a su origen, no olvidemos que los grandes caudillos fascistas provenían de la izquierda y eran exaltados nacionalistas) estén lapidando a gente honrada y dilapidando lo mejor que tenemos, la democracia.

No se puede aguantar la prostitución de ideologías que, bien llevadas tendrían un hueco al diálogo dentro de nuestra Carta Magna, porque el autogobierno de las autonomías puede seguir desarrollándose, aunque Cataluña no debería de tener queja alguna dentro de la realidad legal y el raciocinio real.

No se puede hacer la vista gorda ante un atentado sin precedentes a la ley; no se pueden seguir tolerando chantajes, desaires, amenazas, y hasta la proclamación de un ir a la guerra aun con muertos, con la proclama del hecho "a la vía eslovena", como lo hizo el presidente del gobierno catalán, Torra, el pasado fin de semana.

Lo que verdaderamente está sucediendo en Cataluña, es un golpe a la Ley que nos ensambla como estado español; que al fin y a la postre, es una afrenta a la ley y a la convivencia pacífica de y en España, de la que cada uno de todos y todas que moramos en este país construido por pueblos que se unieron al andar a lo largo de la historia, del cual formamos parte en un "todo" indisoluble que proclama el artículo 2 de nuestra Ley de Leyes.

No podemos seguir consintiendo el meretricio de términos acuñados por interesados de siempre y sus medios de comunicación "palmeros", y llevar al español medio a una eterna confusión que lo que provoca, es el auge de extremismos, a un lado y otro de la escala de medición ideológica, y que no conviene a nadie.

Por ejemplo, en este momento en España no hay presos políticos, aunque sí "políticos presos"; España no puede seguir el ejemplo Escocés porque el "whisky no es igual al cava", como no lo es la vinculación jurídica de Escocia con Gran Bretaña análoga a la de Cataluña con España; no podemos seguir consintiendo el cacareo de un derecho de autodeterminación inexistente en Cataluña, reconocer eso sería el dar rienda suelta a la rebeldía, ya que para con la ley y eso se llama revolución (en el peor sentido de la palabra), y me afirmo en el término "inexistente", porque no es ninguna colonia anexionada a una metrópoli. Como tampoco se puede admitir una denominación de CDR, o comités por la defensa de la república, ya que no son más que unos grupos organizados de individuos a sueldo y macarras de poca monta que se crecen ante un clima permisivo de "rompo todo" y si hace falta "rompo la cara a todos".

Ni España es una metrópoli ni Cataluña una colonia, NO LO ES; cuestión bien distinta es que no les guste a unos cuantos la realidad del vínculo entre ambas, y sigan «erre que erre» con sus aleccionamientos propagandísticos al más puro sentido goebbeliano. Y llevo denunciando esto más de cuatro años en muchos de mis artículos e intervenciones en los medios de comunicación social.

Y hablando de intervenciones, lo de las directrices políticas para la «no actuación» ante los agresores del sistema legal y la sociedad civil por parte de los políticos catalanes, direccionando a los Mossos de’Escuadra; yo me pregunto, en qué cabeza cabal cabe que un presidente de un gobierno desacredite a su policía en favor de los terroristas callejeros y los jaleadores golpistas. De verdad que esto es algo absolutamente escandaloso, zafio, vergonzante y para encerrar al señor Torra, pero no con sus amigos los políticos presos, si no en un sanatorio psiquiátrico y con todas las de la ley.

La rebelión catalana no es ninguna broma, aunque sí podría encontrarle un símil caprichoso, más parecido a la pataleta de niño consentido que a otra cosa; y a los niños consentidos hay que educarlos, y de forma proporcional a su salida de tono.

Señoras y señores, miembros y miembras del Gobierno de España, con Pedro Sánchez a la cabeza, les ruego como ciudadana de a pie que se pongan de una vez a lo suyo, a hacer sus tareas. Déjense de pañitos calientes y tomen cartas en el asunto, y no precisamente esas que mandan para pedir permiso y reuniones sin "ton ni son"; ya que ustedes dirigen España (en mi humilde opinión de forma nefasta) ; y en caso de mandar misivas, que sean estas los requerimientos previos para imponer el artículo 155 de nuestra Constitución, porque ya estamos hartos de tanta insidia, de tanta afrenta, y ya no vale un aviso más; porque parece que siguen ustedes consintiendo lo imposible, como esos padres insensatos a un niño malcriado, simplemente con un ¡nene, culo!

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