Opinión

¡Ni al que asó la manteca!

Desde el Ayuntamiento llegaron con la propuesta cerrada al Consejo Escolar... No sé por qué hablan de consenso. Eso no ha sido así, y lo digo porque me he informado por varias vías implicadas

USTEDES que ya me van conociendo, saben que soy de las que no se callan cuando vivo una injusticia o una acción descabellada, y lo denuncio a viva voz, no en corrillos de amigos, ni en controvertidas conversaciones de portal que no llevan a ninguna parte.

Hoy traigo a este artículo de opinión mi determinante oposición a la funesta decisión de peatonalizar la calle Reina Victoria; porque sinceramente, que la tilden de necesaria para la prevención de la expansión del COVID-19 entre los alumnos del Instituto “Sánchez Cantón”, me parece tal como el fondo del título de aquella comedia de Manuel Gómez Pereira, “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?”… ¡Pues eso!, engaño tras engaño, patraña tras patraña, para encubrir, ¡no sé qué pretensión! en contra de la expansión y movimiento de nuestra ciudad ¡Ya está bien, caramba!

En las declaraciones del alcalde Lores (también médico pero en excedencia desde hace más de 20… Ahí lo dejo) y del concejal Mosquera de “ordenación del territorio y movilidad”, entre otras evasivas justifican el cierre la calle Reina Victoria con el objetivo de impedir el hacinamiento de los alumnos del Instituto “Sánchez Cantón” al entrar, al salir de clase y en el recreo.

¡Pero vamos a ver!, los adolescentes siguen hacinados en grupitos (lo vi yo misma el pasado jueves a la salida del Instituto Sánchez Cantón” porque fui hasta allí), y lo que hay que hacer es educarlos en civismo, salud pública, en el riesgo que supone la falta de distancia de seguridad, uso de mascarilla, higiene de manos etc. No en darles más espacio para seguir haciendo lo que les da la gana, que es lo que ya están haciendo.

Por cierto, desde el ayuntamiento llegaron con la propuesta cerrada al Consejo Escolar… No sé porque hablan de consenso. Eso no ha sido así, y lo digo porque me he informado por varias vías implicadas.

Como bien decía el pasado miércoles en rueda de prensa el jefe de la oposición en el Ayuntamiento de Pontevedra y Presidente Local del PP, Rafael Domínguez, ¡nos toman por tontos!, pues así parece ser. Suscribo la opinión de un concejal que no es cualquiera, ya que es un doctor internista que sigue ejerciendo la medicina en estos tiempos de terrible pandemia, tratando a enfermos COVID-19, y con un conocimiento mayor de la situación que cualquier otro; y además sabe lo que es, porque lo padeció en primera persona.

Pero es que cualquier vecino no “docto” en la materia, y simplemente utilizando el sentido común, no debiera estar de acuerdo con esta medida.

En mi caso, como en el de muchos otros usuarios de esa vía de entrada en la ciudad al volver de trabajar, les he de contar que la ruta de nuestro autobús (abarrotado, que no se que está esperando el Gobierno de España, competente en la materia, para dar la orden, al menos en horas punta de un 50% de ocupación en los coches de línea) da una vuelta absolutamente innecesaria; y desde el pasado jueves llego a casa 10 minutos más tarde, que cualquier otro día lo que supone un total de 32,5 horas perdidas al año. No sé si hay mucho interés en los que han programado esta locura con perder el tiempo, lo que les aseguro, es que yo no estoy para eso.

Pero lo mío y de mis compañeros, no es nada con el sufrimiento de otros colectivos afectados; porque mucho maquillar a la ciudad para esconder las ojeras del cansancio y la desazón de aquellos que día a día engrosan las listas del desempleo (ciudad campeona, desgraciadamente), siendo despedidos de empresas que finalizan su actividad por falta de negocio, y autónomos que cierran sus locales y bajan las persian de sus pequeños comercios. Estas personas sí que van a seguir sufriendo la crisis en mayúsculas, y no debemos olvidar que son los que en gran parte mantienen la economía de Pontevedra, Galicia y España. Desgraciadamente, los que siempre “pagan el pato”.

Por otro lado, desde el ayuntamiento siguen empecinados en la colocación de bolardos estáticos (característica de este gobierno municipal que quisiera saber yo lo que ha hecho en los más de 20 años que llevan “al mando” de esta ciudad para generar riqueza); pues veremos qué ocurre cuando sea necesario el paso de camiones de bomberos o ambulancias… Después nos echaremos las manos a la cabeza.

Al hilo de lo expuesto, ni me imagino la situación que van a vivir los usuarios, y en especial los propietarios del parking situado al lado de la Audiencia Provincial (7600 coches fuera de tránsito al día); porque cuando se hace una inversión de ese calibre se diseña un plan de amortización a años vista… Pero claro, de los que han tomado esta decisión, nunca han tenido que buscar facturación para pagar la inversión hecha en un negocio, así como las nóminas de sus empleados a fin de mes… Así nos va. Y añado la preocupación de los pequeños establecimientos de la zona y calles del área colindante, a los que se acudía al poder dejar el coche en dicho parking con el esfuerzo del desembolso correspondiente; pero, ¡claro está!, las plazas de aparcamiento en la ciudad y aledaños, es otra de las asignaturas pendientes de este “desgobierno municipal”, entre otras muchas.

¿De verdad nos quieren hacer creer que esta medida es necesaria para paliar la pandemia? Yo estoy convencida que las medidas necesarias son otras y aún se están esperando en varios sectores de la ciudad, en distintas actividades para el levantamiento del sueño eterno de esta “Boa Vila” que sigue aletargada desde hace años, como en aquel dicho famoso, ¡Pontevedra duerme!; porque cerrando la ciudad al tráfico, (y no se trata de zonas como la Monumental a proteger), se está echando el cierre a nuestra querida urbe, con un gran potencial que algunos (los de siempre), parecen no querer ver, ¡como si quisieran acabar con ella!, porque ya han anunciado el cerrojazo de la calle Alfonso XIII. ¿Cuál será la próxima insensatez? ¡Vayan a saber ustedes!

No sé a qué estamos esperando para salir a la calle y “darle la vuelta a la tortilla”, que nunca es fácil y nos podemos quemar (como cuando la cocinamos en casa), pero al final compensa al disfrutarla.

Y utilizando símiles culinarios, cierro este artículo de opinión con una máxima que me parece de lo más adecuado; esta decisión, “ni al que asó la manteca”.

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