Opinión

'O' de Esperanza

Aprovecho este momento para felicitarles la Navidad y pedirles que se cuiden; y sean creyentes o no, les aseguro que todos entrarán en mi petición de amparo a nuestra Patrona de Pontevedra, Nuestra Señora de la O, porque en esto momentos tan duros que estamos viviendo las expectativas hacia el fin de la pandemia siguen sin estar claras

El pasado 18 de diciembre se celebraba la festividad mariana de la espera del parto o Expectatio Partus, tal y cómo quedó establecida en el X Concilio de Toledo, celebrado en el año 656, reinando entonces el godo Recesvinto.

Esta misma advocación de la Virgen María recibe varios y curiosos nombres, como el de la Virgen de la Esperanza, Virgen Encinta, Virgen de la Divina Enfermera, Virgen de la Dulce Espera o Virgen de la O.  

Así y desde el siglo XIV, cada 18 de diciembre se conmemora en Pontevedra (porque lo de celebrar ya lo hablaremos más adelante), la festividad de su patrona la Virgen de la O; la cual recibe esta denominación en base a dos teorías. La primera de ellas refiere a que tras rezar la oración de la tarde, el coro sostenía una larga O, símbolo de la expectación del universo por la venida del Mesías. La segunda nos indica que las 7 antífonas que aún se cantan en esta semana última semana de Adviento que hoy finalizamos, y que se interpretan con el Magnificat del Oficio de Vísperas a diario y desde el 17 hasta el 23 de diciembre; reciben el nombre de antífonas mayores o antífonas de la O, ya que cada una de ellas comienza por la exclamación Oh.  

Sea como fuere, tal y como recalcó (y muy bien hecho) Mateo Fontán en un artículo que escribió precisamente, este pasado viernes en el blog obauldasaudade, esta festividad de nuevo ha pasado sin pena ni gloria, como si nada, un día más, a no ser por las tenues bombas de palenque que sonaron a media mañana en el triste cielo gris de Pontevedra, y un pequeño grupo de gaiteiros que recorrieron algunas calles del centro de la ciudad, lo que hacía preguntarse a no pocos transeúntes, el porqué de salvas y gaitas, a lo que a alguno le contesté, porque hoy es la Patrona de la ciudad, a lo que extrañados contestaron "¡ah!, ¿pero no es la Peregrina?”; y de nuevo a dar la explicación pertinente, ¡NO!, el patronazgo de la provincia es el de la Virgen Peregrina, y el de la ciudad de Pontevedra es el de la Virgen de la O. 

Quizá este desconocimiento y desinterés generalizado es lo que nos lleva a no tener mucha facilidad a la hora de poder disertar sobre el tema de este artículo dominical; ya que no existen estudios e investigaciones específicas; lo que pude encontrar además el del artículo de Mateo Fontán, son las mismas referencias que él utiliza y que no van más allá de un puñado de artículos y dos citas en unos libros.

Pero tiré de mi amistad con grandes conocedores de la historia de Pontevedra como Milagros Bará, y de sus tradiciones como Ramón Ricardo Pedras Petete, y los cito por su cariñosa disposición desde el primer momento: ya que sin su ayuda hoy quizá estaría escribiendo sobre otra cosa, y no hubiese sido fácil acceder a relatos constatados que daré cita a lo largo de este artículo, y que todos ellos tienen que ver para conocer el porqué del patronazgo de esta advocación para la ciudad de Pontevedra.

De las ciudades que conozco, Pontevedra debe ser la única que no festeja dicha efeméride, al menos que yo recuerde; y no me refiero solamente a la falta de tacto con todo lo que tiene que ver con la tradición en estos últimos 20 años de gobierno Lores; aquí meto en el mismo paquete a los anteriores, ya que yo no recuerdo fiestas, fastos, ni alharaca alguna el día de la efeméride de nuestra Patrona; que en mi caso y en mi casa se celebra desde muy pequeña, debido a la devoción hacia ELLA de mis abuelos maternos y mi madre.

Quizá ello tenga que ver al ser ellos pequeños comerciantes y la Virgen de la O Patrona de este gremio, tal y como se recoge en la referencia más antigua a la Virgen de la O en nuestra ciudad que se encuentra en un acuerdo del Ayuntamiento pontevedrés que data del 26 de julio de 1604 por el que se mandaba una rogativa a Santa Clara con la Virgen de los Mercaderes. Otra referencia, aunque más cercana, la encontramos en 1958, a través de una carta que el alcalde de entonces, Prudencio Landín, le hizo llegar al presidente de la Cámara de Comercio, elogiando la organización de un concurso para elegir el mejor Escaparate de la Industria Local, como un acto más del día de su Patrona.

Me consta que la corporación que ejercía en 1987 quiso recuperar la tradición, pero no sería hasta principios de los años noventa del pasado siglo cuando el Área Comercial de la Zona Monumental, volvía a poner en valor esta festividad sacando en procesión a la imagen de la Patrona que está en la iglesia de San Bartolomé entrando a la izquierda, el primer altar. Iniciativa que sólo duraría dos años…

El pasado viernes fuera de las gaitas y los cuatro petardos, simplemente una misa en San Bartolomé con presencia de miembros de Protección Civil y de la Asociación del Traje Tradicional de Pontevedra, que a la vez que los vecinos de esta Boa Vila que iniciaron esta tradición al rezarle “para la mejora del tiempo”, la han acogido como su patrona.

Pero el tema tiene su enjundia y prometo intentar averiguar algo más para contarles en otra ocasión, ya que como les comentaba en párrafos anteriores, esta devoción popular viene de antes, ya que existen documentos que fueron rescatados por Celso García de la Riega en su teoría de Colón gallego, en dónde se referenciaba lo siguiente: “el 18 de diciembre en el primer viaje de Cristóbal Colón, este manda ataviar las naves y festejar a la Virgen María de la O, el mismo día que en Pontevedra se conmemora a su patrona, disparando 12 tiros de Lombarda”; siendo el Padre Sarmiento (siglo XVIII) quien opina sobre este particular.

Aprovecho este momento para felicitarles la Navidad y pedirles que se cuiden; y sean creyentes o no, les aseguro que todos entrarán en mi petición de amparo a nuestra Patrona de Pontevedra, Nuestra Señora de la O, porque en esto momentos tan duros que estamos viviendo las expectativas hacia el fin de la pandemia siguen sin estar claras, por ello confío que una vez más estará con nosotros enviándonos la ilusión, el apoyo y la templanza que necesitamos; y ya puestos a pedir, que todo eso nos llegue con el mismo ímpetu que el coro de vísperas alargaba el final de la oración de la tarde con esa O de Esperanza.  

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